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viernes, 25 de octubre de 2013

Los Indios de 1988: Fábrica de managers de G.L.


John Farrell.
SAN LUIS - Son pocas las personas que recuerdan la edición de 1988 de los Indios de Cleveland, un equipo que tuvo marca de 78-84 y terminó en el penúltimo lugar de la División Este de la Liga Americana.
En ese entonces la Tribu jugaba en el inmenso Estadio Municipal de Cleveland, pero iban pocas personas a ver jugar a su equipo. Ese año, la asistencia los Indios fue de 1,411,610 espectadores, la tercera menor de la Liga Americana.
Los nombres más reconocibles de la tropa del manager Doc Edwards eran el dominicano Julio César Franco, Joe Carter y un Jay Bell bien joven.
Pero si uno observa el roster, en la banca había dos jugadores de posición suplentes, Terry Francona y Ron Washington. Hubo un lanzador que llegó desde Kansas City a mediados de la temporada que se llamaba Bud Black. ¿Y el coach de bateo? Charlie Manuel. Para completar la lista, un lanzador joven con el nombre de John Farrell ganó 14 juegos con esos Indios de 1988.
¿A cuál lista se refiere? A futuros managers de Grandes Ligas que integraron a la Tribu ese año. Cuatro de ellos siguen activos como pilotos en la Gran Carpa-Manuel fue sustituido en los Filis por Ryne Sandberg hace dos meses.
Francona (Filadelfia, Cleveland), Washington (Texas), Black (San Diego), Farrell (Toronto, Boston) y Manuel (Cleveland, Filadelfia) han dejado huella desde el dugout de una manera u otra en los últimos 15 años.
"A lo mejor tenía que ver con el Lago Erie", bromeó Farrell, quien dirige a los Medias Rojas en la Serie Mundial del 2013 contra los Cardenales de San Luis. "Sabes, recuerdo de esos tiempos sostener conversaciones con Black en los jardines durante las prácticas de bateo. Siempre pensábamos seguir en el juego. Pero decir en qué rol sería, pues no sé si teníamos idea de qué papel sería".
Ninguno de los cuatro jugadores era una estrella. Washington y Francona habían luchado con lesiones y simplemente trataban de seguir activos en Grandes Ligas. Black estaba en transición ese año, entre una estadía en los Reales que incluyó un anillo de campeón en 1985 y la segunda mitad de una carrera que lo llevaría a 121 victorias. Ese año el zurdo ganó apenas cuatro juegos. Y aunque Farrell tuvo esos 14 triunfos en 1988, nunca volvería a alcanzar cifras dobles en victorias en una campaña y las lesiones lo limitarían el resto de su carrera.
"Queríamos preservar nuestros trabajos", dijo Francona en las Reuniones Invernales del 2012 al recordar aquel 1988. "Luchábamos por nuestras vidas y sólo tratábamos de hallar la manera de dar un hit. Puedo asegurar que ninguno de nosotros pensaba en (un futuro como capataz)".
Francona, por supuesto, es bien querido en Boston, donde llevó a los Medias Rojas sus primeras dos coronas desde 1918 (2004 y 2007). Washington ha dirigido dos campeones de la Liga Americana en los Rangers (2010 y 2011), mientras que Black fue campeón de la Serie Mundial como coach de pitcheo de los Angelinos en el 2002 y está al frente de los Padres desde el 2007. De su parte, Manuel ganó una Serie Mundial (2008), dos banderines de la Liga Nacional y cinco títulos divisionales consecutivos con los Filis (2007-2011), más uno con los Indios en el 2001.
"Recordando aquellos tiempos", dijo Black en diciembre pasado, "con nuestras personalidades y las habilidades de liderazgo, uno puede ver por qué pasó esto".
Farrell, después de dos temporadas frente a los Azulejos y su primera este año con los Medias Rojas, se ha unido con Francona, Manuel y Washington como pilotos que han llevado a sus equipos al Clásico de Otoño. En el 2007, ganó un anillo con Boston como coach de pitcheo. Ahora quiere integrar el club de Francona y Manuel como managers campeones que en en 1988 se pusieron el uniforme de la Tribu.
"No sé si es coincidencia que cinco hombres de ese equipo han llegado a dirigir (en Grandes Ligas)", comentó Farrell, de 51 años. "Pero es una situación única, eso es seguro.
"Una cosa que puedo decir sobre cada uno de los cinco, aunque Charlie era instructor de bateo en ese entonces, es que guardábamos el cuidado y el respeto por el juego que amamos", continuó. "Y se trata más de la vida de un trabajo. Ahí había un verdadero deseo de seguir (en el béisbol) después de terminar nuestros días como jugadores".

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