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jueves, 25 de julio de 2013

Mineiro ganó la Libertadores tras una verdadera gesta

RÍO DE JANEIRO -- Atlético Mineiro se alzó este miércoles con su primera Copa Libertadores en una dramática tanda de penaltis, con aires de gesta, después de haber remontado con sufrimiento los dos goles que tenía de renta Olimpia (2-0).
El equipo de Ronaldinho tuvo que vivir una nueva eliminatoria de aires épicos, decidida desde los penaltis, a las que parece haberse acostumbrado en esta Libertadores.
Se clasificó a las semifinales gracias a un penalti salvado en el descuento ante el Tijuana y necesitó acudir a los lanzamientos de once metros contra el Newell's para acceder a la fase decisiva.
La final no podía haber sido diferente, este miércoles tuvo que levantar los dos goles encajados en Asunción en la ida y lo hizo sobre la campana, con un remate de cabeza de Leonardo Silva a cuatro minutos del final, que se sumó al tanto inicial de Jô (m.46), fruto de un fallo defensivo.
La primera parte fue del Olimpia, que ató las manos del Atlético Mineiro con un dibujo totalmente defensivo, pero el equipo brasileño, liderado por un Ronaldinho intermitente, terminó imponiendo su técnica y su superioridad física en la segunda mitad.
En una prórroga emocionante, a pesar de contar con un hombre a más por la expulsión de Julio Manzur, el Atlético malogró sus ocasiones y volvió a decidir su suerte desde el punto de cal.
Olimpia fue a Belo Horizonte dispuesto a vender cara su piel y por ello, el técnico Ever Hugo Almeida planteó una línea de cinco defensas que complicó mucho la labor al equipo brasileño que vio frustrados sus planes de reventar el partido desde el comienzo.
Muy a pesar del equipo local, en los primeros minutos parecía más enchufado el equipo paraguayo, con un impecable planteamiento táctico que impedía la progresión de sus rivales.
El "Decano" asunceno aguardaba en su propio campo, bien replegado, muy atento al corte y con un marcaje especialmente reforzado sobre Bernard y Ronaldinho, los hombres más creativos del Atlético Mineiro, que poco aparecieron en la primera etapa.
El delantero Diego Tardelli se vio forzado a alejarse del área, a retroceder muchos metros para recibir balones y dar apoyo al juego en el centro de la cancha, que no fluía como esperaba el entrenador Cuca.
El nerviosismo del conjunto brasileño era evidente al superar la media hora de juego: balones rifados, remates prematuros, la tensión a flor de piel palpable en cada encontronazo con los paraguayos y también, el inquieto roer de uñas de Cuca al borde del campo, eran síntomas claros de la ausencia de buenas ocasiones de gol.
El técnico tenía razones para preocuparse, porque hasta el descanso, los únicos réditos del equipo fueron un tiro lejano y un par de centros de Ronaldinho.
Mientras que en la otra área el Olimpia rozó el gol en un mano a mano de Fredy Bareiro con Vítor, en una jugada que heló los ánimos en el estadio Mineirão en el minuto 15.
Las tornas cambiaron nada más comenzar la segunda etapa fruto de un fallo defensivo garrafal de Wilson Pittoni, que resbaló en el área permitiendo el remate de Jô que significó el primer gol.
A partir de ahí, el Atlético Mineiro creyó por primera vez en sus posibilidades de llevarse el trofeo y se puso a atacar en oleadas, con un Ronaldinho más certero en el montaje de los ataques.
Jô se creció en el área, recordó sus recientes actuaciones con la selección brasileña y rozó el segundo tanto en remates sucesivos de cabeza y a la media vuelta.
Al perder fuelle, el Olimpia pasó cada vez más dificultades para contener al equipo brasileño, que estaba más entero y echó el resto en la recta final.
En los últimos minutos el Mineiro se instaló en el área asuncena y sólo las prisas, los nervios y los reflejos del guardameta Martín Silva aplazaron el desenlace.
El argentino Juan Carlos Ferreyra tuvo una ocasión de oro para haber sentenciado el partido a diez minutos del final, en un contragolpe en el que resbaló fatídicamente cuando estaba rebasando al portero Víctor fuera del área.
A renglón seguido, la entrega de los brasileños dio resultado con el gol de Leonardo Silva que forzó el alargue, en el que los brasileños llevaron la voz cantante aprovechando su superioridad numérica, por la expulsión de Manzur a siete minutos del final.
Réver estrelló un balón en el travesaño y el Olimpia también dispuso de un par de ocasiones, pero el partido se encaminó a los penaltis, en los que Víctor paró el primero y Giménez envió al poste el decisivo.

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