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miércoles, 2 de abril de 2014
Barcelona 1 - 1 Atletico Madrid
5:50 a. m. by LUIS FELIPE ACEVEDO NÙÑEZ
BARCELONA (Jordi Blanco/Corresponsal).-- Barcelona y Atlético de
Madrid decidirán el pase a semifinales en el Vicente Calderón, después
de un primer acto en el que firmaron tablas tras un partido tan intenso
como peleado, donde, como se esperaba, el Barça puso el fútbol y el
Atlético la entrega.
Pudo ganar el equipo de Diego Simeone y estuvo más cerca de hacerlo el de Gerardo Martino, señal de que el Camp Nou vivió una noche de pasión, digna del evento y en el que estaba en juego un billete para la penúltima etapa de la Champions.Partido muy trabado, al Barça le costó horrores alcanzar el ritmo, acelerar la circulación, encontrar huecos y superar la muralla que instauró el Atlético en su segunda línea. Simeone trazó una red en el centro, con Koke y Arda Turan al límite, y en contadas ocasiones pudieron los azulgranas ganarles la espalda, con las entradas de Lionel Messi o los intentos de Neymar.El duelo, con todo, vivió hechos inesperados. Apenas diez minutos duró en el campo Gerard Piqué, lesionado por una mala caída ante Diego Costa que alarmó al barcelonismo, y media hora contada el delantero colchonero, al que un tirón muscular obligó a dejar igualmente el campo.Antes ya había dado el susto Pinto con un mal rechace que a punto estuvo de costarle un disgusto al Barça, señal inequivoca que a falta de combinación las picadas atléticas prometían poner de los nervios a una hinchada que con el paso de los minutos desvió sus iras hacia el árbitro por su permisividad con la dureza, en ocasiones extrema, de especialmente Arda.Andrés Iniesta tuvo la mejor ocasión azulgrana en el primer tiempo desaprovechando un fenomenal pase interior de Messi, pero aquella jugada se demostró ser un oasis en el desierto que acabó siendo la zona de peligro del Barça, donde Neymar deambuló más por el suelo que otra cosa, a veces derribado y otras caído por si mismo en una noche de sentimientos encontrados, mal en el primer tiempo, mejorado en el segundo y excepcional en el gol.Esa versión, la colectiva, tampoco acompañó al Barça, tan entregado a la causa como desquiciado a medida que pasaban los minutos sin derrumbar a un Atlético cada vez más cómodo en su papel.Alcanzó el descanso el grupo de Simeone sereno y tranquilo, entendiendo que había frenado la carga azulgrana y dispuesto a alargar en el segundo acto el mismo argumento. Pero enfrente, después, ya no encontró al mismo rival.El equipo del Tata acudió a la segunda mitad con el ánimo dudoso. Si en la primera le había costado combinar, en la segunda sumó a ese déficit la velocidad de balón y el Atlético, sin darse cuenta, se creció.Y tan crecido, de forma inesperada, se encontró que Diego Ribas sacó petroleo al sueño, tomando un balón esquinado, marchándose con suficiencia de Xavi y soltando un obús lejano y envenenado que sorprendió a Pinto, lento en la reacción y que no llegó a tiempo de evitar el golazo.Pero el Barça, para bien o para mal, tiene una personalidad muy definida. Reaccionó el 'Tata' al meter a Alexis por Cesc para aumentar el ritmo y retomó a duras penas el control. Dio un paso atrás el Atlético y entendió el equipo azulgrana que estaba ante el momento de la verdad.Y resucitó a través, cómo no, de Iniesta, quien a la primera ocasión que encontró ese pasillo mortal asistió a Neymar para que el brasileño se redimiera con un fantástico y cruzado disparo ante el que nada pudo hacer Thibaut Courtois.Encendido, el Barça se fue con todo a la vez que los de Simeone comenzaban a mirar el marcador, esperando que el reloj corriera más de lo que lo hacía. Implantados en su personalidad, unos y otros ya ofrecían lo esperado: atacando los unos con sentimiento y defendiendo los otros con locura.Al final 1-1. Al final la decisión para el próximo día. Para el Vicente Calderón. El escenario menos deseado para unos y que los otros ya habrían firmado antes de comenzar. Pero, seguro, aún habrá mucho que decir en la vuelta.
