PEORIA, Arizona -- Es el indiscutible as de un equipo afanado en hacerse respetar en la complicada División Oeste de la Liga Americana y ese papel le encaja de maravilla a Félix Hernández
El rey Félix" dice que "no se va a ningún lado", que es exactamente la posición de la directiva de los Marineros de Seattle pese a las especulaciones que inevitablemente aparecen de vez en cuando sobre un equipo que terminó último en su división en las dos temporadas pasadas.
El ganador del Cy Young de 2010 en la Americana ingresa a su séptima temporada completa con los Marineros y tiene apenas 25 años. Tanto quería el equipo retener a su astro más grande que hace un año lo fichó con un contrato de cinco años por 78 millones de dólares. Este año va a ganar 18,5 millones.
Hernández ha tenido también un gran rendimiento, pues superó las 200 entradas en cada una de las cuatro campañas pasadas. Al resultar perjudicado por una ausencia de apoyo ofensivo, su registro de victorias y derrotas no refleja su eficacia.
En la temporada pasada se fue de 14-14 con un promedio de efectividad de 3.47 en un equipo que terminó con foja de 67-95. Unicamente Houston y Minnesota tuvieron peores resultados.
En la campaña en que ganó el Cy Young de 2010, tuvo un registro de 13-12 pero encabezó a la liga con un promedio de 2.27 en efectividad, 34 aperturas, 249 entradas y dos tercios lanzados y 1.001 bateadores enfrentados.
Desde que llegó a las mayores como un adolescente de 19 años en 2005, Hernández tiene una foja general de 85-67 con una efectividad que promedia 3.24 en un total impresionante de 205 aperturas. En 2009 fue el líder de la liga en victorias con 19-5 y un promedio de 2.49 en eficacia.
Su total de ponches está en 1.264, con al menos 217 en cada una de las tres campañas pasadas.
"Estoy ahora muy contento con mi carrera", declaró Hernández el martes antes de practicar en una mañana fría de Arizona. "Sé que estoy joven aún y que todavía puedo aprender algo nuevo. Tengo que seguir aprendiendo y haciendo lo que hago".
El equipo buscó la manera de solucionar algunos de sus problemas ofensivos con la adquisición del prometedor receptor venezolano Jesús Montero de los Yankees de Nueva York en una transferencia de cuatro peloteros, que le costó al estelar lanzador dominicano Michael Pineda.
Esa situación coloca al zurdo Jason Vargas como el segundo lanzador en la rotación de Seattle, lo cual deja al japonés recién llegado Hisashi Iwakuma y al dominicano Héctor Noesí, que llegaron en el canje con los Yanquis, en competencia por el tercer sitio. Vargas espera volver a ser el recurso fuerte de los Marineros.
"Siempre hemos lanzado bien la pelota", dijo. "Creo que a todos le gustaría anotar más carreras, pero pues no ocurrió. Nuestra atención está fijada en solamente lanzar. Eso es todo lo que podemos controlar".
Hernández, señaló Vargas, marca la pauta para todo Marinero que sube a la lomita.
"En la liga hay algunos lanzadores que a cualquier equipo le encantaría tener", dijo Vargas, "y él está bien allí en la parte alta de la lista. Tenerlo de nuestro lado, poder sólo nutrirse de eso, la energía que aporta, es muy especial. Cada cinco días existe la posibilidad de observar algo".
El salto de respeto que busca Seattle podría ser prolongado, pero Hernández insiste en que lo llegará a ver cumplido.
"Caramba, no me voy a ningún lado", enfatizó. "Me quedo aquí por mucho tiempo".
Hernández, su esposa y sus dos hijos viven la mayor parte del año en Seattle y viajan a Venezuela para pasar la Navidad y el Año Nuevo, dijo.
"Me gusta la ciudad", expresó Hernández. "Me encanta la gente de aquí. Me encanta Seattle".
El ganador del Cy Young de 2010 en la Americana ingresa a su séptima temporada completa con los Marineros y tiene apenas 25 años. Tanto quería el equipo retener a su astro más grande que hace un año lo fichó con un contrato de cinco años por 78 millones de dólares. Este año va a ganar 18,5 millones.
Hernández ha tenido también un gran rendimiento, pues superó las 200 entradas en cada una de las cuatro campañas pasadas. Al resultar perjudicado por una ausencia de apoyo ofensivo, su registro de victorias y derrotas no refleja su eficacia.
En la temporada pasada se fue de 14-14 con un promedio de efectividad de 3.47 en un equipo que terminó con foja de 67-95. Unicamente Houston y Minnesota tuvieron peores resultados.
En la campaña en que ganó el Cy Young de 2010, tuvo un registro de 13-12 pero encabezó a la liga con un promedio de 2.27 en efectividad, 34 aperturas, 249 entradas y dos tercios lanzados y 1.001 bateadores enfrentados.
Desde que llegó a las mayores como un adolescente de 19 años en 2005, Hernández tiene una foja general de 85-67 con una efectividad que promedia 3.24 en un total impresionante de 205 aperturas. En 2009 fue el líder de la liga en victorias con 19-5 y un promedio de 2.49 en eficacia.
Su total de ponches está en 1.264, con al menos 217 en cada una de las tres campañas pasadas.
"Estoy ahora muy contento con mi carrera", declaró Hernández el martes antes de practicar en una mañana fría de Arizona. "Sé que estoy joven aún y que todavía puedo aprender algo nuevo. Tengo que seguir aprendiendo y haciendo lo que hago".
El equipo buscó la manera de solucionar algunos de sus problemas ofensivos con la adquisición del prometedor receptor venezolano Jesús Montero de los Yankees de Nueva York en una transferencia de cuatro peloteros, que le costó al estelar lanzador dominicano Michael Pineda.
Esa situación coloca al zurdo Jason Vargas como el segundo lanzador en la rotación de Seattle, lo cual deja al japonés recién llegado Hisashi Iwakuma y al dominicano Héctor Noesí, que llegaron en el canje con los Yanquis, en competencia por el tercer sitio. Vargas espera volver a ser el recurso fuerte de los Marineros.
"Siempre hemos lanzado bien la pelota", dijo. "Creo que a todos le gustaría anotar más carreras, pero pues no ocurrió. Nuestra atención está fijada en solamente lanzar. Eso es todo lo que podemos controlar".
Hernández, señaló Vargas, marca la pauta para todo Marinero que sube a la lomita.
"En la liga hay algunos lanzadores que a cualquier equipo le encantaría tener", dijo Vargas, "y él está bien allí en la parte alta de la lista. Tenerlo de nuestro lado, poder sólo nutrirse de eso, la energía que aporta, es muy especial. Cada cinco días existe la posibilidad de observar algo".
El salto de respeto que busca Seattle podría ser prolongado, pero Hernández insiste en que lo llegará a ver cumplido.
"Caramba, no me voy a ningún lado", enfatizó. "Me quedo aquí por mucho tiempo".
Hernández, su esposa y sus dos hijos viven la mayor parte del año en Seattle y viajan a Venezuela para pasar la Navidad y el Año Nuevo, dijo.
"Me gusta la ciudad", expresó Hernández. "Me encanta la gente de aquí. Me encanta Seattle".
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