BUENOS AIRES -- La despedida de Josep Guardiola de la dirección técnica del Barcelona prácticamente nos pone ante el ejercicio de pensar qué pasará en el club catalán de acá en más: cuánto habrá de continuidad y cuánto de cambio para un equipo que ganó prácticamente todo durante tres años seguidos.
La primera sensación que uno tiene es que estamos ante el fin de una era: sostener la cantidad y el nivel de éxitos conseguidos en tan poco tiempo suena utópico. De alguna manera, y como una cruel casualidad, a pocos días de anunciar su adiós, Guardiola vio cómo el archirrival de su equipo, el Real Madrid, se consagraba en la Liga, poniéndole fin a tres temporadas de hegemonía blaugrana.
Por otra parte, hay varios jugadores que ver acercarse el final de su carrera. Xavi y Puyol, por nombrar a dos de los estandartes del equipo, ya pasaron los 30 años, con lo cual es difícil imaginarlos al frente durante muchos años más.
Tampoco ha habido un recambio tan marcado: ninguno de los jugadores de la nueva generación ha sabido ganarse un lugar firme en el equipo. Los Thiago, Tello o Cuenca todavía son grandes proyectos, pero lo cierto es que tienen un largo camino por recorrer para desplazar a los Iniesta, Busquets o Messi, todos ellos ya bien entrados en su tercera década de vida.
Guardiola y Messi
EFEMessi será uno de los que llevará la herencia de Pep
Pero tampoco hay que pensar que el futuro es negro. Todo lo contrario: gran parte de lo que venga de aquí en más dependerá de los jugadores. Y esto no es por quitarle estatura a la figura de Tito Vilanova, quien si bien no tiene el perfil de Guardiola, puede adquirirlo con el correr de los años, pero además, conoce a la perfección a La Masía, al club y a quienes cumplen distintos roles en él.
Cuando digo que los que tienen el futuro en sus manos son los jugadores, me refiero a algo que dije en muchas ocasiones cuando trabajaba como técnico: nuestro aporte a los resultados deportivos es importante, pero siempre mucho menos relevante que la de los verdaderos protagonistas, que son quienes entran al campo de juego.
Tanto cuando estuve en Vélez como en mis dos períodos en Boca, tuve la suerte de encontrar grupos extraordinarios. Uno debe convencer a esos grupos de que jugar cómo uno propone puede darles resultados, pero si creen ese discurso y aceptan las herramientas que uno les da, luego son ellos quienes se convierten en artífices de su propio futuro.
DOS GRANDES CAMPEONATOS
El duelo entre Barcelona y Real Madrid acaparó la atención de todos en las últimas semanas, incluso pensando que podían volver a enfrentarse en una final europea que finalmente no se dio. Pero en las otras dos grandes ligas del continente estamos llegando a finales apasionantes.
En Inglaterra, el sube y baja entre el Manchester City y el Manchester United parece haberse definido a favor del primero. Ganó un partido muy flojo en el que decepcionaron prácticamente todos (salvo Nasri y Toure) y quedó en mejor posición por la diferencia de goles a su favor, pero tiene a la vez el fixture más complicado, ante un Newcastle que busca las copas y un Queens Park Rangers amenazado por el descenso. Veremos si se sostiene y consigue arruinarle del todo el año a un United que da cada vez más signos de envejecimiento.
En Italia, el AC Milan se le acercó a la Juventus, pero tiene el domingo el gran compromiso del derbi ante el Inter, que busca llegar a la Europa League. Será otro final cabeza a cabeza, con una leve ventaja para la Vecchia Signora en busca de su primer scudetto luego del descenso.
Ante este cruce de caminos están los jugadores del Barcelona, y si son inteligentes, tienen todo para seguir sumando éxitos. A Guardiola le tienen todo el respeto, cariño y reconocimiento de una época que ya terminó, pero sabiendo que el método de trabajo y el sistema seguirán siendo los mismos, si ellos siguen convencidos, seguirán rindiéndole homenaje de la mejor manera: jugando igual y consiguiendo los mismos resultados.
CAMBIAR PARA QUE NADA CAMBIE
En el fondo, el discurso de Vilanova y de todos los que lo rodean seguirá siendo el mismo. Se privilegiará el buen trato de la pelota, el control abrumador de la posesión y la presión para ahogar al rival en las ocasiones en las que se haga del balón.
Tampoco es algo nuevo para el Barcelona, que lleva años aplicando y creyendo en el mismo sistema. Desde las épocas de Cruyff, pasando por Van Gaal y llegando incluso a Rijkaard, el antecesor de Guardiola, la influencia del fútbol holandés lleva décadas dejando su marca en el club.
