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martes, 3 de diciembre de 2013

Gastar mucho en taponeros no es un negocio rentable


Jim Johnson.
En el arranque de los entrenamientos primaverales del 2005, Bobby Jenks era un abridor de 23 años de edad con un potente brazo pero un futuro incierto. El seleccionado en la quinta ronda del draft por los Angelinos en el 2000 carecía de control sobre la loma y fuera del terreno.
Los Medias Blancas mandaron a Jenks al bullpen, y posteriormente se convirtió en el cerrador del manager venezolano Ozzie Guillén en la Serie Mundial, cuando selló una victoria por 1-0 en el juego decisivo de una barrida en el Minute Maid Park en Houston. Este es un mero ejemplo de un taponero "sobre la marcha", una tendencia que se ha incrementado en los últimos años mientras los equipos de Grandes Ligas reconocen que lo hecho por el panameño Mariano Rivera para los Yankees es cosa aparte.
Vean las últimas nueve Series Mundiales. Los muchachos que han sacado los outs decisivos raramente han sido pitchers que comenzaron la campaña como cerradores titulares en sus equipos.
El japonés Koji Uehara, quien lució dominante en la loma por los Medias Rojas en octubre, no adoptó el rol de taponero sino hasta finales de junio, después de que Joel Hanrahan y Andrew Bailey quedaron fuera de acción debido a lesiones y el japonés Junichi Tazawa no funcionó como opción interina en la novena entrada. Sergio Romo reemplazó a media temporada al lesionado Brian Wilson en 2012, dando la cara por los Gigantes luego que el dominicano Santiago Casilla había dado mejores resultados como preparador de mesa.
Existe una razón por la que los equipos raramente tratan a los cerradores con el mismo respeto contractual que los lanzadores abridores y jugadores de posición. Es por eso que los Orioles accedieron a canjear a su taponero Jim Johnson después de que el derecho lideró las Grandes Ligas en salvamentos en las últimas dos temporadas, con 51 en 2012 y 50 el año pasado.
Existen dos aspectos sorpresa en el cambio por Johnson: Que fue un equipo de bajo presupuesto como Oakland que adquirió a un cerrador proyectado para ganar $10 millones a través del arbitraje, y que tuvieron que deshacerse de muy poco para obtenerlo.
A cambio por el derecho, los Atléticos enviaron al segunda base Jemile Weeks y a un jugador a ser nombrado después a Baltimore.
Salvo dos meses, Johnson ha sido quizás el mejor cerrador en Grandes Ligas en los últimos dos años. El espigado lanzallamas convirtió 35 oportunidades de salvamento consecutivas en la temporada regular del 27 de julio del 2012, hasta el 13 de mayo del 2013. Hasta ese punto, el derecho tenía 75 de 72 en oportunidades de rescate desde que el manager Buck Showalter lo colocó en ese rol a finales del 2011.
Pero Johnson tuvo dos períodos en los que se vio mal la temporada pasada - uno inmediatamente después de que los Padres cortaran su racha de salvamentos consecutivos, y otra en agosto. Desperdicio nueve oportunidades de salvamento en total, la mayor cantidad en Grandes Ligas.
Otra cosa más acerca de Johnson: Había batallado en casi cada rol posible en sus primeras cinco campañas en Baltimore, fracasando inicialmente en el puesto de cerrador cuando se le otorgó después de que el zurdo George Sherrill fue canjeado en 2009.
¿Era Johnson la clase de lanzador que los Orioles debieron haber firmado a una larga extensión para evitar que se convirtiera en agente libre después del 2014?
Los contratos a largo plazo para cerradores han demostrado ser una idea cuestionable. Entre los fracasos más notables tenemos al preparador de mesa de los Dodgers Brandon League (tres años, $22.5 millones), el dominicano Carlos Mármol (tres años, $20 millones por los Cachorros), Brandon Lyon (tres años, $15 millones por los Astros), Troy Percival (dos años, $12 millones por los Tigres) y Mel Rojas (tres años, $13.75 millones por los Cachorros).
El dominicano José Valverde (dos años, $14 millones con una opción para una tercera temporada) tuvo un paso de cal y arena por los Tigres. Valverde fue el líder de salvamentos en la Liga Americana en 2011, pero perdió su puesto durante la SCLA en 2012 y fue dado de baja en 2013.
Incluso cuando un taponero lanza bien, nunca se sabe a qué nivel regresará en su club. Ese ha sido el caso para los Filis y Jonathan Papelbon (cuatro años, $52 millones) y los Nacionales y Rafael Soriano (dos años, $28 millones más una opción). También fue el caso para los Mellizos cuando decidieron invertir $47 millones por cuatro años en Joe Nathan, quien no pudo frenar a los Yankees cuando más lo necesitaban en la SDLA en 2009.
Cinco equipos que esperan contender la próxima temporada actualmente tienen interrogantes en su puesto de taponero -- los Tigres, Rangers, Rays, Indios y Orioles. Pero todavía hay buenas opciones en el mercado, mientras los clubes exploran maneras de llenar sus vacantes sin tener que comprometerse a contratos a largo plazo con lanzadores probados.
El inventario incluye a ocho taponeros con triples dígitos en salvamentos de por vida -- Nathan (341), Kevin Gregg (177), el dominicano Fernando Rodney (172), Wilson (171), Chris Pérez (132), Mármol (117), John Axford (106) y Joel Hanrahan (100). También hay dos brazos que cerraron en la SDLA el año pasado, Grant Balfour y los quisqueyanos Joaquín Benoit y José Veras, el venezolano Rafael Betancourt y Bailey.

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