| Edición Domingo 05 de Julio 2015 |
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Un anuncio esperado
Editorial domingo 05 de Julio 2015
El Papa Francisco ha sido una bendición de Dios para la humanidad. Sus múltiples aportes a la construcción de un mundo mejor dan frutos de esperanza que cosechamos con alegría.
Ahí está su mediación callada para hacernos testigos de un hecho histórico ocurrido el pasado miércoles 1 de julio, cuando los Presidentes de Estados Unidos y Cuba anunciaron al mundo la reapertura de sus Embajadas en Washington y La Habana para el lunes 20 de este mes. Este hecho manda al baúl de los recuerdos más de medio siglo de tensiones y desencuentros entre dos pueblos hermanos.
Este anuncio tan esperado quedará marcado en la historia como un día inolvidable, porque hemos visto derrumbarse muros inmensos que impedían a Estados Unidos y Cuba caminar juntos, a pesar de sus diferencias.
Estamos siendo testigos de un acontecimiento trascendental, que llega en el momento oportuno, cuando vemos que en otras latitudes piensan que el terror y la violencia son la vía para derimir un desacuerdo.
Celebremos este triunfo del diálogo, y sigamos orando por el Papa Francisco para que Dios lo siga iluminando y así él pueda continuar aportando a la paz, uno de los anhelos más profundos de los hombres y mujeres de hoy.
El Papa Francisco ha sido una bendición de Dios para la humanidad. Sus múltiples aportes a la construcción de un mundo mejor dan frutos de esperanza que cosechamos con alegría.
Ahí está su mediación callada para hacernos testigos de un hecho histórico ocurrido el pasado miércoles 1 de julio, cuando los Presidentes de Estados Unidos y Cuba anunciaron al mundo la reapertura de sus Embajadas en Washington y La Habana para el lunes 20 de este mes. Este hecho manda al baúl de los recuerdos más de medio siglo de tensiones y desencuentros entre dos pueblos hermanos.
Este anuncio tan esperado quedará marcado en la historia como un día inolvidable, porque hemos visto derrumbarse muros inmensos que impedían a Estados Unidos y Cuba caminar juntos, a pesar de sus diferencias.
Estamos siendo testigos de un acontecimiento trascendental, que llega en el momento oportuno, cuando vemos que en otras latitudes piensan que el terror y la violencia son la vía para derimir un desacuerdo.
Celebremos este triunfo del diálogo, y sigamos orando por el Papa Francisco para que Dios lo siga iluminando y así él pueda continuar aportando a la paz, uno de los anhelos más profundos de los hombres y mujeres de hoy.
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