Major League Baseball inició esta semana una nueva era en sus oficinas de Park Avenue en New York, con la ascensión al cargo de Comisionado de Rob Manfred en sustitución de Bud Selig. Del amplio legado del comisionado saliente hablaremos en alguna otra ocasión, pero antes de eso he aquí una breve reseña de los que ocuparon el puesto antes que él.
Kenesaw Mountain Landis ñ 1920 a 1944
Luego del pacto entre la Liga Nacional y la nueva Liga Americana a inicios del Siglo XX, el beisbol de Grandes Ligas fue gobernado por la llamada “Comisión Nacional” o National Commission, un organismo tripartito formado por los dos presidentes de liga y un tercer miembro rotativo. Tras los continuos escándalos de apuestas las apuestas dentro del juego, y la crisis de la Serie Mundial de 1919, los dueños deciden crear una figura de autoridad que estuviera incluso por encima de ellos mismos y sus intereses individuales. El elegido fue Landis, un antiguo Juez Federal que accedió a ocupar el nuevo cargo con la condición de que se le dieran plenos poderes e independencia para actuar, y vaya que los tuvo. Con su decisión y mano fuerte ñ a veces a extremos - Landis ayudó al béisbol a salir de esa gran crisis. Pero si bien el régimen del Juez Landis fue definido por desterrar el mal de las apuestas, otra parte que lo define fue su absoluto e innegable apoyo a la segregación dentro de las grandes ligas, y no es casual que el primer paso a la integración se produjo después de su muerte ñ aun en el cargo ñ en 1944.
Happy Chandler ñ 1945 a 1951
Chandler ñ un antiguo senador y Gobernador del estado de Kentucky ñ sustituyó a Landis y fue a quien le tocó entonces manejar el tema de la integración. Aun cuando no hay un acuerdo unánime de cuanto crédito merece Chandler por esto, el punto es que en su caso él tuvo poderes para impedirlo y optó por ponerse del lado correcto de la historia. Durante su mandato se creó un fondo de pensión para los jugadores, se iniciaron las transmisiones por televisión de la Serie Mundial, y le tocó lidiar con otras crisis como la suspensión del manager de Brooklyn Leo Durocher y los jugadores de grandes ligas que se fueron a jugar a México a la liga creada por los hermanos Pasquel.
Ford Frick ñ 1951 a 1965
Frick era periodista y escritor de deportes y fue además presidente de la Liga Nacional por mucho tiempo antes de ser promovido a comisionado. En la era de Frick el béisbol inició un proceso de relocalización de franquicias que empezó con la mudanza de los Carmelitas de San Luis a Baltimore y los Bravos de Boston a Milwaukee, y que culminó con las mudanzas de Dodgers y Gigantes a la costa oeste y las expansiones de 1961 y 1962. Cuando los jugadores empezaron a organizarse y era inminente que la lucha por sus derechos se volvería más tenaz, Frick decidió retirarse y no pelear esas batallas.
William Eckert ñ 1965 a 1968
Eckert fue un general retirado de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, que el asumir el cargo por recomendaciones a los dueños, no había visto un juego de béisbol en diez años. Al parecer la idea de los dueños era buscar a alguien con experiencia en negocios y organización, y al final Eckert no sirvió de mucha ayuda en ningún propósito. Con tres años aún pendientes de su contrato, Eckert fue forzado e renunciar por los dueños en 1968, y a partir de ese momento fue bautizado como “El soldado desconocido”.
Bowie Kuhn ñ 1968 a 1984
A Kuhn le tocó presidir la segunda era más convulsionada del béisbol después de las apuestas, y fueron las continuas crisis laborales ñ culminadas con huelgas en 1972 y el desastre de 1981 ñ la desaparición de la cláusula de reserva y el inicio de la agencia libre. También en su época la asistencia escaló alturas sin precedentes, al igual que los ingresos por contratos de televisión. Kuhn utilizó también su poder en diversas ocasiones actuando en lo que él llamaba “los mejores intereses del béisbol” suspendiendo a dueños como Charlie Finley y George Steinbrenner, o jugadores como Denny McLain; Kuhn también fue el propulsor de la idea de colocar juegos de la Serie Mundial en un horario nocturno para conseguir mayor audiencia. El legado de Kuhn en realidad tuvo menos luces que lo que aparenta.
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