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miércoles, 8 de enero de 2014

Maddux no entrará a Cooperstown de forma unánime



NUEVA YORK -- En una época caracterizada por las sospechas de trampa, Greg Maddux ofrece una bocanada de aire fresco para el Salón de la Fama del béisbol.
Sus 355 victorias representan el mayor total conseguido por un lanzador en más de medio siglo. Ahí está también el promedio de efectividad de 2.15 que cosechó entre 1992 y 1998. Y los cuatro Cy Youngs que ganó.
Maddux es el abanderado de una camada de peloteros que debe asegurar que no se repita lo ocurrido el año pasado, cuando la Asociación de Cronistas de Béisbol de Norteamérica no pudo elegir a nadie.
Los resultados de la votación de este año serán divulgados el miércoles. Las sospechas de consumo de esteroides no alcanzan a Maddux, al también lanzador de los Bravos Tom Glavine ni al toletero Frank Thomas al asomar sus nombres por primera ocasión en la lista de candidatos.
Los tres bien podrían ir redactando los discursos que deberán pronunciar en la ceremonia de exaltación que se realizará el 27 de julio en Cooperstown, el pequeño pueblo situado al norte del estado de Nueva York. Maddux y Glavine deberían ser consagrados junto a su ex manager Bobby Cox, seleccionado el mes pasado por el comité de veteranos junto a los también pilotos Joe Torre y Tony La Russa.
Como pitcher, la imagen del derecho Maddux contrastaba en una era de jugadores musculosos. Con un físico relativamente modesto y una apariencia de bibliotecario, lo suyo era puro control, precisión con lanzamientos por las esquinas y cambiar velocidades para abrumar a los bateadores rivales.
Había expectativa que podría convertirse en el primer pelotero en ser elevado al templo de los inmortales de forma unánime, pero el martes trascendió que eso no se hará realidad.
Ken Gurnick, un reportero de MLB.com que cubre a los Dodgers y que previamente trabajó con el diario Los Angeles Herald Examiner, adelantó que solamente votó por Jack Morris, un pitcher que está en el 15to y último año tras quedarse corto por 42 adhesiones de alcanzar el 75% necesario para ser elegido. Al menos, Maddux aún puede aspirar a romper el récord de votos recibidos, que Tom Seaver fijó en 1992 al obtener un 98,84%.
Gurnick se justificó diciendo que excluirá a cualquier jugador cuya trayectoria cubrió los años de la "Era de los Esteroides".
Tal explicación se presta a cuestionamientos sobre su validez. Después de todo, no existen parámetros que definan con exactitud cuándo comenzó y terminó la "Era de los Esteroides". También es una contradicción votar por Morris, cuyos últimos años de carrera coincidieron con los primeros de Maddux.
En fin, estos son los incoherentes criterios que han convertido la votación en un innecesario rompecabezas.
Se aceptan las consideraciones o interpretaciones filosóficas para dejar fuera a Barry Bonds, Roger Clemens, Rafael Palmeiro, Sammy Sosa y Mark McGwire, todos salpicados por acusaciones o confesiones de dopajes.
Pero es insensato cuando un votante formula argumentos antojadizos a la hora de rellenar su papeleta, por ejemplo, el llamado "voto de lástima" por alguien que corre riesgo de no conseguir el 5% mínimo para seguir vigente en futuras elecciones. Se resume así: `como es seguro que determinado aspirante va a recibir muchos apoyos, no lo anoto y pongo a este que está en un nivel inferior'.
En lo que a mí respecta, tras cumplir diez años consecutivos como miembro de la BBWAA (las iniciales en inglés de la asociación), mi oportunidad para votar por primera vez se presentará para 2015.
No es mi intención pasar por alto a Bonds, el ganador de más premios al Jugador Más Valioso en la historia. Tampoco a Clemens, el dueño de la mayor cantidad de trofeos Cy Young. Sus nombres habrán aparecido en el Informe Mitchell, la investigación hecha por Grandes Ligas sobre uso de sustancias dopantes, pero ninguno cumplió una suspensión.
Mucho menos uno puede dejarse llevar por las sospechas que rodean a Jeff Bagwell, Craig Biggio y Mike Piazza.
Pero el tira y afloja entre los diversos segmentos de votantes fue lo que causó el año pasado que nadie fuera elegido por apenas segunda vez en cuatro décadas.
La lista de candidatos este año se ha disparado a 36 debido a lo que se puede describir como un embotellamiento de jugadores, es decir ni entran ni salen.
Clemens recibió apenas el 37,6% de los votos, mientras que Bonds obtuvo 36,2%. McGwire (16,9), el dominicano Sosa (12,5) y el cubano Palmeiro (8,8) bordean el 5% mínimo necesario para permanecer en la papeleta.
El cibersitio The Baseball Think Factory ha compilado en las últimas semanas los votos que se han difundido públicamente.
Con 161 votos, Maddux disponía de un 99%, seguido por Glavine (96), Thomas (91) y Biggio (79). Más atrás quedaban Piazza (68), Bagwell (61), Morris (60), Raines (55), Bonds (42), Clemens (41), Schilling (37), Mussina (29), McGwire (14) y Sosa (8). Alrededor de 600 cronistas recibieron papeletas para votar este año.
El dilema que afrontan muchos votantes es que se encuentran con que no pueden incluir a todos los que quieren seleccionar. Uno puede marcar un máximo 10 nombres, pero fácilmente se puede plantear que hay una cantidad de candidatos con méritos que supera esa cifra. El lamento que más se escucha en la actualidad es haber tenido que descartar a cuatro o cinco jugadores, gente como Mike Mussina, Curt Schilling, Jeff Lent, Edgar Martínez, Tim Raines, Allan Tramell y Larry Walker por falta de espacio.
La BBWAA acordó el mes pasado iniciar un debate interno para considerar reformas en su elección, apuntando a un incremento de la cantidad de nombres que se pueden seleccionar.
Esto es fundamental al considerar que más peloteros de lustre se sumarán en el corto plazo, como Pedro Martínez, Randy Johnson y John Smoltz en 2015; Ken Griffey hijo y Trevor Hoffman en 2016; Iván Rodríguez, Manny Ramírez, Jorge Posada y Vladimir Guerrero en 2017; Chipper Jones, Omar Vizquel y Jim Thome en 2018, y Mariano Rivera, Roy Halladay, Andy Pettitte y Todd Helton en 2019.

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