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sábado, 2 de mayo de 2015

El billonario ruso Mikhail Prokhorov prometió un título en sus priemros cinco años como dueño de Nets, pero quedó a deber.


NUEVA YORK - El concepto de componer el equipo con la nómina salarial más alta en una liga, sin importar el tipo de deporte que sea, pocas veces satisface la sed y el capricho que tenga un dueño por un campeonato.
Solamente pregúntenle al ruso billonario, Mikhail Prokhorov, cuyo conjunto de los Brooklyn Nets sufrieron su segunda eliminación en la primera ronda de los playoffs en sus últimas tres apariciones, gracias a la paliza de 111-87 que les patrocinaron los Atlanta Hawks la noche del viernes en el Barclays Center. Una temporada, que la mayor parte fue decepcionante, impactada por la inestabilidad de una única voz desde la banca, que entonces introdujo al conjunto a su cuarto entrenador en jefe en tres temporadas, la falta de rendimiento y salud que detuvieron a Deron Williams, Brook López y Joe Johnson -el trío que controla $57 millones de los $87 millones que se dedica al plantel- los Nets siempre encontraron la forma de mantenerse a salvo de ser descartados de la postemporada, y aún más importante, de la vergonzosa posibilidad de que su selección de primera ronda del NBA Draft de 2015 cayera en las manos de Atlanta, que de cualquiera manera intercambiará plazas de selecciones en el sorteo gracias al cambio que hicieron en el verano de 2012 por Johnson -pero eso será parte de otro argumento. Brooklyn, cuyo registro de campaña regular de 38-44 fue el peor de todos los equipos que han participado en esta edición de la postemporada, fue aplastado en tres de las cuatro citas que se disputó durante el torneo contra los Hawks. No obstante, los Nets por fin pudieron resolver el dolor de cabeza que representó el estilo de juego de Atlanta, batallando hasta el final en los primeros dos juegos de la serie de la primera ronda de la Conferencia del Este, entonces igualando la serie 2-2 con un par de victorias en el Barclays Center antes de coquetear con otro remonte en el quinto encuentro que fue para nada. Quizás pensaban que los dioses del baloncesto estaban de su lado de cara al sexto encuentro en Brooklyn el viernes, buscando una exacta repetición de su odisea en la primera ronda de los playoffs de 2014, cuando ganaron el sexto partido en su casa ante los Toronto Raptors y avanzaron a la segunda ronda luego de su triunfo en el séptimo encuentro. Los 17,732 aficionados, quienes de alguna manera mantuvieron la fe a lo largo de esta desilusionante temporada, de nuevo quisieron creer que se iba a proporcionar otro remonte en la segunda mitad, tal como había sucedido la noche del lunes en la cancha de los locales cuando Williams cargó al equipo, anotando 35 puntos en la victoria en tiempo extra. Pero los Hawks volvieron a sofocar al trío de Johnson, López y Williams, quienes quizás jugaron su último partido juntos, a sólo cinco vergonzosos puntos en el tercer parcial en los cual Atlanta superó a Brooklyn 41-21 para iniciar el cuarto periodo con cómoda ventaja de 92-62. Luego de que el adinerado ruso había pagado $223 millones por el 80 por ciento de las acciones de la franquicia y el 45 por ciento del Barclays Center, en mayo de 2012, junto al rapero y ex inversionista minoritario Jay Z, vehemente proclamaron que tenían el esbozo para el éxito, pero no tuvieron en cuenta que se trataba de cosas que el dinero no podía comprar. Ante los Hawks, cuya nómina de $58 millones la vigesimoséptima más baja de la liga, la temporada les resultó en otro fracaso, cerrando la cortina a la predicción declarada por Prokhorov cuando el conjunto todavía estaba colocado en New Jersey: la garantía de un trofeo Larry O'Brien en sus primeras cinco temporada como dueño. Prokhorov debería tomar lápiz y papel. Quizás estos Atlanta Hawks poseen el esbozo de cómo satisfacer la sed de un campeonato en la NBA.

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