Sin embargo, será recordada como una de las adquisiciones más importantes en la historia de la franquicia, ya que el dominicano ha sido parte íntegra de un período de éxitos sin precedente para los bostonianos-incluyendo los únicos dos anillos de campeón del equipo desde 1918 (2004 y 2007).
Más allá de los números de la carrera de Ortiz en Grandes Ligas-que incluyen 431 jonrones, 1429 impulsadas, 520 dobles, 2,023 hits y OPS (porcentaje de embasarse más slugging) de .930, el bateador designado ha forjado una figura de amplia admiración entre sus colegas de la Gran Carpa, tanto de sus compañeros como sus contrarios en el terreno de juego.
"Siempre he respetado cómo se maneja día a día", dijo el jardinero de los Tigres de Detroit, Torii Hunter, quien subió a las Grandes Ligas junto a Ortiz en los Mellizos de Minnesota en 1997. "Todo lo que ha hecho en el juego es bien merecido. Lo he visto crecer. Somos enemigos (ahora en la Serie de Campeonato de la Liga Americana), pero lo quiero mucho. Haría cualquier cosa por él".
Las cosas no siempre fueron tan color de rosa para Ortiz, ahora de 37 años. En su tiempo con los Mellizos, hubo lesiones en las rodillas y en una muñeca que en ocasiones limitaron su tiempo de juego. Además, se informaba que había cierto descontento de parte del entonces manager de Minnesota, Tom Kelly, con la forma en que el quisqueyano evolucionaba como bateador de poder. La queja era que Ortiz no se convertía en un puro "halador" de la bola hacia el jardín derecho.
En el 2002, la última temporada del oriundo de Santo Domingo con los Mellizos, las lesiones lo limitaron a 125 juegos, en los que conectó 20 cuadrangulares y empujó 75 carreras, con OPS de .839.
La gerencia de los Mellizos decidió no ofrecerle contrato ese invierno, cuando aprovechó Epstein para ficharlo. Como dicen, el resto es historia.
"Ustedes encontraron un diamante en bruto", dijo Hunter al dirigir sus palabras a la "Nación Medias Rojas". "Yo pensaba que era el mejor bateador de nuestro equipo del 2002".
Desde entonces, Ortiz ha disparado 373 bambinazos por los Medias Rojas. De su lado, en los primeros años después de la ida del dominicano Minnesota tuvo en el puesto de designado a nombres como el quisqueyano José Offerman, Craig Monroe y Phil Nevin.
"Después de que lo dejamos ir, ustedes consiguieron una mina de oro", expresó Hunter.
Cuando se trata de Ortiz, lo que aporta con su personalidad y su forma en el clubhouse se destacan casi tanto como sus puros logros de béisbol.
"Todos los ojos se dirigen hacia él, por la forma en que entra y cómo habla", dijo el manager de Boston, John Farrell. "Eso no sólo se debe a lo que ha logrado, sino la energía, la vida y la mentalidad alegre que lleva al juego y a una situación determinada".
Son muchos los momentos para el recuerdo que ha brindado Ortiz en los Medias Rojas durante la postemporada desde el 2003. Uno de ellos fue su cuadrangular con bases llenas en el Juego 2 de esta serie que empató el partido en el octavo inning y fue el impulso para una victoria clave de los Patirrojos.
Bajo presión, "Big Papi" ha sido una de las figuras más confiables en los predios de Boston.
"En los momentos apretados, tranquiliza a los muchachos con su risa o con un comentario"', manifestó Farrell. "Creo que eso le da calma a los muchachos. Si ésa es una forma de liderazgo, entonces él sí representa eso en nuestro clubhouse".
Mucho se ha hablado del éxito del 2013 de los Medias Rojas, que pasaron del sótano a la cima del Este de la Liga Americana en un solo año.
De su parte, Ortiz lo ha visto todo en Boston desde hace 11 años y disfruta este nuevo resurgir del equipo.
"Hay muchas cosas que influencian en la química del equipo de nosotros, empezando con el manager", dijo Ortiz acerca de esta edición de los Patirrojos. "Es un tipo que te da confianza y que te ayuda a mantenerte positivo. "Tenemos jugadores que tenemos tiempo aquí, trabajando duro y tratando de mejorar cada día, más el grupo nuevo que ha llegado que son tipos que tienen hambre, que tienen deseo de ganar. Todo ha caído bien al mismo tiempo".
La presencia de Farrell ha sido clave, por supuesto. Y con las adiciones de Mike Napoli, Shane Victorino, Jonny Gomes y Stephen Drew, más los repuntes de pitchers como John Lackey, Jon Lester y Clay Buchholz, Boston sorprendió a mucha gente con su gran temporada.
La constante, por supuesto, ha sido Ortiz.
"Todo el que viste nuestro uniforme reconoce el tiempo que lleva aquí", expresó Farrell. "Reconocen los éxitos, los campeonatos que ha ganado y lo que significa jugar y ganar en Boston.
"Creo que los muchachos le admiran eso. Cuando él habla de corazón, llega profundo".
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