SAN FRANCISCO - Una de las actuaciones más
dinámicas en la historia reciente del béisbol se basó en una declaración
bastante discreta.
En las horas previas al Juego 7 de la Serie Mundial el 29 de octubre,
el manager de los Gigantes, Bruce Bochy, sostuvo una sesión breve con
los reporteros asignados al equipo y afirmó que
Madison Bumgarner, quien había hecho 117 pitcheos tres días antes en el Juego 5, podía tirar en el partido decisivo en Kansas City.
Aquel día 29 era el momento habitual para Bumgarner tirar entre
salidas, lo cual significaba que-según el estimado de Bochy-el zurdo
podía lanzar hasta tres entradas.
Par de horas después de eso, el derecho
Jake Peavy y Bumgarner estaban atrapando elevados en los jardines del Kauffman Stadium durante las prácticas de bateo de los Gigantes.
Relató Peavy: "Él me preguntaba cómo pensaba yo que iba a darse el juego. Y me dijo, 'Si (el abridor de San Francisco,
Tim Hudson)
puede (lanzar lo suficiente para entregarme el juego), yo puedo
llegárselo a (los relevistas Sergio) Romo y (el dominicano Santiago)
Casilla'. Yo le dije, 'Madison, cuando tú tengas la bola, no vas a
soltarla. Eres lo mejor que tenemos'".
Bumgarner no soltó la bola y sí, fue lo mejor de los Gigantes. El
joven excedió las expectativas de Bochy e hizo valer lo dicho por Peavy
con cinco ceros en relevo. Su labor monticular selló una victoria de San
Francisco por 3-2, lo cual le dio al equipo su tercer título de la
Serie Mundial en cinco temporadas. La actuación también aseguró el lugar
de Bumgarner en los anales de la historia del béisbol.
Un granjero durante el invierno, Bumgarner cosechó una gran cantidad
de récords en la postemporada del 2014, incluyendo innings lanzados en
un año (52.2) y entradas consecutivas en blanco en la ruta (32.2). El
oriundo de Carolina del Norte también fue el séptimo jugador en ser
nombrado Jugador Más Valioso tanto de la Serie de Campeonato como la
Serie Mundial y el noveno pitcher en tirar múltiples blanqueadas en una
misma postemporada.
Para coronar su gran otoño, Bumgarner fue reconocido como Deportista
del Año por la revista Sports Illustrated. "Es posible que nunca
volvamos a ver algo semejante", dijo Romo.
Agregó el relevista de los Gigantes,
Jeremy Affeldt: "Fue algo así como súper humano".
De hecho, afirma Affeldt que él,
Matt Cain y
George Kontos
fueron al clubhouse de San Francisco para ver la transmisión del juego
por televisión cuando a los Gigantes les tocaba batear. Cuando Bumgarner
volvía al montículo, el trío regresaba al dugout para ver al zurdo
hacer historia.
"En realidad no soy supersticioso, pero de verdad estaba más nervioso
después de terminar de lanzar yo", dijo Affedlt, quien dejó en blanco a
los Reales en 2.1 episodios entre Hudson y Bumgarner en el Juego 7.
Bumgarner retiró a 14 bateadores en forma consecutiva después de permitirle hit al primero que enfrentó, el venezolano
Omar Infante.
La velocidad de Bumgarner había disminuido un poco en comparación con
su salida del Juego 5, pero en general era el mismo lanzador dominante.
"Veíamos la banca de los Reales y sus expresiones decían, '¿Tenemos que volvernos a enfrentar a este muchacho?'"
Los compañeros de Bumgarner quedaron maravillados, pero no
sorprendidos. El zurdo cumplió a carta cabal en el Juego del Comodín en
Pittsburgh, blanqueando a los Piratas en un partido de vida o muerte.
"Vieron (el juego en) Pittsburgh, ¿verdad?", expresó Affeldt. "Mientras más estresante la situación, más calma tiene él".
Durante el vuelo de regreso a San Francisco, Affeldt estaba sentado
en la fila justo delante de Bumgarner. El primero miró para atrás y le
dijo al segundo, 'Eso fue increíble'", relató Affeldt. "Él simplemente
se rio y dijo, 'Gracias'".
Bumgarner no tenía que decir mucho más. A sus 25 años de edad, tiene
marca de 67-49 en campaña regular, para acompañar récord de 7-3 con
efectividad de 2.14 en la postemporada. Sabe de lo que es capaz.
"Él sabe quién es", dijo Affeldt. "Sabe la clase de pitcher que es.
Sabe la clase de material que tiene. Tiene mucha confianza. Siempre la
ha tenido, pero ahora parece que tiene la actitud de, 'Dame la bola.
Puedo hacerlo. Puedo hacer el trabajo'".