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sábado, 10 de noviembre de 2012

Regresa el anhelado aire de victoria


LOS ÁNGELES -- El sistema más eficiente para Los Angeles Lakers hasta el momento fue el de ir a por la victoria a toda costa y guiados por la sencillez. Así fue ante Golden State Warriors, a los que vencieron (101-77) para colocarse 2-4 y maquillar el rostro demacrado de una franquicia que aspira al título.
Los laguneros dejaron atrás los conceptos que Mike Brown quiso establecer y que tanto costó afianzar luego de doce encuentros jugados entre pretemporada y campaña regular. Tras su destitución, la consigna que Mitch Kupchak y la directiva le dieron al coach interino, Bernie Bikerstaff, cuando le anunciaron que se haría cargo del equipo hasta nuevo aviso fue contundente: ganar.
No importaba de qué manera, como si había que tirar de Kobe Bryant (27 puntos/siete asistencias/nueve rebotes) para que tomara las riendas desde el minuto uno, o que Pau Gasol (14 puntos/16 rebotes) se erigiera como el amo de los rebotes y autor de un doble-doble, o que intentaran encestar triples y lanzamientos exteriores en lugar de penetrar hasta la cocina, incluso que la banca ofreciera a mejor imagen desde el comienzo de la campaña; cualquier cosa valía con tal de no prolongar el calvario que se está viviendo en la franquicia. Esta vez, cumplieron.
La salida de Brown tuvo consecuencias directas (mejor no pensar en la casualidad). La primera fue la gran labor de la banca, que capitaneados por Darius Morris (10 puntos/cinco asistencias y cinco rebotes), Jordan Hill (14 puntos/cuatro rebotes), Antawn Jamison (sí, el mismo; seis puntos/siete rebotes), o Jodie Meeks (por fin se le vio sobre la duela; siete puntos) hicieron buena la labor de los titulares. Por primera vez esta temporada, la banca se impuso de verdad a sus rivales con un inaudito 37-23. Lo mismo sucedió con las pérdidas de balón: 16 para conceder 17 puntos.
Hacía tiempo que cuando cinco hombres estaban sobre la duela el resto de sus compañeros de banquillo no se reían a carcajadas. Cuando Bryant robó un esférico a seis minutos para la conclusión del encuentro y lo clavó para poner en pie al Staples Center, era difícil no dejar escapar alguna risa, sobre todo después de semanas de tensión. Dwight Howard se lo pasó en grande con otros compañeros en aquella jugada y dio la sensación de que ya habían superado el efecto Brown 12 horas después. Por cierto, ningún signo de aprecio al ex coach desde el graderío, todo lo contrario. El único nombre que salió a relucir fue el de Phil Jackson, con una tribuna que se puso de acuerdo para corear su nombre. "We want Phil", gritó el respetable ("Queremos a Phil).
Si Pau Gasol comentó en la mañana que el mensaje de la directiva tras la destitución de Brown fue claro para el resto de los jugadores, el que los aficionados laguneros dejaron fue igual de clarividente para Kupchak: quieren a Phil Jackson de vuelta.
Al menos Bikerstaff fue capaz de contentar las pretensiones del gerente general. "Le dije que queremos vencer y que hubiera sencillez en el juego".

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