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martes, 5 de marzo de 2013

Cada vez más lejos Ryan y Rangers


DALLAS -- Los días para Nolan Ryan como máximo ejecutivo en las oficinas de los Texas Rangers están contados. Para algunos, la era de Ryan al mando culminará antes de que comience la temporada. Otros consideran que Ryan se marchará de manera gradual y estará fuera por completo cuando las Grandes Ligas lleguen al receso del Juego de Estrellas. La única cosa segura es que la etapa de Ryan está por terminar con los texanos, que en su reinado han vivido las mejores temporadas de su historia. Pero hay muchas interrogantes en la manera en que de pronto se suceden las cosas y los hechos por venir. ¿Por qué el anuncio tan sorpresivo de que Jon Daniels es el nuevo presidente de operaciones de beisbol de los Rangers apenas el viernes pasado? ¿Por qué Ryan deja también su poder del lado de negocios en manos de Rick George, quien fue nombrado el mismo día que los Rangers anunciaron la promoción de Daniels? ¿En qué momento se rompió la armonía en una organización que parecía ejemplar en todos los niveles ejecutivos, desde Ligas Menores hasta la máxima categoría? ¿La salida de Michae Young provocó un sisma tan grande cuyas réplicas apenas comienzan a sentirse en su máximo nivel? ¿Qué sucederá con los Rangers cuando Ryan se vaya? ¿Tendrán la credibilidad que les ha dado su presidente actual? ¿De quién es el crédito mayor en el surgimiento protagónico de los Rangers, de Ryan o de Daniels? Ryan trajo una credibilidad casi intachable para los Rangers dentro y fuera del terreno de juego desde que en el 2008 se unió a la organización como presidente de operaciones de beisbol bajo el mando de su entonces dueño Tom Hicks. Su imagen y estima de los aficionados fue mayor cuando encabezó el grupo propietario que ganó la subasta del entonces club en quiebra y en menos de dos años ya los tenía en Serie Mundial. Una de sus principales virtudes fue que dejó trabajar a Daniels, a pesar de que en el principio del reinado de Ryan en Texas era el gerente general más joven de las Grandes Ligas y casi un desconocido. También dejó trabajar a Ron Washington, a quien apoyó en momentos tan difíciles cuando se supo que habían encontrado droga en un examen antidopaje al manager. Sin embargo, del éxito en cuanto juegos ganados y perdidos, incluyendo tres temporadas consecutivas con al menos 90 triunfos y dos viajes seguidos a la Serie Mundial, es probable que más crédito tenga Daniels. Daniels y su colaborador más cercano, Thad Levine, han crecido a la franquicia dentro del campo como nadie; han conseguido uno de los mejores granjas de todo el beisbol profesional. Con presupuesto muy limitado, pero gran creatividad para realizar movimientos y canjes, Daniels y Levine montaron las últimas tres o cuatro campañas un conjunto capaz de competir con quien sea. Por ejemplo, de un sólo canje, trajo a Texas a una generación más que sólida de peloteros jóvenes como Elvis Andrus, Neftalí Feliz, Matt Harrison, Jared Saltalamacchia y varios más, quienes llegaron de la organización de Atlanta a cambio de Mark Teixeira. Consiguió a Josh Hamilton, de Cincinnati, por Edinson Vólquez; ha revivido carreras de lanzadores veteranos de bajo costo. Pero Daniels también ha fallado en la contratación y permanencia de lanzadores de alto perfil; cambió a varios de los mejores prospectos por peloteros que al final sólo resultaron rentados, como Cliff Lee. Peor aún, en el invierno actual negoció a la insignia de la franquicia, Michael Young, y fue incapaz de retener a Josh Hamilton o firmar al lanzador Zack Greinke. La tensión en unas oficinas que vivían en armonía comenzó con la salida de Young, a quien ejecutivos y entrenadores, sobre todo Washington, le tenían el máximo respeto. Sin embargo, la relación entre Young y Daniels desapareció desde que intentaron cambiarlo a Colorado hace tres temporadas, bajo el argumento de reducción de nómina. El problema creció cuando Young sale hace un par de meses y los Rangers tendrán que pagar cerca de $8 millones de dólares para completar su sueldo en Filadelfia, sumados a los 10 millones que ganará Lance Berkman. Berkman, quien jugó sólo 32 partidos la temporada pasada para St. Louis, antes de ser operado de ambas rodillas, fue contratado de emergencia para intentar suplir los bates de Young y Hamilton, quien también nombró con disgusto la salida del capitán texano entre sus razones para emigrar a Anaheim. Los propietarios mayoritarios de los Rangers, Ray Davis y Bob Simpson, exigieron explicaciones a los primeros dos mandamás, Ryan y Daniels, sobre el movimiento de Young y a partir de entonces muchas cosas han cambiado en la armonia de esas oficinas. Y la cuestión crecerá, si los Rangers son incapaces de mantener el nivel que han mostrado los años más recientes, en los que dominaron casi de punta a punta el Oeste de la Liga Americana. Ryan aún tiene tres años de contrato como CEO de los Rangers, pero sólo es una cuestión formal porque el nuevo jerarca en Arlington se llama Jon Daniels.

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