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miércoles, 20 de marzo de 2013

Fanáticos apoyan equipo con plátanos y banderas


Con plátanos en manos y enarbolando la Bandera dominicana, miles de fanáticos asistieron en masa a diferentes establecimientos públicos para apoyar al equipo dominicano ante Puerto Rico en el partido que definía el campeón de la tercera edición del Clásico Mundial de Béisbol celebrado en San Francisco, California.
Los nervios, las emociones y la tensión no cedieron en el espíritu de cada ciudadano que decidió ser testigo fiel de la historia, vivir el ambiente y sentir la adrenalina en pantalla gigante del Estadio Quisqueya y en el Salón Corporativo de Claro, entre otros lugares.
“El equipo dominicano va invicto y todos estamos aquí con la emoción y la esperanza de que se logre el objetivo final, tenemos un alto optimismo, hace cuatro años estuvimos en este evento pero no nos fue bien. Este año el desempeño ha sido excelente, yo creo que merecemos ganar”, dijo Oscar Peña, presidente de Claro, quien asistió a observar el juego a ese local donde se dieron cita cientos de personas.
Con los rostros reflejando la situación de cada episodio y sin perder de vista cada detalle del juego, los seguidores del conjunto criollo se mostraron optimistas sobre el desenlace del decisivo encuentro.
“Nunca había visto esto en el país, hasta los chinos de Bonao saben que se va a imponer el ‘plátano power’, somos la potencia. El plátano ahora es número uno, todo el mundo sabe que nosotros lo que comemos es plátano”,  dijo Eduardo Minaya, quien es minusválido y se trasladó desde Los Girasoles en su silla de rueda con una enorme bandera al estadio que alberga a los Tigres del Licey y Leones del Escogido.
La expectación y la buena vibra sirvó para aquellos que aprovecharon el escenario para bromear sobre lo que representa este compromiso entre eternos rivales y hermanos caribeños.
“Dímele a los boricuas que la yola de los plátanos van en camino, que se preparen. Esto es la adrenalina, sabemos que vamos a ser campeones, ya yo lo que quiero es que se acabe, le vamos a poner un pedazo de salami para comernos el mofongo boricua”, expresó Juan Carlos Martínez, empleado privado.
Otro que se mofó de la rivalidad y que se presentó al Quisqueya con dos racimos de plátanos fue Enrique Guerrero, chofer de guagua.
“Esa es nuestra identidad, es una alegría del pueblo dominicano, traje plátanos desde San Francisco de Macorís, con esto se han olvidado todos los problemas, estamos por una causa patriótica”, dijo.
Las mujeres se “sacrificaron” en una noche normal en su agenda, dejaron de lado las novelas y sus actividades propias del hogar para integrarse y respaldar al seleccionado dominicano en familia.
“Esta noche me olvidé de todos los quehaceres del hogar, de los oficios, novelas y todo, vine a disfrutar con mis hijos este juego, siento que estoy allá, esto es lo mas grande que he vivido”, declara Carolina Martínez, ama de casa. quien se declara una ferviente seguidora del béisbol.
Por la transcendencia del partido y por disputar el máximo galardón que una selección mayor deportiva dominicana haya conseguido en un torneo de gran envergadura, hay quienes lo ubican en un sitial especial, independientemente de las tres medallas de oro en la historia de unos Juegos Olímpicos
“Han sido uno de los juegos más emocionantes en cualquier deporte, en toda la historia en la República Dominicana, incluyendo las carreras de Félix Sánchez y las medallas de oro en Voleibol y las recientes en Londres. Aquí en el país, este es el único día donde todos los dominicanos, sin importar religión, clase social ni afiliación política, están unidos”, dijo  Rubby Alberto Cruz, empleado de la Cámara de Diputados.
“Lo mejor que he visto en República Dominicana, lo mejor que puede pasar, hombre por hombre, no salen, somos los más duros, increíble lo más fuerte, plátano power, esto es lo mejor que ha pasado, aquella vez cuando nos descalificaron me dolió, ahora vamos a demostrar los que somos”, Michael Nolasco, empleado privado.
El folklore dominicano no se quedó sin ser participe de esta rivalidad deportiva entre Puerto Rico y la República Dominicana que tradicionalmente es muy elevada, la tambora, güira y el “sencerro”, fueron tocadas por siete personas y que pusieron a sonar esos instrumentos musicales al compás del bullicio y el ánimo del público.

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