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sábado, 9 de marzo de 2013

El tiempo extra se alió con Lakers


LOS ÁNGELES-- El Staples Center fue un hervidero. Los aficionados suspiraban, algunos se reclinaban hacía atrás clamando al cielo una victoria de Los Angeles Lakers ante Toronto Raptors, otros pataleaban con la tensión recorriendo sus venas, incluso algunos llegaron a los puños a dos pies del que suscribe. Pero por encima de todo, el grito unánime de una hinchada ansiosa de triunfo hizo vibrar a un estadio que vivió de pie los dos triples de Kobe Bryant que forzaron la prórroga, el triple de Nash a falta de dos posesiones y la clavada cargada de ira de Bryant a 10 segundos del final del tiempo extra.
Kobe (41 puntos y 12 rebotes) volvió a ser el guía de su equipo, el artífice de los ataques y cerebro único en la decisión de finalizar jugadas o habilitar a sus compañeros. Durante los últimos minutos y el tiempo extra, Kobe fueron los Lakers y los Lakers fueron Kobe. Sus tres triples en el cuarto periodo acabaron por certificar la remontada de los locales, que llegaron a ir por detrás en el marcador por una diferencia de 15 puntos. Luego vino su clavada, la que extasió a los aficionados, que ya no estaban de pie, sino que levitaban sin remedio. Y así, con casi 19.000 almas de lado, los Lakers gestaron una victoria importantísima (118-116) para ponerse por encima del .500 desde noviembre (32-31) y recortar con Utah Jazz, que no pudieron vencer su compromiso ante Chicago Bulls. Sobran adjetivos para definir la labor de la Mamba Negra, pero no fue el único en llevar la batuta del juego lagunero. Su presencia fue tan vital como siempre gracias a la combinación de sus asistencias y puntos (llegó al doble-doble), pero el buen papel de Dwight Howard (24 puntos y 13 rebotes) y Steve Nash (22 puntos) también le dieron alas a unos Lakers que fueron por detrás en el marcador durante buena parte del encuentro. Howard fue el portento defensivo que todo el mundo espera cuando más lo necesitó el equipo. Se impuso en ambos lados de la cancha y agarró el último rebote que le dio la victoria a los suyos. Todo ello tras completar una cita para el recuerdo con un final más feliz que el comienzo. El caso de Nash gozó de un sabor que pudo ser agridulce. Un triple suyo puso las tablas a falta de segundos para el final del tiempo extra, pero falló un tiro libre vital que finalmente no tuvo consecuencias mayores. El armador fue un alarde de veteranía que se compaginó a la perfección con Bryant. PERMISIVIDAD DEFENSIVA La permisividad defensiva, sobre todo en la primera mitad volvió a ser la tónica de un encuentro que los laguneros llegaron a ir perdiendo por una diferencia de 15 puntos. Otro tramo final del partido marcado por el empuje de los oro y púrpura acercó distancias y alimentó las esperanzas de una hinchada hambrienta. El buen hacer de DeMar DeRozan (28 puntos, cinco rebotes y cinco asistencias), Rudy Gay (17 puntos y siete rebotes), Alan Anderson (17 puntos y cinco rebotes) y el resto de una banca muy resolutiva estuvieron a punto de darle la victoria a los visitantes. La velocidad de Toronto hizo daño a los Lakers, que volvieron a sufrir en las transiciones defensivas. Los 17 puntos rápidos de los Raptors volvieron a desnudar por momentos a los pupilos de Mike D'Antoni, que demostraron una capacidad ya conocida para darle la vuelta a la tortilla. Kyle Lowry midió muy bien el tempo de los Raptors en los compases finales del último periodo, su construcción del juego y la movilidad ofensiva de sus compañeros hicieron más dura la remontada de los Lakers, que seguían dependiendo de la creatividad de Kobe y el acierto de Nash. Esta victoria lagunera es el síntoma de recuperación que necesitaban para afrontar el último tramo de la campaña con un balance positivo. La próxima cita será ante Chicago Bulls, que lanzaron un cable a lo Lakers tras vencer a los Jazz 89-88.

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