nvestigadores de la Universidad de St. Andrews descubrieron que incluso las interacciones de tipo no sexual provocan un aumento considerable de la temperatura del rostro femenino.
El equipo científico se valió de escáneres térmicos para detectar los cambios en las mujeres heterosexuales que participaron del estudio, durante sus encuentros con personas del sexo opuesto.
Las pruebas se llevaron a cabo en dos etapas. En la primera se midieron las variaciones en la temperatura corporal general de 17 mujeres, y en la segunda se focalizaron en las variaciones en el rostro de otras 23 participantes, explicó a BBC Mundo la coordinadoras de la investigación, Amanda Hahn.
Hallaron que incluso aún cuando los cambios son perceptibles a simple vista, el rostro de las mujeres se "ilumina" cuando está en compañía de hombres.
Aunque todavía no se han hecho estudios que comprueben efectos parecidos en el rostro de los hombres, según explicó Hahn los resultados de esta primera fase de las investigaciones podrían ser incorporados en los controles de los niveles de estrés y el monitoreo de emociones.
Estas pruebas son comúnmente utilizadas en las pruebas de detección de mentiras.
Los científicos comprobaron que la temperatura del rostro podía subir hasta un grado durante la interacción.
Hahn explicó que su equipo registró los cambios en la temperatura de las manos, los brazos, el rostro y el pecho de las mujeres cuando interactuaban con hombres.
Descubrieron que las variaciones más notables se daban en el rostro de las participantes, donde las temperaturas podían llegar a subir hasta un grado en algunos casos.
Hahn explicó a BBC Mundo que las zonas de la cara más susceptibles a la presencia masculina son el entorno de los ojos, la nariz y la boca.
"Estas variaciones térmicas se producen en respuesta a interacciones sociales simples, en las que no se dan cambios de tipo emocional o sexual. De hecho, nuestras participantes no dijeron sentirse avergonzadas o incómodas durante la interacción", explicó la investigadora.
Su estudio, que aparecerá a finales de mes en la revista Biology Letters, muestra que simplemente el género del interlocutor afecta la reacción de las mujeres, que no presentaron cambios significativos cuando interactuaron con personas de su mismo sexo.
El profesor David Perrret, quien también formó parte del equipo de investigadores, agregó: "Recién estamos empezando a entender los usos potenciales de este tipo de imágenes térmicas en la medicina, pero pueden ser muy útiles en algunas áreas de la seguridad nacional, ya que las variaciones de la temperatura de la piel pueden incluirse en las pruebas de detección de mentiras".
El próximo objetivo del equipo es descubrir si estos cambios fisiológicos son percibidos por otras personas y si alteran de alguna forma la interacción social.
UN APUNTE
En los hombres
Aunque todavía no se han hecho estudios que comprueben efectos parecidos en el rostro de los hombres, según explicó Hahn los resultados de esta primera fa se de las investigaciones podrían ser incorporados en los controles de los niveles de estrés y el monitoreo de emociones. El próximo objetivo del equipo es descubrir si estos cambios fisiológicos son percibidos por otras personas.
El equipo científico se valió de escáneres térmicos para detectar los cambios en las mujeres heterosexuales que participaron del estudio, durante sus encuentros con personas del sexo opuesto.
Las pruebas se llevaron a cabo en dos etapas. En la primera se midieron las variaciones en la temperatura corporal general de 17 mujeres, y en la segunda se focalizaron en las variaciones en el rostro de otras 23 participantes, explicó a BBC Mundo la coordinadoras de la investigación, Amanda Hahn.
Hallaron que incluso aún cuando los cambios son perceptibles a simple vista, el rostro de las mujeres se "ilumina" cuando está en compañía de hombres.
Aunque todavía no se han hecho estudios que comprueben efectos parecidos en el rostro de los hombres, según explicó Hahn los resultados de esta primera fase de las investigaciones podrían ser incorporados en los controles de los niveles de estrés y el monitoreo de emociones.
Estas pruebas son comúnmente utilizadas en las pruebas de detección de mentiras.
Los científicos comprobaron que la temperatura del rostro podía subir hasta un grado durante la interacción.
Hahn explicó que su equipo registró los cambios en la temperatura de las manos, los brazos, el rostro y el pecho de las mujeres cuando interactuaban con hombres.
Descubrieron que las variaciones más notables se daban en el rostro de las participantes, donde las temperaturas podían llegar a subir hasta un grado en algunos casos.
Hahn explicó a BBC Mundo que las zonas de la cara más susceptibles a la presencia masculina son el entorno de los ojos, la nariz y la boca.
"Estas variaciones térmicas se producen en respuesta a interacciones sociales simples, en las que no se dan cambios de tipo emocional o sexual. De hecho, nuestras participantes no dijeron sentirse avergonzadas o incómodas durante la interacción", explicó la investigadora.
Su estudio, que aparecerá a finales de mes en la revista Biology Letters, muestra que simplemente el género del interlocutor afecta la reacción de las mujeres, que no presentaron cambios significativos cuando interactuaron con personas de su mismo sexo.
El profesor David Perrret, quien también formó parte del equipo de investigadores, agregó: "Recién estamos empezando a entender los usos potenciales de este tipo de imágenes térmicas en la medicina, pero pueden ser muy útiles en algunas áreas de la seguridad nacional, ya que las variaciones de la temperatura de la piel pueden incluirse en las pruebas de detección de mentiras".
El próximo objetivo del equipo es descubrir si estos cambios fisiológicos son percibidos por otras personas y si alteran de alguna forma la interacción social.
UN APUNTE
En los hombres
Aunque todavía no se han hecho estudios que comprueben efectos parecidos en el rostro de los hombres, según explicó Hahn los resultados de esta primera fa se de las investigaciones podrían ser incorporados en los controles de los niveles de estrés y el monitoreo de emociones. El próximo objetivo del equipo es descubrir si estos cambios fisiológicos son percibidos por otras personas.