Pedro es el que está en camino a Cooperstown tras ser elegido al Salón de la Fama en su primer año en la papeleta. Pero Ramón, quien consiguió 135 victorias durante una sólida carrera de 14 años en las Grandes Ligas, ayudó a abrirle paso a su hermano menor.
"Ramón era mi héroe", manifestó Pedro. "Yo cargaba su maleta a los diferentes terrenos en que jugaba antes de que él fuera profesional. Solamente quería ver a mi hermano jugar. Mi hermano era un pelotero súper".
Mucho antes de que Pedro se ganara su puesto entre los inmortales, consultaba bastante con Ramón por su sabiduría, apoyo y experiencia.
"Para los que no han conocido a mi hermano Ramón, él es de primera clase -- una excelente persona", señaló Pedro.
Cuando salió la noticia de que Pedro fue elegido al Salón de la Fama, Ramón no podía ocultar lo orgulloso que estaba.
"Me siento muy orgulloso", declaró Ramón desde su hogar en la Florida. "Se lo merece. Lo dio todo por el juego".
Como pelotero discreta estatura, Pedro trataba de superar algo de inseguridad y percepciones equivocadas sobre su talento. Ramón era el calmado, y tenía la compostura para ayudar a su hermano a ver el lado positivo de cada situación. Sin importar lo que le molestaba a Pedro, parecía que Ramón siempre sabía decir lo correcto.
Cuatro años después de que Ramón firmó con los Dodgers como agente libre internacional, Pedro siguió sus pasos a los 16 años en 1988.
Cuando Pedro se enteró al final de unos brillantes Entrenamientos de Primavera de 1993 que iba a ser enviado a liga menor, Ramón fue el que le dijo a su hermano que mantuviera la cabeza en alto y que siguiera tras sus sueños. Algunos días después, Pedro estuvo de regreso a los Dodgers, donde fue relevista intermedio durante el resto de la temporada.
Aunque en aquel entonces Ramón era un as establecido, ya podía ver que su hermano algún día sería el mejor lanzador de la familia.
Pedro fue convocado a ocho Juegos de Estrellas, ganó tres Premios Cy Young y un título de Serie Mundial en una carrera de 18 años. "Recuerdo que muchos me preguntaban quién era mejor. Yo les decía que él iba a ser mejor que yo por el material que tenía", declaró Ramón. "No son muchos los pitchers que pueden comandar tres lanzamientos. Yo en realidad tenía dos -- la recta y el cambio. Él tenía el paquete completo. Muchos señalaban su baja estatura, que era muy delgado y todo eso, pero él demostró lo que podía hacer".
Al final Pedro no tuvo la oportunidad de demostrar sus capacidades con los Dodgers. Después de aquella campaña en 1993, fue enviado a los Expos en noviembre a cambio del intermedista Delino DeShields. Aquella transacción es recordada como uno de los canjes más disparejos en la historia de Grandes Ligas.
Ramón volvió a alentar a Pedro en ese momento.
"Estaba decepcionado cuando fue canjeado a Montreal", expresó Ramón sobre Pedro. "Me llamó inmediatamente y estaba llorando. Le dije que ahora tenía la oportunidad de ser abridor. Le dije que era parte del juego. También le dije que aunque él deseaba que siguiéramos juntos, ésta era su oportunidad de ser lo que él quería".
Ramón acertaba una vez más. Pedro tuvo su oportunidad bajo el mánager quisqueyano Felipe Alou y tuvo foja de 11-5 como abridor en 1994 -- campaña acortada por la huelga de jugadores.
"Cuando estuvo en Montreal, demostró lo que podía hacer", indicó Ramón. "Fue agresivo y competitivo. Creo que después de su primer año en Montreal, todos se dieron cuenta de que sería una superestrella".
Todavía habría algo de adversidad en el momento del ascenso de Pedro. Ramón le enseñó y le instó a lanzar adentro. Pero como es el caso para muchos serpentineros jóvenes, Pedro no podía controlar la bola siempre. Hubo varios altercados con otros equipos.
Aunque los hermanos Martínez ya no eran compañeros de equipo, muchos en el béisbol le sugerían a Ramón que ayudara a Pedro.
"Recuerdo que Jim Leyland y otros dirigentes me decían que le advirtiera a Pedro que tuviera cuidado. Pero simplemente era muy agresivo", manifestó Ramón. "Yo le aconsejaba que siguiera haciendo lo mismo, pero que tuviera un poco de cuidado con el movimiento de la pelota".
El 29 de agosto de 1996, los hermanos Martínez tuvieron su único enfrentamiento de sus carreras. Ramón salió airoso 2-1, aunque Pedro tiró toda la ruta en Montreal y ponchó a 12 bateadores. Ramón todavía recuerda que jonrones consecutivos de Mike Piazza y Eric Karros lo ayudaron.
En 1998 Pedro pasó a Boston para comenzar un recorrido mágico de siete años en el Fenway Park que definió su carrera. En una de esas vueltas de la vida para los hermanos, los Medias Rojas firmaron a Ramón para las temporadas de 1999 y 2000. Esos resultaron siendo los mejores dos años en la carrera de Pedro.
"Fue en esas dos temporadas que visualicé a Pedro como un Salón de la Fama, porque estuvo increíble", dijo Ramón acerca de su hermano. "Diría que Pedro en su mejor momento, 1999 y 2000, fue increíble. Hizo que los buenos bateadores lucieran mal. Para mí, es el mejor pitcher que he visto. No por ser mi hermano, sino porque su repertorio era increíble".