TEMPE, Arizona - Albert Pujols llega al Tempe Diablo Stadium a las
6:30 de la mañana y se va pasadas las 3:00 de la tarde, cuando la gran
mayoría de los otros 63 participantes en los entrenamientos de los
Angelinos ya se han ido.
El dominicano le pone hielo a sus rodillas de 33 años, preparándose para el día siguiente.
Pujols ha ganado dos Series Mundiales y tres premios al Jugador Más
Valioso, ha firmado uno de los contratos más lucrativos en la historia y
sería un Salón de la Fama en cinco años si se retirara ahora mismo.
Pero motivación no le falta.
"Aún tengo hambre", dijo el veterano. "Aún tengo que estar aquí
temprano, hacer mi trabajo, mi preparación. Eso es algo que nunca va a
cambiar. Cuando lo vean cambiar, será que ya no estaré enamorado del
juego. No creo que eso llegue a pasar, porque antes de eso prefieron
colgar el jersey."
Pujols sigue enamorado del proceso, el trabajo arduo que premia esa clase de dedicación.
Y al igual que tantos de los grandes, quiere más y más.
"Sólo tengo dos dedos para poner anillos", dijo. "Hermano, tengo 10 dedos."
Sin embargo,
Pujols siempre dice que no son los números lo que lo
motiva. Al decírsele que este año probablemente sea el momento para que
llegue a los 500 jonrones (le faltan 25), las 1,500 empujadas (está a
66), el quisqueyano habla como si no lo supiera.
"Ojalá pudiera explicarle eso a la gente", expresó el toletero. "No
juego por los números, hombre. Soy raro en ese sentido. Es que sé que me
queda mucha carrera y, cuando esté retirado, espero tener mucho tiempo
para disfrutar lo que he hecho en este juego.
"Pero ahora mismo, pues no sé, quiero concentrarme en lo que tengo
que hacer este año, no pensar en los 500 cuadrangulares", continuó. "Esa
es otra distracción, y uno no quiere más distracciones. Este juego es
difícil. Es difícil y si traes más distracciones, lo haces más difícil
aun."
El año pasado-tal vez por primera vez en su carrera-Pujols aprendió lo difícil que puede ser."
Durante su primer mes con los Angelinos, equipo con el que acababa de
firmar por US$240 millones, a uno de los mejores bateadores de su
generación se le olvidó cómo batear. Daba swings que lo hacían salir de
sus zapatillas, apenas recibía bases por bolas y no daba jonrones. Para
el 5 de mayo, bateaba .194 sin cuadrangulares cuando el manager Mike
Scioscia le dio un descanso mental.
Sin embargo, de repente volvió el Albert Pujols de verdad. Desde
mediados de mayo hasta el final de la temporada, el dominicano bateó
.312 con OPS (porcentaje de embasarse más slugging) de .964, 29
vuelacercas y 93 impulsadas. De alguna manera, terminó con
números-promedio de .285, 30 jonrones y 105 empujadas-que se parecían a
lo normal para él.
"No todo el mundo puede hacer lo que hice el año pasado-batear .170 en mayo y luego .280, casi .300 al final", dijo Pujols.
Navegar el peor bajón de su carrera y hallar la manera de salir de
ellos es, según el propio pelotero, uno de los mayores logros de Pujols.
"Creo que hice algo especial y que fue un gran año", manifestó. "Pero a veces la gente sólo quiere enfocarse en lo negativo."
Es fácil entrar en pánico cuando se trata de Pujols, ya que el
toletero está bajo contrato por nueve años más con los Angelinos.
También vienen de una cirugía en una de sus rodillas y porque sus
números han disminuido en cada una de las últimas tres temporadas.
Pero al mismo tiempo es tentador preguntarse qué podrá hacer el
dominicano con un abril normal-sobre todo que está más familiarizado con
los Angelinos y ahora con la presencia de Mike Trout y Josh Hamilton,
quienes acaparan su cuota de titulares.
"El año pasado, aun durante la temporada, parecía que todo el mundo
quería algo de uno", expresó Pujols. "Eso es difícil. Este año las cosas
son un poco más relajadas. Hay menos entrevistas, menos sesiones de
fotos y esos asuntos."
Pujols es uno de los atletas de más caridad y con plena consciencia
de la responsabilidad que conlleva su fama. Pero es bien selectivo a la
hora de hacerse disponible y no deja que nada interfiera con su rutina.
Por eso es tan difícil conseguir una entrevista. También es por eso que
no se le ve en anuncios y que nadie le ha puesto la etiqueta de
"bonachón".
Ahora bien, de alguna manera Pujols cree que muchas veces se le malinterpreta.
"Como dije el otro día con Trout-tienes que aprender a decir que no a
veces, porque hay distracciones que no quieres en tu juego", dijo. "Por
eso la gente me ve de la manera equivocada. Dicen que soy malhumorado y
cosas así. Pero cuando estoy haciendo mi trabajo, es mi trabajo. Si
quiero ser exitoso, tengo que enfocarme en mi trabajo al 100%. Y luego,
si tengo tiempo, lo haré (hablar con la prensa). Pero así me criaron mi
mamá y mi papá."
Ese enfoque es algo de siempre con Pujols, pero en su exterior se le
ve algo duro por la percepción de que los medios pujan por sus defectos
porque eso representa una historia de más relevancia.
El veterano ve la temporada pasada como el ejemplo perfecto de ello.
"Esa es la realidad", dijo Pujols. "Es triste. Es triste que la gente
prefiera que fracases en vez de que triunfes. Es triste, pero a veces
tiene que ser así. No son todos. No voy a poner a todos en el mismo
grupo. Pero a veces pienso que hay gente que quiere que te vaya mal para
hacer una gran nota sobre eso. No puede ser así. No puedes desearle mal
a nadie, porque al final eso te va a perjudicar."
Esa mentalidad de "yo en contra de todo el mundo" es la que tienen
muchos atletas; los mejores la usan para triunfar. Pujols cree eso
firmemente. También tiene una dedicación única a su trabajo. También
piensa ser el mismo tipo de líder de siempre, aunque ya se fue Torii
Hunter, quien tenía mucho que decir a diario en el clubhouse de los
Angelinos.
"Voy a ser el mismo", dijo Pujols. "Si tengo que ayudar, si tengo que
decir algo, estaré ahí. Pero no tengo que hacer cosas para que la gente
diga, 'Míralo, es un líder.' No tengo que abrir la boca. Dejo que mi
trabajo haga eso por mí."