NUEVA YORK - No es una película repetida. Esta
segunda parte del debate sobre el Jugador Más Valioso de la Liga
Americana en teoría tiene todos los ingredientes para ser fascinante, y
vuelve a reciclar una discusión en la que ninguno de los bandos cede un
milímetro.
Desde una trinchera se encuentran los tradicionalistas que desprecian
el empleo de estadísticas avanzadas, renegándolas como afrenta a la
esencia del béisbol. Desde la otra, acometa una facción que propugna por
la objetividad de los datos, tratando con desdén a los antagonistas.
Ahora bien, a la hora de definir un ganador entre
Miguel Cabrera y
Mike Trout,
lo aconsejable es ir directo al grano. Y lo que va a ocurrir al momento
de la votación se perfila demasiado previsible. Como siempre todo pasa
por el término de "valioso".
Cabrera, gracias a sus prodigiosos números de poder, repetirá con el
galardón. Si uno va a argumentar que el premio le corresponde al tercera
base de los Tigres nada más tiene que enfatizar que su desempeño ha
sido superior al del año pasado, cuando se erigió en el primer bateador
desde 1967 que logró la Triple Corona. Arrancó la temporada con un
abrumador ritmo de que calcaría la Triple Corona en porcentaje de bateo,
jonrones y carreras impulsadas. Pero
Chris Davis de los Orioles apareció para eclipsarle en cuadrangulares y también le ha sacado una mínima ventaja en carreras impulsadas.
Y lo otro es que Cabrera ha conseguido otra Triple Corona, puesto que
es el líder en porcentaje, slugging y OPS (embasado más slugging). En
cada una de esas categorías aumentó considerablemente su producción: 15
puntos más en porcentaje; 31 puntos más en slugging; y 78 más en OPS.
Todo lo que debe hacer un simpatizante de Cabrera es repetir una y vez la siguiente frase: "ha sido mejor que el año pasado".
Por su defensa, velocidad y bateo, Trout ha confirmado plenamente ser
el jugador más completo de las Grandes Ligas, lo cual se aprecia a
simple vista y que se avala con cuentas fáciles de entender, sin
siquiera tener que recurrir al polémico WAR. Pero el jardinero no va a
ganar por la simple razón que juega con los Angelinos de Los Angeles,
que fueron un fiasco, mientras que Cabrera acaba de celebrar en Detroit
la conquista de su tercer título seguido de división.
Hablando de WAR, de acuerdo con la fórmula de Fangraphs, Trout
comanda con contundencia la tabla de la estadística que busca sintetizar
en una sola cifra el aporte integral de un pelotero a su equipo. El
suyo es de 10.2, escoltado en su circuito por
Josh Donaldson
de los Atléticos (7.7) y Cabrera (7.6). Trout también domina
groseramente en embasado, cuyo porcentaje disparó 31 puntos con respecto
al .399 del año pasado, además de liderar en carreras anotadas y bases
robadas. Según las mismas instrucciones que se presentan para la
votación de un premio individual, la campaña de un equipo no debe ser
considerada. Sin embargo, es uno de los factores que más se pregona para
sacar de carrera a Trout.
Hasta Mike Scioscia, el mánager de su equipo, le sustrae peso cuando
hace poco afirmó que "a menos que las estadísticas de un jugador superen
ampliamente a los demás, y me refiero a números asombrosos, de eso que
uno diga `esta es la temporada más increíble de la historia', lo que
debe influir es la posición de los equipos".
Pobre Trout. Tiene que cargar con la culpa de las metidas de pata de
Scioscia, el dueño Arturo Moreno y demás ejecutivos del club.
Se recomienda no esgrimir el argumento de que Cabrera ha tenido un
mediocre mes en septiembre por culpa de varias molestias físicas.
Después de todo, Trout tuvo su mes para el olvido en abril. Y todos los
seis meses de la campaña son importantes.
Ahora bien, los Tigres tienen al alcance obtener algo inédito:
jugadores suyos acaparando el Más Valioso, el Cy Young y el Novato del
Año.
