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lunes, 23 de septiembre de 2013

Andy Pettitte lució ante sus aficionados

NUEVA YORK -- Con la visera de su gorra colocada perfectamente sobre sus ojos y su guante alzado directamente frente a su cara, Andy Pettitte subió a la lomita del Yankee Stadium en lo cual fue probablemente la última vez en su carrera la tarde del domingo, culminando un día emocional para los Yankees de Nueva York, quienes habían celebrado previo al partido la ilustre carrera de su compañero, el panameño Mariano Rivera.
Tal y como lo había hecho a lo largo de las 15 campañas que vivió en el uniforme rayado, los Yankees de nuevo pudieron depender del esfuerzo realizado por "Old Reliable" ("El siempre fiable), apodo que Pettitte se ganó por lo confiable que siempre fue en el montículo. Coqueteó con un juego perfecto, otorgando un boleto al venezolano Pablo Sandoval con dos outs en la quinta entrada. Luego vio su partido sin hits desaparecer cuando el novato venezolano Ehire Adrianza pegó un cuadrangular al siguiente inning. El texano permitió dos imparables, dos carreras y ponchó a siete bateadores en siete entradas antes de salir del juego tras un doblete conectado por el mismo Sandoval para iniciar el octavo episodio.
El veterano de mil batallas no desmintió que la idea de dichos logros personales corría por su mente al ver los ceros pintados en la pizarra.
"Estaría mintiendo, me sentí muy bien. Sentí que mi comando estuvo muy bien. Odio decirlo, pero creo que ya a esta etapa no sé si mi cuerpo me permitiría lanzar nueve entradas", confesó el zurdo de 41 años mientras su esposa e hijos estaban sentados junto a él en la rueda de prensa.
"Fue bueno soñar y pensar sobre eso, me ayudó mentalmente sólo decirme 'sigue haciendo tus lanzamientos, sigue lo más duro que puedas en la medida que puedas'. Definitivamente sabía que tenía el no-hitter y me sentí muy bien y no pude creer los dos errores que hice porque estaba tan concentrado".
El lanzador, quien ha ganado sobre 200 partidos con los Yankees y ponchado a 2,015 bateadores en 446 juegos, 437 de ellos como abridor, recibió una ovación de los 49,197 que llenaron a capacidad el Yankee Stadium por sexta vez este año. Cada uno de los entrenadores y jugadores lo felicitaron mientras caminaba por el dugout neoyorquino.
Pettitte después salió de la cueva para darle las gracias a una afición que ha estado a su lado en los buenos y malos tiempos, como cuando se coronó campeón de cinco Series Mundiales, cuando admitió haber usado substancias dopantes o cuando siguió el llamado de su corazón en diciembre de 2003, al fichar con los Astros de Houston pese a que NY le había ofrecido más dinero.
Los Yankees tuvieron la oportunidad de despedir a Pettitte con una victoria pese a que iba a salir sin decisión. Alex Rodríguez inició el octavo inning con un sencillo al jardín derecho y fue sustituido por el corredor emergente Zoilo Almonte. Robinson Canó conectó un doble por encima de primera base para poner corredores en segunda y tercera sin outs.
Alfonso Soriano entonces bateó un rodado al antesalista Nick Noonan, quien se tiró a la derecha para bloquear la pelota, pero Almonte corrió de todas formas hacia la goma donde lo esperaba el receptor venezolano Héctor Sánchez, que prontamente le aplicó la mascota para grabar el primer out de la entrada.
Con dos outs, Eduardo Nunez pegó un sencillo al izquierdo, pero Canó no pudo anotar tras un buen tiro de Juan Pérez, el dominicano que se crió de niño en El Bronx y jugó pelota en los viejos terrenos de béisbol que existieron una vez en el mismo lugar donde se encuentra el nuevo estadio.
La posibilidad de clasificar a la postemporada o incluso de disputar un juego de vida o muerte para poder pasar a la Serie Divisional empeoró para los Yankees con la derrota 2-1 ante los Gigantes de San Francisco, que los colocó a cuatro juegos de los Indios de Cleveland, líderes por el segundo comodín de la Liga Americana, con sólo seis partidos restantes de la campaña regular.
Es la segunda vez que Pettitte se retira del béisbol, lo hizo después de la campaña 2010 y con el respaldo de su familia luego decidió fichar un contrato de Ligas Menores de los Yankees, con una invitación a mayores.
Muchos se quejaron cuando Pettitte anunció su retiro el pasado viernes, pensando que le podría quitarle lustre a un fin de semana dedicado a Rivera. Pero al fin y al cabo, fue el mismo panameño quien le pidió que hiciera el anuncio formal, para que tuviese la oportunidad de despedirse de sus fans de la manera que lo merecía.
Y como lo tenía planificado el destino, allí estuvo Rivera, en la octava entrada, intentando darle la asistencia necesitada, tal como lo ha hecho a través de 15 años de carrera.
Pettitte recordará a su amigo y compañero por la humildad que siempre lo ha destacado.
"[Rivera] ha absolutamente dominado este juego, pero se mantiene como siempre, un gran ejemplo de clase, y eso es lo que me gustaría que supiera la gente y estoy seguro que lo ven de esa manera", dijo Pettitte.
Derek Jeter fue unos de los primeros jugadores en felicitar a Pettitte, abrazándolo al llegar a los escalones del dugout, el último miembro restante de la exitosa vieja guardia, que ya ha visto a los boricuas Bernie Williams y Jorge Posada retirarse con el único equipo que llamaron su hogar.
"Fue bueno porque no podíamos permitir que Andy no recibiera el reconocimiento que se merecía. Aunque esta [ceremonia] estaba planificada para Mariano, creo que fue especial que Andy tuvo la oportunidad de lanzar e hizo un gran trabajo", declaró Jeter.
Será difícil que vuelvan a salir de la finca de los Yankees cuatro jugadores de la talla de Williams, Posada, Rivera y Jeter. El receptor puertorriqueño recordó cuando él y Pettitte estuvieron juntos en las menores, notando el gran jugador que terminaría siendo 23 años después.
"Es un ganador. Hablando de los cuatro muchachos, a todos nos enseñaron muy bien. Nos enseñaron a ganar, a querer ganar y a buscar la manera de ganar", dijo Posada. "Yo diría que la organización de los Yankees hizo un tremendo trabajo con nosotros cuatro. Pero Andy es una persona que desde el principio había algo diferente en él, quería ser triunfador desde que lo vi en el 1991. Y sabía que iba estar acá arriba".

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