La disposición de los Yankees de hacerlo con Masahiro Tanaka fue el resultado de varios factores: un débil mercado de agentes libres, un equipo desesperado en el Bronx y sí, la mayor parte del salario de US$25 millones de Alex Rodríguez de la que ya no será responsable Nueva York en el 2014.
Pero mientras Tanaka le debe decir "arigatou" (gracias) por todo lo antes mencionado, su agradecimiento más profundo debe ser con Yu Darvish.
Contrario a las comparaciones, Tanaka y Darvish son lanzadores bien diferentes. Darvish pudo hacer una exitosa transición a Grandes Ligas con los Rangers debido a su amplio repertorio, que incluye una recta que promedió 93.5 millas por hora la temporada pasada. El derecho de Texas también se benefició de una crianza multicultural que facilitó su ajuste a la vida en los Estados Unidos.
Por otro lado, Tanaka se parece más a Daisuke Matsuzaka, Kei Igawa e Hideki Irabu. No es que vaya a decepcionar con los últimos dos, sino que fuera del terreno es más similar a ellos que a Darvish.
En términos de pitcheo, una buena comparación podría ser con Hisashi Iwakuma, quien viene de una excelente temporada con los Marineros. Iwakuma promedió 90.3 millas por hora en su recta en el 2013, prácticamente idéntico a la velocidad de Tanaka en el béisbol japonés en el 2012 (90.7, según Patrick Newman de NBP Tracker). Como ha demostrado Iwakuma (y un sinnúmero de otros), se puede sobrevivir con inteligencia y comando, en vez de puro talento y material.
Es legítimo cuestionar si Tanaka lanzará a nivel de esta cantidad de dinero y compromiso.
Pero lo que no se puede dudar es que Tanaka no hubiera recibido esta clase de contrato si Darvish no hubiese puesto un precedente tan fuerte.
Fue el pacto que le dieron los Rangers a Darvish hace dos años (US$51.7 millones por cobro de "posteo" y luego US$56 millones al mismo lanzador) que provocó que el presidente de los Piratas, Frank Coonelly, protestara y dijera que el sistema de posteo era injusto para los equipos de mercados pequeños.
Dichos cobros eran pagados directamente a los equipos japoneses y, por ende, no se calculaban para el impuesto de lujo para las organizaciones de Grandes Ligas. Coonelly inició el cambio que vimos este invierno a un sistema en que el "posteo" se limitó a US$20 millones. Ahora es mucho más lo que se le da al mismo jugador, lo cual sí cuenta en el impuesto de lujo.
Por eso Tanaka pudo operar más como un agente libre en Estados Unidos y pudo recibir un contrato que le garantiza US$99 millones más que Darvish, quien podría ser mejor lanzador que el primero.
Como mucho en la vida, la agencia libre depende del momento y del contexto.
Específicamente, fueron los éxitos de Darvish en Texas que hizo que los Yankees estuvieran tan dispuestos a volver a firmar a un lanzador japonés. Cashman, quien fue bien cauteloso en sus negociaciones con Darvish hace dos años, aún recordaba la pésima experiencia con Igawa.
Pero debido a lo bien que ha tirado Darvish en Texas-además de los huecos en la rotación de los Yankees-Cashman tenía que estar arrepentido ahora de no haber tratado de fichar al derecho. Por eso Tanaka se convirtió en una adquisición obligada para Nueva York, que a pesar de tratar de mantenerse por debajo de los US$189 millones en su nómina (imposible ahora), siempre está en modo de "ganar ahora".
Curiosamente, entre el "posteo" y el mismo contrato, los Yankees pagaron por Tanaka aproximadamente lo mismo que le habían ofrecido al dominicano Robinson Canó en cuanto a dinero y años se refieren.
Esta firma no lo arregla todo para los Yankees. A pesar de otorgar contratos que totalizan US$465 millones este invierno, los Bombarderos del Bronx aún no saben qué harán con la segunda base y la tercera. Tampoco saben exactamente quién será su cerrador.
Pero debido al optimismo que llega con Tanaka, hay más motivo para creer que Nueva York podrá dar la pelea. Los escuchas dirán que Tanaka tiene el material y la mentalidad para tener éxitos a nivel de Grandes Ligas. Ya sabremos si eso es así y si Tanaka causará un impacto tan positivo en el Bronx como Darvish en Arlington.
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