Pudo haber sido de cierta lógica que el equipo boricua-que había llegado a su hotel en esta localidad a las 5 de la madrugada del mismo sábado--sucumbiera ante los dominicanos, que anotaron carreras en cada una de las primeras cuatro entradas y amenazaban con agregar más.
Pero no fue así.
Primero, los bates puertorriqueños despertaron para acercarse en el marcador por 6-4 en la primera parte de aquel quinto episodio. Y en el cierre de la entrada, el receptor de Puerto Rico Martín Maldonado frenó el ataque dominicano con dos riflazos para retirar en intento de robo a los veloces Eugenio Vélez y Emilio Bonifacio.
Después de eso, el relevo de los Indios se encargó silenciar a los Tigres el resto del camino, mientras los bates puertorriqueños continuaron atacando para sacar una notable victoria por 7-6 en 10 innings.
"Fueron dos tiros de Grandes Ligas", dijo el manager de Puerto Rico, Carlos Baerga, acerca de los disparos de Maldonado. "La primera clave fue parar esa ofensiva, porque cada entrada iban a anotar más carreras después de dos outs".
En el décimo capítulo, los boricuas jugaron la famosa "pelota pequeña" para fabricar la vuelta decisiva.
Con una precisión notable, Irving Falú dio un eficaz toque de bola para avanzar a la tercera base a Rey Navarro, quien había iniciado la entrada con doble. Más adelante, con hombres en primera y tercera y un solo out, Baerga mandó a correr a Eddie Rosario desde la primera. Un rodado de Randy Ruiz al campo corto provocó que el torpedero Héctor Gómez tirara al home para tratar de hacerle out a Navarro-y fue en vano.
Definitivamente, la agresividad le rindió dividendos a Baerga y los Indios.
"No paramos de correr, no paramos de tocar bola", comentó Baerga sobre su estilo de dirigir el juego. "Llegamos para jugar la pelota pequeña. Si jugamos así, podemos ganar. Tenemos que tocar la bola, hacer hit and run (bateo y corrido) y robar muchas bases. Tenemos que tomar ventaja de todo eso".
Así mismo fue el sábado. Ahora para Puerto Rico, después de una jornada bien pesada de viernes a sábado, le toca su merecido descanso.
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