Luego de entrar en calor juntos previo a la final, una situación bastante particular y atípica, Roger Federer pareció manejar mejor los nervios que Stanislas Wawrinka en el inicio y hasta llegó a tener una chance de quiebre en el primer juego.
Los compases iniciales del duelo se dividieron entre imprecisiones -muchas-, un marcador equilibrado y las intenciones de ambos de tomar una posición dominante. El campeón del Abierto de Australia contó con una oportunidad de rotura, pero fue Federer el que sacó tajada de su devolución y quedó 3-2 arriba.
Con la ventaja, punto de inflexión. Wawrinka sintió el impacto de ceder su servicio por primera vez en el torneo y se repitió en errores no forzados (17 en el primer set). Federer, neutralizando el revés de su rival con un tiro bajo con slice, se encaminó hacia la primera ventaja, en 42 minutos.
El cambio de parcial le dio un nuevo aire a Wawrinka, que enseguida consiguió un quiebre y sacó una ventaja de dos games. No obstante, el exnúmero uno del mundo no permitió que la historia se le fuera de las manos tan rápidamente. Quebró en cero, ganó su servicio y puso el 2-2 en el marcador.
Y ahí un ingrediente extra: el mal clima. Con el 3-2 para Wawrinka, una pequeña lluvia obligó a un cambio de lado más extenso. La cancha, ahora, un factor le jugó a favor a Stan a raíz de sus tiros con mayor peso. No obstante, con agresividad, subidas a la red y solidez en el servicio, Roger neutralizó sus intentos.
La definición del set, en el tie break. Ahí, gran jerarquía de Wawrinka, que consiguió una leve diferencia y la cuidó con buen pulso. Estuvo firme, con su servicio como mejor aliado y aprovechó algunos impactos no tan certeros de su oponente. En ese parcial, Wawrinka sumó dos winners más (13 a 11) pero la gran diferencia estuvo en los errores no forzados (10 contra 18).
En el tercero y definitivo, Wawrinka se adelantó con velocidad por 4-0 aprovechando su bagaje en la superficie y la merma de Federer en lo físico para llegar al desenlace con ventaja.
No fue una final más. Además de definir un título de tanta historia e importancia, el campeón se consagró por primera vez en un torneo Masters 1000 y retuvo el tercer lugar en el ranking mundial. De haber cedido, caía en manos de Roger Federer, hoy Nº4.
El duelo entre los helvéticos tenía 14 antecedentes, con saldo favorable para el hombre de Basilea por 13-1, pero la única victoria del hombre de Lausana fue precisamente en este torneo, en la segunda ronda en 2009.
Federer, en cambio, buscaba ganar la corona de Monte Carlo por primera vez después de tres finales perdidas entre 2006 y 2008. Además, quería su 22° corona Masters 1000 y primera desde agosto de 2012, cuando triunfó en Cincinnati. Pero sigue en segundo lugar en la lista de líderes de todos los tiempos, detrás de Rafael Nadal (26).
Federer ya se había convertido en el tercer jugador en la Era Abierta en llegar a las 950 victorias en el circuito el viernes, cuando se recuperó del abismo para superar a Jo-Wilfried Tsonga en los cuartos de final.
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