Pudo ganar el equipo de Diego Simeone y estuvo más cerca de hacerlo el de Gerardo Martino, señal de que el Camp Nou vivió una noche de pasión, digna del evento y en el que estaba en juego un billete para la penúltima etapa de la Champions.Partido muy trabado, al Barça le costó horrores alcanzar el ritmo, acelerar la circulación, encontrar huecos y superar la muralla que instauró el Atlético en su segunda línea. Simeone trazó una red en el centro, con Koke y Arda Turan al límite, y en contadas ocasiones pudieron los azulgranas ganarles la espalda, con las entradas de Lionel Messi o los intentos de Neymar.El duelo, con todo, vivió hechos inesperados. Apenas diez minutos duró en el campo Gerard Piqué, lesionado por una mala caída ante Diego Costa que alarmó al barcelonismo, y media hora contada el delantero colchonero, al que un tirón muscular obligó a dejar igualmente el campo.Antes ya había dado el susto Pinto con un mal rechace que a punto estuvo de costarle un disgusto al Barça, señal inequivoca que a falta de combinación las picadas atléticas prometían poner de los nervios a una hinchada que con el paso de los minutos desvió sus iras hacia el árbitro por su permisividad con la dureza, en ocasiones extrema, de especialmente Arda.Andrés Iniesta tuvo la mejor ocasión azulgrana en el primer tiempo desaprovechando un fenomenal pase interior de Messi, pero aquella jugada se demostró ser un oasis en el desierto que acabó siendo la zona de peligro del Barça, donde Neymar deambuló más por el suelo que otra cosa, a veces derribado y otras caído por si mismo en una noche de sentimientos encontrados, mal en el primer tiempo, mejorado en el segundo y excepcional en el gol.Esa versión, la colectiva, tampoco acompañó al Barça, tan entregado a la causa como desquiciado a medida que pasaban los minutos sin derrumbar a un Atlético cada vez más cómodo en su papel.Alcanzó el descanso el grupo de Simeone sereno y tranquilo, entendiendo que había frenado la carga azulgrana y dispuesto a alargar en el segundo acto el mismo argumento. Pero enfrente, después, ya no encontró al mismo rival.El equipo del Tata acudió a la segunda mitad con el ánimo dudoso. Si en la primera le había costado combinar, en la segunda sumó a ese déficit la velocidad de balón y el Atlético, sin darse cuenta, se creció.Y tan crecido, de forma inesperada, se encontró que Diego Ribas sacó petroleo al sueño, tomando un balón esquinado, marchándose con suficiencia de Xavi y soltando un obús lejano y envenenado que sorprendió a Pinto, lento en la reacción y que no llegó a tiempo de evitar el golazo.Pero el Barça, para bien o para mal, tiene una personalidad muy definida. Reaccionó el 'Tata' al meter a Alexis por Cesc para aumentar el ritmo y retomó a duras penas el control. Dio un paso atrás el Atlético y entendió el equipo azulgrana que estaba ante el momento de la verdad.Y resucitó a través, cómo no, de Iniesta, quien a la primera ocasión que encontró ese pasillo mortal asistió a Neymar para que el brasileño se redimiera con un fantástico y cruzado disparo ante el que nada pudo hacer Thibaut Courtois.Encendido, el Barça se fue con todo a la vez que los de Simeone comenzaban a mirar el marcador, esperando que el reloj corriera más de lo que lo hacía. Implantados en su personalidad, unos y otros ya ofrecían lo esperado: atacando los unos con sentimiento y defendiendo los otros con locura.Al final 1-1. Al final la decisión para el próximo día. Para el Vicente Calderón. El escenario menos deseado para unos y que los otros ya habrían firmado antes de comenzar. Pero, seguro, aún habrá mucho que decir en la vuelta.
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Fùtbol
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