Los primeros seis puntos del partido estuvieron bien lejos de lo que fue el set inicial. Todos del lado de Nadal, que pasó a ganar 1-0 y 30-0 con la devolución. De ahí en adelante, dominio absoluto de Kei Nishikori. El japonés tomó la iniciativa, sacó de la cancha al español y se quedó con el control de las acciones.
Rápidamente, luego de un gran punto con buenas defensas de ambos, Nishikori consiguió su primer quiebre: 2-1. El asiático, que desde el lunes será N°9 del mundo, tomó más confianza y le puso mayor agresión a sus golpes. Nadal, muy atrás, con tiros pocos profundos y errático. Nueva rotura: 4-1.
El japonés no se apartó del libreto y siguió con su plan de ataque, apoyado, además, en una inspiración envidiable. Todo lo que tiraba le salía bien. Moviendo a Nadal de punta a punta, se puso 5-1 arriba y hasta llegó a tener un set point con su devolución. Tuvo que esperar un turno más, hasta su saque, para cerrar el primer set con un claro 6-2.
Nadal, impreciso, raro y dubitativo. El cambio de set no modificó los síntomas. Volvió a perder su servicio y dejó correr un triple break point con la devolución. Nishikori, en cambio, firme. Siguió impactando parado sobre la línea y tomó dos games de ventaja.
¿Sentencia? Podría haber sido, pero no. Nadal comenzó a mostrar mejores sensaciones. Si bien volvió a dejar pasar una triple chance de quiebre, su juego ya reflejaba otra versión. Sin tantos errores, con golpes más punzantes y no tan retrasado en la cancha. Y llegó el momento de inflexión en el partido: problemas físicos para Nishikori. El japonés empezó con dolores en su cadera y el partido cambió por completo.
Luego de un muy buen game de Nadal, el asiático, con el 4-3 arriba, se hizo atender por un dolor en la zona lumbar. Su vuelta a la acción, con errores y más apresurado en sus decisiones. Perdió los siguientes dos games y pidió nuevamente la atención médica. No hubo caso. Los dolores eran evidentes y el set se le terminó yendo de las manos.
Nishikori tardó en tomar la decisión. Pero era evidente. No se podía mover más en la cancha. Tres games, totalmente sin respuestas. Finalmente, con el 0-3, el japonés tomó la postura de dejar la cancha por lesión. Nadal, sin festejo y con un sabor agridulce, retuvo la corona del Masters 1000 de Madrid.
Con este festejo, la N°27 en M1000, Nadal alcanzó los 63 títulos, tercero en el año después de Doha y Río de Janeiro. El español, que aseguró el N°1 hasta el inicio de Roland Garros, ahora se encuentra en soledad en el séptimo lugar de máximo ganadores de campeonatos, uno por encima del argentino Guillermo Vilas y uno por debajo del estadounidense Pete Sampras y el sueco Bjorn Borg.
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