En cuanto al JMV de la Nacional, se antoja la posibilidad de que un pitcher se cuele en la pelea y repetir lo conseguido por
Justin Verlander de los Tigres hace dos años.
Clayton Kershaw
(Dodgers) tiene amarrado el Cy Young al liderar en efectividad (1.83),
ponches (232) y WHIP (0.92), mientras que figura segundo en innings
lanzados (236).
Pero el versátil jardinero central
Andrew McCutchen
(Piratas) es el favorito por su rendimiento parejo, junto con Cabrera y
Trout como los únicos con la línea .300/.400/.500 en bateo, embasado y
slugging esta campaña. También ha sonado el nombre de
Yadier Molina
(Cardenales) bajo la premisa de premiar su trabajar defensivo y
conducir a los lanzadores, pero su magro total de 79 impulsadas va en su
contra. Otro bajo consideración es el primera base
Paul Goldschmidt
(Diamondbacks), líder en remolcadas. Y el jardinero dominicano Carlos
Gómez (Cerveceros) sumará votos tras consolidarse como jugador de cinco
herramientas en el mismo molde que McCutchen.
Max Scherzer
(Tigres) tiene una marca de ganados y perdidos de 21-3. El Cy Young es
suyo más allá de eso por delante de un nutrido pelotón que incluye a
Chris Sale,
Hisashi Iwakuma,
Yu Darvish,
Aníbal Sánchez y Bartolo Colón. Scherzer aparece entre los tres mejores
de la Americana en ponches, promedio de bateo de los rivales, WHIP y en
el WAR para los lanzadores.
Si Kershaw es considerado para el JMV de su liga, entonces significa
que el zurdo no tiene competencia para llevarse su segundo Cy Young en
tres años. Su efectividad de 1.83 es la más baja de un pitcher abridor
desde el 1.87 de Roger Clemens en 2005.
El cubano José Iglesias comenzó la temporada en Boston y terminó como
el campocorto en Detroit cuando los Tigres se apuraron a buscarle
reemplazo a
Jhonny Peralta
por su suspensión en el caso de dopaje de la clínica Biogenesis. Nadie
ha ganado el premio al Novato del Año tras un canje a mitad de campaña.
Formidable en la defensa, Iglesias se ha destacado ofensivamente con un
OPS de .743. Entre sus rivales se encuentran un par de Rays, el
jardinero Will Myers y el abridor
Chris Archer, y el zurdo venezolano Martín Pérez (Rangers). Myers se ha despegado de Iglesias en la recta final.
La abundancia de novatos en la Nacional es tremenda, con dos cubanos a
la cabeza: el pitcher José Fernández (Marlins) y el jardinero
Yasiel Puig
(Dodgers). Ventaja para el derecho Fernández, quien estuvo lanzando
desde el arranque de la campaña. El colombiano Julio Teherán (Bravos),
Hyun-Jin Ryu (Dodgers) y
Shelby Miller (Cardenales), todos lanzadores abridores, se merecen consideración.
John Farrell (Medias Rojas) debe ganar el Mánager del Año de la
American tras tomar las riendas de un equipo a la deriva, último de su
división con 69 victorias a tenerle como el mejor de la liga. Pero hay
que darle crédito a Joe Girardi, quien mantuvo a flote a los Yanquis
pese a improvisar alineaciones casi todos los días --empleando un récord
de 56 jugadores-- además del constante goteo de distracciones causadas
por Alex Rodríguez. Bob Melvin, el ganador del año pasado y cuyos
Atléticos repitieron como campeones en el Oeste, y Terry Francona, al
mando de unos Indios cerca de los playoffs, no pueden pasar
inadvertidos.
En la Nacional, la narrativa de Clint Hurdle como el dirigente que
puso fin a las dos décadas de decepciones de los Piratas, finalmente con
un récord positivo, finalmente en los playoffs, es irresistible. Pero
no se puede ignorar el trabajo de Don Mattingly con los Dodgers, un
equipo que contemplaba despedirle a fines de mayo al encontrarse en la
cola del Oeste.