.

lunes, 20 de abril de 2015

Edición Domingo 19 de Abril 2015 del periódico El Camino

  
Edición Domingo  19 de Abril 2015

Bienvenido a casa


Con la llegada de Monseñor Freddy Bretón Martínez como nuevo Arzobispo de Santiago, la Iglesia da un hermoso testimonio de sucesión apostólica. Aquí en Santiago comenzó con Monseñor Octavio Antonio Beras Rojas, como Administrador Apostólico, cuando sólo existía en el país la Arquidiócesis de Santo Domingo.

Luego tuvimos a Monseñor Hugo Eduardo Polanco Brito como primer Obispo, sucediéndole Monseñor Roque Adames Rodríguez, después, Monseñor Juan Antonio Flores Santana y en los últimos 12 años, Mons. Ramón Benito de La Rosa y Carpio, quien llegó el año 2003.

Hacemos nuestras las palabras de Monseñor de La Rosa, quien en una carta enviada a la Arquidiócesis el pasado 10 de abril, expresaba:  “Acojamos de corazón y con los brazos abiertos al Arzobispo Freddy Bretón. Jesús dijo de sí mismo: “El que me recibe a mí, recibe al que me envió”. De Monseñor Freddy digamos: “El que lo recibe a él recibe al Papa Francisco que lo nombra y envía y acoge también la voluntad de Dios, transmitida a través del Papa.  Digamos, por lo tanto, en la misma línea: “Bendito el que viene en el nombre del Señor”.

Demos, pues, gracias al Señor por la Sucesión Apostólica, realizada ahora en Mons. Freddy Bretón, cumpliendo el mandato del Señor a lo largo de los siglos.

Dañando la imagen

 
En lo que va del año 628 dominicanos han sido deportados de Estados Unidos, y recientemente llegaron otros 99 después de cumplir condena en cárceles norteamericanas. Allí cometieron atracos, estafa, falsificación de documentos, incendios premeditados, secuestros, homicidios y narcotráfico. Con su mala conducta estos dominicanos manchan la imagen de una comunidad compuesta por hombres y mujeres honestos, trabajadores y fieles a los valores que recibieron de sus progenitores.

A la llegada de estos hermanos nuestros, que destruyen su presente y futuro, se le quiere endilgar la culpa principal la inseguridad ciudadana que sufrimos. Es que resulta más fácil echarle la culpa a los repatriados de esta delincuencia y violencia  desbordadas que sufrimos y que cada día trastorna de forma vertiginosa la cotidianidad dominicana.

Los deportados son un eslabón de esta larga cadena de deterioro social que nos lleva a la muerte, pero es aquí en nuestro país donde están las verdaderas causas de la descomposición que sufre la sociedad dominicana, como son: La desigualdad rampante, el crimen sin castigo, la corrupción administrativa, como estilo de vida, y las debilidades de nuestras instituciones estatales.

A grandes males, grandes remedios. Comencemos a curar las heridas de un pueblo atormentado por la inseguridad ciudadana. Recordemos que la idolatría al dinero y al poder es la que trae estos vientos huracanados que nos destruyen. Resucitemos a la vida.

0 comentarios:

Publicar un comentario

 

Bienvenid@ A Quinigueros.com