"La verdad, me siento muy contento, porque pude contribuir un poco a ayudar al equipo a ganar," dijo Pujols, luego de la contienda, a pregunta de ESPNDeportesLosAngeles.com
¿El día de descanso que tuvo el sábado, le sirvió?
"No lo sé y no podría darle el crédito a un día de descanso. Porque el descanso es parte de la pelota y muchas veces el manager decide darte descanso."
Pujols, quien en cuatro turnos, pegó un hit, el cuadrangular, y se ponchó en una oportunidad, destacó su labor.
"Siento que le dí un cojincito a Jerome Williams, quien lanzó un gran juego."
Sobre las presiones a las que se vió sometido a lo largo de su mala racha, reviró ante los miembros del cuarto poder:
"Yo nunca estoy preocupado de lo que ustedes los periodistas- digan, o lo que piensen. Yo llego todos los días a tratar de hacer lo que sé que soy capaz de realizar, estar listo para cada juego y dar el 110 por ciento para el equipo y para la organización, y si puedo lograr eso, no hay nada de que estar preocupado."
¿Anticipa los lanzamientos que le hacen?
"No pienso mucho en lo que me pueden lanzar, no anticipo el lanzamiento. Este juego no se trata de adivinar, sino de hacer ajustes. Veo un buen lanzamiento, le tiro, siempre, esperando hacer contacto, porque yo no creo en la suerte. Es como lo he venido haciendo por trece años como profesional."
Pujols dijo que no tenía idea del paradero de la pelota que produjo el vuelacercas número 446 de su carrera.
"No sé dónde está la pelota."
Tampoco le dio importancia a la clase de lanzamiento que le permitió botarla por el pabellón del jardín izquierdo.
"No sé qué clase de lanzamiento me hizo, creo que fue un sinker, solo sé que hice un buen swing, la conecté bien y sentí que se iba."
Lo que sí destacó, fue el hecho de que sucediera en casa.
"Me da gusto de que haya sido aquí, en nuestro estadio y de que los aficionados hayan disfrutado de algo que venían esperando, por momentos, con cierta impaciencia, porque en los últimos días escuché algunos abucheos. Eso es parte de ser aficionado y los entiendo, porque no había tenido las actuaciones que todo mundo venía esperando."
Luego destacó que la temporada aún es muy joven.
"Esto no ese trata solo de 27 encuentros, jugamos 162 y al final de la temporada, los aficionados recibirán su recompensa por lo que pagan por sus boletos. Al final, estoy seguro de que aplaudirán y celebrarán más de lo que abuchean."
Pero, ¿había impaciencia en él?
"No, nunca estuve impaciente. Algunas veces, sentí que traté de hacer de más, al final del día, soy humano, como todos los jugadores de este equipo y todos, en veces, tratan de hacer más de lo que pueden."
Y, ahora, a pensar en lo que se viene: Gemelos y Rangers.
"Ahora debemos demostrar, como equipo, de lo que somos capaces, luego de una buena estadía en casa, a partir de la serie con Minnesota".
¿El día de descanso que tuvo el sábado, le sirvió?
"No lo sé y no podría darle el crédito a un día de descanso. Porque el descanso es parte de la pelota y muchas veces el manager decide darte descanso."
Pujols, quien en cuatro turnos, pegó un hit, el cuadrangular, y se ponchó en una oportunidad, destacó su labor.
"Siento que le dí un cojincito a Jerome Williams, quien lanzó un gran juego."
Sobre las presiones a las que se vió sometido a lo largo de su mala racha, reviró ante los miembros del cuarto poder:
"Yo nunca estoy preocupado de lo que ustedes los periodistas- digan, o lo que piensen. Yo llego todos los días a tratar de hacer lo que sé que soy capaz de realizar, estar listo para cada juego y dar el 110 por ciento para el equipo y para la organización, y si puedo lograr eso, no hay nada de que estar preocupado."
¿Anticipa los lanzamientos que le hacen?
"No pienso mucho en lo que me pueden lanzar, no anticipo el lanzamiento. Este juego no se trata de adivinar, sino de hacer ajustes. Veo un buen lanzamiento, le tiro, siempre, esperando hacer contacto, porque yo no creo en la suerte. Es como lo he venido haciendo por trece años como profesional."
Pujols dijo que no tenía idea del paradero de la pelota que produjo el vuelacercas número 446 de su carrera.
"No sé dónde está la pelota."
Tampoco le dio importancia a la clase de lanzamiento que le permitió botarla por el pabellón del jardín izquierdo.
"No sé qué clase de lanzamiento me hizo, creo que fue un sinker, solo sé que hice un buen swing, la conecté bien y sentí que se iba."
Lo que sí destacó, fue el hecho de que sucediera en casa.
"Me da gusto de que haya sido aquí, en nuestro estadio y de que los aficionados hayan disfrutado de algo que venían esperando, por momentos, con cierta impaciencia, porque en los últimos días escuché algunos abucheos. Eso es parte de ser aficionado y los entiendo, porque no había tenido las actuaciones que todo mundo venía esperando."
Luego destacó que la temporada aún es muy joven.
"Esto no ese trata solo de 27 encuentros, jugamos 162 y al final de la temporada, los aficionados recibirán su recompensa por lo que pagan por sus boletos. Al final, estoy seguro de que aplaudirán y celebrarán más de lo que abuchean."
Pero, ¿había impaciencia en él?
"No, nunca estuve impaciente. Algunas veces, sentí que traté de hacer de más, al final del día, soy humano, como todos los jugadores de este equipo y todos, en veces, tratan de hacer más de lo que pueden."
Y, ahora, a pensar en lo que se viene: Gemelos y Rangers.
"Ahora debemos demostrar, como equipo, de lo que somos capaces, luego de una buena estadía en casa, a partir de la serie con Minnesota".