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sábado, 9 de febrero de 2013

Extraordinaria Serie del Caribe en Hermosillo

La implementación, por primera vez este año, de  un nuevo formato de competencia en la Serie del Caribe, resultó un éxito extraordinario. Estoy seguro de que ni en sus previsiones más optimistas, los directivos de la Confederación de Béisbol del Caribe y los promotores del certamen, se imaginaron que todo iba a quedar tan bien. Ni que hubieran puesto en marcha un guión preestablecido, las cosas les habrían salido tan a pedir de boca.
Evento memorable 
Independientemente de lo polémico y difícil de asimilar que es para mucha gente, que el equipo que mejor jugó a través de todo el evento y que tuvo el mejor récord de ganados y perdido,  al final  cayera derrotado en un partido de muerte súbita, en el plano competitivo y organizativo, la edición de Hermosillo 2013 será recordada como una de las grandes series de todos los tiempos.
La clasificación 
República Dominicana terminó la ronda preliminar, que se jugó bajo el viejo esquema de todos contra todos a dos vueltas, con marca de 5-1 y avanzó sin mayores sobresaltos a la Gran Final. En ese primer escenario de la Serie, el equipo quisqueyano derrotó dos veces a México viniendo de atrás, en sendos partidos a casa llena. Los aztecas, en cambio, tuvieron que esperar hasta el último día para poder avanzar al partido de campeonato. Una victoria sobre Puerto Rico en la sexta jornada dio el derecho a los locales, que tuvieron récord de 3-3 en la etapa inicial de la justa, a disputar el título ante los favoritos dominicanos.
Escenario ideal 
De esa forma quedó preparado el escenario para la Gran final. Por una parte estaban los Leones del Escogido, de República Dominicana, que buscaba revalidar la corona conquistada el pasado año en Santo Domingo y del otro, los Yaquis de Ciudad Obregón, de México, que bajo la consigna de “sí se puede”, buscaban reivindicarse ante su entusiasta e incondicional afición, de los dos reveses infligidos por sus rivales en los choques anteriores.
La final ideal 
Así las cosas, una Serie del Caribe, que de haberse celebrado siguiendo el método anterior, ya hubiera tenido un campeón al término de la quinta fecha, pasó a ser un evento que se definiría en un juego decisivo entre los clubes de mejor actuación en la justa. Con el ingrediente de que uno defendía los colores de  la nación anfitriona, con su legión de aficionados colmando las graderías del estadio y el  otro representaba el contrincante ideal: el país más ganador en la historia del clásico, que además exhibía en su nómina, como ya es costumbre, a las figuras más atractivas del evento. El deseo de venganza de los orgullosos
hinchas mexicanos, que querían borrar la amargura de las dos derrotas previas, daba un sazón extra al encuentro decisivo. También el hecho de que la Serie tuviera como escenario un nuevo estadio, moderno y confortable, contribuyó a que la gente se motivara a brindar su respaldo masivo al certamen.
Partido histórico 
Esos elementos se conjugaron para que la esperada Gran Final resultara un partido histórico que desbordó todas las expectativas. México y República Dominicana se enfrascaron en un duelo que se prolongó durante 18 entradas y tuvo una duración de alrededor de 7 horas y media, implantando nuevas marcas de Serie del Caribe en estos dos aspectos.
Desenlace dramático
Los aztecas llegaron a la parte baja del noveno ganando por la mínima y un cuadrangular de Ricardo Nanita envió al juego a entradas extras. Los dueños de casa tomaron la delantera en el décimo cuarto episodio, gracias a un inesperado vuelacerca de Karim García, pero Miguel Tejada ripostó, remolcando con dos fuera la vuelta que nuevamente niveló las acciones. En los siguientes capítulos, tal y como lo hicieron a lo largo del choque, los dominicanos no cesaron de amenazar, sin embargo fue Douglas Clark, quien con otro cuadrangular dio el puntillazo final en el décimo octavo inning.
Estruendosa celebración 
Cuando el reloj marcaba las 2:45 de la madrugada (5:45 a.m., hora de República Dominicana) y Marco Carillo dominó a Donell Linares con un elevado al prado derecho  para el tercer out, aquello fue de locura. Las celebraciones estallaron en el estadio Sonora y más de 20 mil fanáticos en las graderías festejaron con furor la victoria de su equipo. A ellos se unieron alrededor de 3 mil personas que no pudieron entrar al parque y vieron el partido en pantallas gigantes, habilitadas por los organizadores, para que aquellos que no pudieron conseguir entradas, pudieran disfrutar del espectáculo.
Inolvidable
Esa es, a grandes rasgos, la historia de la Serie del Caribe Hermosillo 2013, un evento histórico e inolvidable por las innovaciones, la polémica, los récords y el drama final de su desenlace.

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