En todo caso, creo que es muy probable que Vilanova refuerce los argumentos que más éxito le dieron a Guardiola en su momento, y a la vez pienso que de las respuestas que tenga para los pequeños problemas que tenía Pep uno podrá ver más claramente hacia dónde va el nuevo Barcelona.
Veo una defensa de cuatro hombres atrás, con laterales que marcan y se proyectan desde el fondo. Pero a la vez me pregunto si seguirá probando con Mascherano de central, en un puesto que no le es natural, por más que haya tenido grandes actuaciones.
También me pregunto qué hará con David Villa una vez que esté recuperado. ¿Será el referente de área que le viene faltando o lo hará jugar de afuera hacia adentro?
Guardiola y Vilanova
EFEVilanova conoce la filosofía y seguirá el mismo rumbo
Y la gran pregunta que nadie se hace: ¿y si un día no puede contar con Messi? El mejor jugador del planeta está siempre presente y por los 90 minutos. Es difícil imaginarse al Barcelona sin él, pero sería demasiado arriesgado para Vilanova no pensar opciones.
Eso nos lleva al tema de los refuerzos: pensar en un enganche es una posibilidad, sobre todo si uno analiza que Messi, en la posición en la que viene jugando los últimos años, hace las veces de. También está por verse si Barcelona saldrá al mercado a buscar lo que hoy le falta, como ese hombre claro de punta, atacantes zurdos o laterales. En este último caso, que se hable de Jordi Alba, del Valencia, ya es una señal.
En definitiva, y antes aún que las elecciones tácticas, los refuerzos o falta de ellos, y también las partidas (ya se habla de Dani Alves) van a mostrar cuánto de cambio y cuánto de continuidad tendrá el Barcelona de Tito Vilanova.
Enfrente tendrá, una vez más, a un Real Madrid sediento de más títulos y que seguramente hará lo que mejor sabe hacer: reforzarse en el mercado. No nos engañemos: la Liga será, otro año más, un asunto entre ellos dos. Y a la vez, los dos irán por todo en Europa, donde este año se quedaron con las ganas.
LA HERENCIA DE PEP
Más allá de haber vuelto a poner a la pelota en el centro de la escena, Guardiola deja varias grandes decisiones como legado.
Por un lado, no tuvo miedo a la hora de deshacerse de grandes jugadores que no terminaban de acoplarse a su sistema. Sobre todo con jugadores ofensivos de alto perfil, que siguieron su ruta hacia otros destinos sin que el Barcelona los extrañara, como pasó con Ronaldinho, Henry, Eto'o e Ibrahimovic.
También le encontró el mejor lugar a un chico que arrancaba como puntero derecho. Lo puso más retrasado para arrancar más lejos del arco, con más espacio y visión. No se puede decir que Guardiola convirtió a Messi en lo que hoy es, pero claramente ayudó a que explotara al máximo ese enorme talento que hoy nos deslumbra.
También instaló a jugadores hoy imprescindibles que no lo eran tanto, sobre todo en el mediocampo, como Busquets e Iniesta. E hizo que otros que antes pasaban por rústicos, como Puyol, mostraran toda su ductilidad y clase para cumplir distintos roles.
Cuando Guardiola dice que va a descansar, yo lo comprendo. Hace poco vi una foto de él hace cuatro años, cuando recién se hacía cargo, y hoy lo veo cansado por la presión acumulada con la que tuvo que lidiar.
Yo viví cinco años en Boca con esa máxima exigencia, sin términos medios. Y llega un momento en el que ningún éxito alcanza, ya que si uno gana se le pide que golee, y si es campeón se le pide que juegue mejor.
Guardiola vivió eso en carne propia, con lo cual no es extraño que se tome un año sabático. Habrá que ver, cuando decida volver, si encuentra un medio tan favorable como el que tuvo en Barcelona, con apoyo completo de los dirigentes y un público que le fue fiel.
Felicidades.
Carlos Bianchi es el 13º goleador de la historia del fútbol mundial y el técnico que más títulos ganó en el fútbol argentino. Surgió como jugador en Vélez Sarsfield de su país, donde fue campeón en 1968, para luego destacarse en distintos clubes de Francia. Allí inició su carrera como técnico, antes de volver a la Argentina para ganar 15 títulos locales e internacionales, seis con Vélez y nueve con Boca Juniors. También dirigió a la Roma de Italia y al Atlético de Madrid de España y es eterno candidato a conducir a la Selección Argentina. Ha escrito para diversos medios de prensa y también se ha desempeñado como comentarista televisivo en distintos canales de Latinoamérica y del mundo. Consulta su archivo de columnas.