Cabrera y Fielder se poncharon cuando había corredores en las esquinas para que concluyera el octavo episodio, y Boston preservó la magra ventaja para vencer el martes 1-0 a los Tigres y ponerse arriba por 2-1 en la serie de campeonato de la Liga Americana.
Después de que John Lackey superó en el duelo de pitcheo a Justin Verlander, el cuerpo de relevistas de Boston se hizo cargo.
El venezolano Cabrera, candidato a ganar el premio al Jugador Más Valioso del Nuevo Circuito por segundo año consecutivo, no pudo conectar los lanzamientos del derecho Junichi Tazawa, y abanicó al buscar una recta afuera. Fielder, que lleva tres temporadas seguidas con al menos 100 carreras producidas, hizo después un tímido swing y quedó ponchado por el cerrador Koji Uehara.
En tanto, Verlander prodigó otra joya de pitcheo.
No permitió un solo hit en cinco innings y dos tercios, y sólo toleró una carrera, producto de un cuadrangular en solitario de Mike Napoli, en el séptimo. Abandonó el montículo después de ocho entradas, en las que toleró cuatro imparables y recetó 10 ponches.
Los Tigres colocarán en la lomita al derecho Doug Fister el miércoles, con la esperanza de que los ayude a ganar el cuarto juego y enderece la nave en la serie.
Verlander se convirtió en el primer lanzador en ponchar a seis bateadores consecutivos en una serie de campeonato, de acuerdo con la firma STATS. Lo logró entre el segundo y el tercer inning.
Además, es el primer serpentinero en la historia de la postemporada que abanica por lo menos a 10 adversarios y permite cuatro hits o menos en tres encuentros seguidos, según la misma firma de estadísticas.
El derecho, especializado en la recta, no cometió muchos errores, pero Napoli aprovechó uno. Con cuenta llena, envió la pelota por encima del muro entre el jardín izquierdo y el central.
Fue la primera carrera admitida por Verlander en los playoffs. Terminó así una racha de 21 innings sin recibir anotación. Si se toma en cuenta la temporada regular, el lanzador no había recibido carrera en 34 innings consecutivos.
Pero ante el pobre bateo de Detroit, esa única carrera que permitió Verlander fue la diferencia.
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