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sábado, 9 de marzo de 2013

Complicación y estrategias; Dirigentes se ven limitados con tantas restricciones


El partido entre Venezuela y República Dominicana que puso en marcha el Grupo C del Clásico Mundial de Béisbol estuvo detenido por lluvia durante 50 minutos después del primer inning. Entonces empezaron las llamadas de los equipos de Grandes Ligas.  
 Luis Sojo, dirigente de Venezuela, relató que llamaron “varias personas de Detroit” para preguntar por su abridor Aníbal Sánchez, integrante de la rotación de los Tigres en las mayores. Con 20 lanzamientos, Sánchez había permitido dos carreras limpias y tres hits en un tercio de inning cuando el partido fue detenido por un aguacero.    
El abridor dominicano Edison Vólquez despachó la primera entrada con apenas 11 envíos. Como es la norma en esta circunstancia por la duración de la interrupción, el dirigente Tony Peña descartó que regresara al montículo.    
Sin embargo, por no haber superado los 30 lanzamientos, el reglamento contempla que tanto Sojo como Peña pueden utilizar a Vólquez y Sánchez en alguno de los otros dos partidos de la primera ronda.    
“Primero tendría que hablar con la organización de los Padres de San Diego a ver si me dan el OK para yo poder usarlo”, respondió el manager de República Dominicana, refiriéndose al equipo de Grandes Ligas de Vólquez. En términos similares se expresó Sojo sobre Sánchez: “Vamos a hablar con Grandes Ligas sobre la disponibilidad de Aníbal para el partido (del domingo) contra España”.  
 Tal es la realidad del Clásico Mundial: equipos de Grandes Ligas que prácticamente dirigen por control remoto y managers con las manos atadas para tomar sus decisiones libremente. Imagínese al Real Madrid llamando a la selección portuguesa durante un partido del Mundial de fútbol para pedirle que saque de un partido a Cristiano Ronaldo. Insólito.  
El reglamento redactado por el organizador del campeonato, Grandes Ligas, impone estrictas limitaciones al uso de los lanzadores. Hay que tomar en cuenta que en esta época del año, los peloteros están en la pretemporada en Florida y Arizona, donde se controla como reloj el trabajo de los pitchers para aumentar gradualmente su carga y que lleguen a punto al comienzo de la campaña regular en abril.    
Para no afectar esa rutina, ni poner en riesgo las millonarias inversiones de los clubes, los lanzadores tienen un límite de 65 lanzamientos en la primera ronda. Si un pitcher llega a 50 envíos, tiene que descansar cuatro días. Si pasa de 30, tiene que descansar al menos un día, y si aparece en dos partidos consecutivos, no puede ser utilizado en un tercero.
Más allá de estas limitaciones del reglamento —que otorgó amplia potestad a los clubes para prohibir que jugadores participaran por motivos de salud— los equipos siguen muy de cerca el desarrollo de los partidos del Clásico, y parece que no dudan en comunicarse durante los encuentros para expresar cualquier preocupación.    
“Le es difícil al dirigente, algunas veces es difícil tratar de dirigir un juego bajo esas condiciones”, comentó el manager de Puerto Rico, Edwin Rodríguez, quien limitó a siete innings el trabajo de su astro Carlos Beltrán el viernes en el partido contra España. “Ellos (los equipos) la mayoría de las veces no piden unas condiciones que estén más allá de lo que es normal en el béisbol”.    
Rodríguez, quien fue manager de los Marlins de Florida entre 2010-11, señaló que hay que entender a las organizaciones de las mayores que “configuran un equipo de Grandes Ligas contando con esos peloteros, y segundo que son unas inversiones”. 

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