LOS ÁNGELES -- Parecía que la comodidad iba a hacer acto de presencia en
un Staples Center demasiado acostumbrado a presenciar encuentros
resueltos in extremis. Nada mas lejos de la realidad. El partido entre
Los Ángeles Lakers y
Washington Wizards
acabó en desastre (100-103). Estuvo marcado por la placidez lagunera en
la primera mitad, cuando los angelinos llegaron a alcanzar una máxima
ventaja de 18 puntos, y el ataque de nervios de otro último periodo
definitorio, esta vez, con final infeliz y de infarto.
Los Wizards se crecieron gracias a la gran actuación de
John Wall (24 puntos y 16 asistencias), quien protagonizó un festival de asistencias para que compañeros como
Trevor Ariza (25 puntos),
Kevin Seraphin (12 puntos y cinco rebotes) o
Martell Webster
(13 puntos) sacaran tajada y mejorarán un porcentaje anotador inferior
al 39 por ciento en la primera mitad y del 46 por ciento en la segunda.
Se aprovecharon de las carencias defensivas de los Lakers en la segunda
mitad y sacaron petróleo de su visita a Los Ángeles.
El confort de un resultado favorable que apuntaba maneras, acabó
complicándose en el tramo final, cuando los Wizards llegaron a agarrar
ventaja por primera vez en todo el partido. La calma se hizo tormenta y
los Lakers no pudieron sacar provecho del valor añadido de una rotación
que incluyó a dos pesos pesados recién salidos de la enfermería, como
son
Pau Gasol (cuatro puntos y ocho rebotes) y
Kobe Bryant (21 puntos y 11 asistencias).
La Mamba Negra se recuperó de un esguince en el tobillo y un proceso
gripal, y fue el encargado de alimentar de asistencias a sus compañeros y
de llevar sobre sus espaldas el peso anotador de los suyos. Pero no fue
suficiente. Su buena labor no sirvió para alcanzar una victoria que
finalmente se convirtió en una de las derrotas más duras de la campaña.
A pesar del sinsabor del resultado final y las concesiones en los ultimos dos periodos, hay aspectos a reseñar.
Dwight Howard
20 puntos y 15 rebotes) salió especialmente favorecido por la
recuperación de Kobe, y es que muchas de las anotaciones del centro
llegaron gracias a Bryant. A pesar de ello, Howard guisó y se comió
varios puntos tras solventar su presencia en la pintura
providencialmente. Tampoco fue suficiente.
Gasol realizó una gran labor defensiva, espació bien la cancha y se
impuso en el apartado de los rebotes, aunque se mostró algo oxidado de
cara a canasta. Aunque D'Antoni contó con él en el quinteto inicial, el
español no acabó la cita en los minutos más importantes de los suyos.
Durante los dos cuartos iniciales, sobró oxígeno sobre la duela y la
plantilla lagunera se vio favorecida por la inclusión de dos jugadores
más en una rotación acostumbrada a contar con dos y tres jugadores desde
las lesiones de Bryant y Gasol. La labor de la banca resultó
fundamental para el brío del juego de los Lakers, que desplegaron un
buen básquetbol al tiempo en que los Wizards apenas ofrecieron
resistencia. Pero la fiera despertó y los papeles se cambiaron.
De los 57 puntos que anotaron los Lakers en la primera mitad, 29 llegaron gracias a los cuatro magníficos de la segunda unidad.
Antawn Jamison
(11 puntos y siete rebotes) estuvo de lo más acertado en la pintura.
Sus anotaciones, 'pick and rolls', entendimiento con Bryant, Nash y
Steve Blake y su solidez en los rebotes le volvieron a convertir en el jugador más determinante de la banca.
El buen papel de Jamison quedó complementado a la perfección con un
Blake (cinco puntos y cinco asistencias) cuyo estado de gracia se
confirma partido a partido. El armador tiene la virtud de comprender las
necesidades de cada compañero.
Jodie Meeks
(16 puntos) completó un gran encuentro a base de constancia y, sobre
todo, confianza. Llegó a lograr un balance de 5-8 en tiros de campo y
3-5 en triples.
La derrota supone un varapalo para los laguneros, que pierden posiciones con
Houston Rockets en la séptima plaza tras la victoria de los texanos, y mantienen la diferencia con
Utah Jazz en la lucha por la octava plaza, los jazzeros también sucumbieron.