La reciente lesión de Adam Wainwright, sufrida en el acto de batear y que deja a los Cardenales de San Luis sin su as, echó leña al debate sobre si el Viejo Circuito debe dejarse de sentimentalismos y usar el designado.
Es un debate añejo. La Liga Americana adoptó la figura del bateador designado en 1973, y su efecto fue crear nuevas plazas de trabajo en los rosters y prolongar carreras.
Varios miembros del Salón de la Fama, como Frank Thomas, Paul Molitor, Jim Rice y Eddie Murray apuntalaron sus estadísticas gracias a la producción acumulada en sus años como designados. Más de la mitad de los jonrones y carreras impulsadas que Thomas registró se consiguieron en los 1.310 juegos que disputó al pasar exclusivamente a ser un designado.
Es una posición que paga buenos salarios. Alex Rodríguez, con dos caderas operadas, cobrará 21 millones de dólares este año con los Yanquis. David Ortiz (Medias Rojas) se embolsará 16 millones y Víctor Martínez (Tigres) devengará 14 millones.
Bajo ningún concepto, el sindicato de jugadores aceptará eliminar una posición que actualmente garantiza 15 plazas de trabajo.
Si es que algún día se produce un cambio, pues el mismo deberá ser por conducto de la Nacional. Pero los dueños de los equipos en ese circuito no se han dejado llevar por la presión, ni por el hecho que los lanzadores en la liga apenas batearon para .124 el año pasado.
Mientras tanto, hay que ver los turnos al bate de Bartolo Colón, que hasta su fichaje con los Mets de Nueva York el año pasado había hecho casi toda su carrera en la Americana.
Por su factor cómico, todo el mundo está pendiente cada vez que el lanzador dominicano que pesa 129 kilos (285 libras) se para al plato. En la primera carrera que impulsó en 91 apariciones al plato desde 2005, Colón estiró como pudo el bate, su casco salió despedido y sonrió cuando el bombito cayó justo detrás de la gramilla del cuadro interior.
Colón se toma con absoluta seriedad lo que hace, poniéndose a las órdenes de los coaches Kevin Long y Pat Roessler para trabajar en el swing y los toques de pelota.
"El año pasado fue el primero completo en la Liga Nacional. Este es mi segundo año y estoy más confiado en el home plate", dijo Colón.
Es loable que Colón le ponga interés a sus tareas como bateador, pero los reproches persisten. ¿No es anacrónico que la Liga Nacional insista con los lanzadores en el orden al bate?
En principio, la baja de Wainwright al romperse el tendón de Aquiles apuntó a ser un catalizador para alterar el status quo. Pero parece que no.
El debate cobró renovadas fuerzas cuando Max Scherzer, el derecho de los Nacionales de Washington que en el invierno firmó un contrato de 210 millones por siete años tras cinco temporadas en la Americana, declaró a CBS Sports que los fanáticos seguramente prefieren ver a un verdadero bateador conectando jonrones que un lanzador blandiendo un "periódico mojado".
Scherzer venía de perderse una apertura al sufrir una torcedura en el dedo pulgar, precisamente en el acto de batear.
Pero Scherzer se apresuró a dar marcha atrás cuando su colega Madison Bumgarner, el zurdo que fue el Jugador Más Valioso de la Serie Mundial, le recordó el peso y dimensiones de sus bates. Bumgarner disparó un par de grand slams en 2014, campaña en la que su promedio al bate fue de .258.
Al comisionado Rob Manfred le gusta el status quo de tener reglamentos distintos para cada circuito: "Creo que la diferencia entre las dos ligas genera debate entre los fanáticos, y soy un firme creyente en la idea de que es bueno que la gente hable sobre el béisbol".
Hasta el mismo Wainwright salió a quitarle hierro al asunto al afirmar que su lesión fue un "accidente" que le pudo haber pasado cargando a su hija por las escaleras y que no se debe usar para modificar el reglamento. "Prohíban cargar a tu hija por las escalares. Prohíban cubrir primera base. Prohíban fildear un toque", recalcó.
Wainwright tiene mucha razón. Y eso que no se atrevió a pinchar la argumentación intrínseca a favor del designado en ambos circuitos. ¿Acaso no sería mejor alinear dos equipos distintos? Uno exclusivo para defender y otro para batear.
También es erróneo señalar exclusivamente a Ortiz o Martínez como modelos. Los suyos son casos muy particulares. La realidad es que se trata de una posición que principalmente acaba como refugio de jugadores que ya no pueden rendir en defensa y tienen contratos millonarios.
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