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viernes, 26 de octubre de 2012

De la "vieja escuela" al béisbol moderno Jim Leyland ha sabido evolucionar como manager

DETROIT - A sus 67 años, Jim Leyland pertenece sin dudas a la "vieja escuela" de managers a nivel de Grandes Ligas. Pero no sólo ha sabido mantenerse vigente en el béisbol moderno, sino también que ha tenido algunos de sus mayores éxitos después de los 60 años de edad, con tres clasificaciones y dos participaciones en la Serie Mundial en las últimas siete temporadas. Con la conquista en el 2012 de un segundo banderín de la Liga Americana desde la cueva de los Tigres, Leyland se convirtió en el primer dirigente de Detroit que lleva al equipo a dos Series Mundiales desde que lo hizo Mickey Cochrane en 1934 y 1935. Con un anillo de campeón en su haber (Marlins, 1997) y en busca de otro este año, Leyland trata de no enfocarse en sus logros personales, sino en la forma en que sus jugadores lo han ayudado a alcanzar tantos momentos inolvidables. "Nunca hablé de Manager del Año ni la Serie Mundial", dijo Leyland, quien ha ganado dicho galardón tres veces (1990 y 1992 con Pittsburgh y 2006 con Detroit). "Agradezco eso, pero al mismo tiempo no me importa. Los jugadores necesitan ser el enfoque y siempre trato de que así sea." Aunque Leyland ha ido a playoffs en siete de sus 21 temporadas como manager, la realidad es que tiene récord perdedor como piloto de la Gran Carpa, con 851-863. Eso se debe en gran parte a varios de sus equipos de los Piratas sin recursos económicos, más el desastre de los Marlins de 1998, que se deshicieron de casi todos los estelares que ayudaron a la Florida a coronarse el año anterior. Entonces sí, tal como dice Leyland, son los jugadores que inciden mucho en el éxito o no de un capataz. "Creo que todos los buenos managers tienen algo en común: Cuando ganas, les das el crédito a los jugadores, y cuando pierdes, asumes la responsabilidad." Leyland empezó su carrera profesional en el béisbol como receptor en el sistema de Detroit. Después de una trayectoria sin distinciones como jugador-nunca pasó de Doble-A--el oriundo del estado de Ohio se convirtió en manager a nivel de Clase-A de los Tigres en 1972 a sus 27 años. Después de muchos años como piloto en liga menor (y hasta una breve estadía en los Leones del Caracas como dirigente en la temporada 1980-81), Leyland fue coach de tercera en los Medias Blancas de Chicago con el entonces capataz Tony La Russa de 1982 a 1985. En 1986, recibió su primera oportunidad de dirigir en la Gran Carpa con los Piratas y, como quien dice, el resto es historia. Como muchos managers que han dirigido en las mayores, Leyland nunca jugó en Grandes Ligas. A veces eso le hace difícil a un piloto ganarse el respeto de sus pupilos. Leyland lo explica de la siguiente manera: "Cuando eres un manager como lo fui yo al principio, tienes que ganarte el respeto de los jugadores", explicó. "Cuando eres un dirigente que fue ligamayorista con buena carrera o algo así, probablemente el respeto es tuyo para perder. Creo que hay una diferencia ahí." A lo largo de su carrera en la cueva, Leyland sí ha gozado del respeto de sus jugadores, que han incluido a peloteros de la talla de Barry Bonds y ahora el venezolano Miguel Cabrera. "Hay que tener una buena relación con tu equipo y él la tiene", dijo Cabrera. "En nuestro equipo no hay superestrellas. Él siempre hace lo mismo dentro y fuera del terreno. "Lo bueno de él es que trata a todo el mundo igual", continuó Cabrera, que sí es una superestrella, por supuesto. "Así jugamos y así son las cosas." El torpedero dominicano de los Tigres, Jhonny Peralta, ha hablado una que otra vez sobre la confianza que Leyland le ha dado, sobre todo a la hora de devolverlo al campo corto a su llegada a Detroit, luego del experimento fallido del quisqueyano en la tercera base con Cleveland. "Para mí Jim Leyland es muy buen manager", dijo el oriundo de Santiago. "Les da mucha confianza a los muchachos. Eso es lo que hace más que otra cosa. Es un manager increíble. Todos los días está contento y quiere ganar todos los días, así que pone a todo el mundo contento." HABLA LA RUSSA, SU PRIMER "JEFE" A NIVEL DE G.L. La Russa, muy amigo de Leyland desde hace muchos años y quien le dio su primera oportunidad de vestir un uniforme de Grandes Ligas en el sur de Chicago, sigue de cerca la trayectoria de quien derrotó en la Serie Mundial del 2006 al frente de los Cardenales. "Para mí, no hay nadie mejor en el béisbol que él", dijo La Russa, tres veces manager campeón del Clásico de Otoño entre Oakland y San Luis. "Hay que tener muchos fuertes. Él maneja bien el pitcheo y tiene un buen feeling del juego. "Creo que su mayor fuerte es el respeto y la confianza que les gana a sus jugadores." Otra vez, surge el tema del respeto cuando se trata de alguien que no jugó a nivel de Grandes Ligas. "Jim es un caso especial", dijo La Russa. "Hasta yo era mejor jugador que Jim, y yo era malo. Él no tenía ese pedigrí. "Pero cuando llegó para ser coach en el 82, ya tenía 11 o 12 años dirigiendo. Ya era conocida su reputación como hombre de béisbol. Él lo hizo de la manera correcta. Se ganó su estatus en ligas menores." SER MANAGER HOY EN DÍA Son muchas las cosas que han cambiado desde que Leyland dirigió en Grandes Ligas por primera vez en 1986. Son más todavía desde que tomó las riendas de su primer equipo en liga menor en 1972. Pero Leyland, famoso entre otras cosas por su afición al cigarrillo, ha sabido ajustarse a la realidad moderna. "Creo que lo más difícil es lidiar con los medios", expresó. "Eso te toma mucho tiempo. Contestas muchas preguntas. Te cuestionan mucho. "Normalmente, la parte divertida es el juego", continuó. "Creo que la mayor responsabilidad es asegurarte de que tus peloteros estén listos para jugar todos los días. Si logras eso, creo que has hecho tu trabajo."

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