SANTO DOMINGO.— El peculiar estilo de Wilkin Castillo, cuando logra capturar un corredor o retirarlo al llegar a la goma, ha definido a este receptor como un jugador electrizante en el terreno y un tornado en motivación en la cueva de los Leones del Escogido.
Tener a un receptor de la talla de Miguel Olivo por delante, no es motivo para que Castillo baje su intensidad y motivación, muy por el contrario ahora está en el proceso de aprendizaje.
Cosechar un aprendizaje del momento y nutrirse de todo lo que pueda aprender de Olivo, es la respuesta inteligente de Wilkin que lejos de asumir una actitud de derrota ve el pupitre como una experiencia más.
“De ninguna manera me siento desplazado, esto es béisbol profesional y el dirigente sabe cuando debe utilizarme”, expuso Wilkin, quien tuvo promedio de bateo de .246 con 12 remolcadas en 35 partidos el año pasado. Sólo fue una muestra de la punta del “iceberg” de lo que rindió y motivó en el terreno.
“Aprender es mi objetivo y aportar al equipo en lo que pueda”, dijo el chispeante jugador de 29 años.
Wilkin jugó en la Liga de México con el equipo Vaqueros de la Laguna, donde le fue muy bien al batear para promedio de .378 en 51 partidos. Tuvo 185 turnos al bate, 70 hits, entre ellos 14 dobles, un triple, 6 jonrones. El bateador de ambas manos anotó 31 carreras y empujó 28.
“Me gustó la experiencia en México, pero ahora estoy aquí para ayudar en lo que se pueda”, añadió.
Cuando Wilkin saca de “out” a un corredor levanta su brazo derecho como si cantara un “strike”, hecho que le gusta a la fanaticada y es imitado por los jugadores aficionados.
En la temporada ha visto acción en dos juegos, uno como titular en la apertura del torneo, con un hit en tres turnos.
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