FORT MYERS, Florida -- El ex pitcher Dennis "Oil Can" Boyd reconoció que probablemente lanzó bajo la influencia de la cocaína "en todos los estadios" durante su carrera de 10 años, ocho de los cuales militó con los Medias Rojas.
No hubo un solo estadio en el que probablemente no me haya quedado despierto toda la noche, hasta las 4 ó 5 de la madrugada, y la misma cosa (la cocaína) está en tu sistema", afirmó Boyd en una entrevista con Jon Miller de la radiodifusora WBZ de Boston. "No era como si tuvieras tiempo para ir y hacerlo (drogarse) mientras estabas en el partido, lo cual ya he hecho".
Boyd, ahora de 52 años, tuvo foja de 78-77 con 4.04 de efectividad en su carrera. En ocho años con los Medias Rojas, de 1982 a 1989, registró 60-56. En sus últimas dos temporadas tuvo 18 victorias y 21 derrotas con Montreal y Texas.
"En algunos de los mejores partidos que jamás lancé en las Grandes Ligas, no dormí en toda la noche. Yo diría que en dos terceras partes de ellos", afirmó el miércoles en el JetBlue Park, donde Boston se prepara para los entrenamientos de pretemporada.
"Y si me hubiera ido a acostar, habría ganado 150 encuentros durante el período en que jugé y... sentía que mi carrera se vio abreviada por muchas razones", agregó.
Una de ellas, dijo, fue la "intolerancia extrema".
Boyd indicó que él "no estaba haciendo nada que cientos de peloteros no estuvieran haciendo en esa época, porque así es como lo aprendí y simplemente me fui hasta lo más profundo. Y la razón, también, de que me haya ido a lo más profundo (es) que soy de raza negra y a fin de cuentas el juego conlleva mucha intolerancia extrema".
"Si yo no fuera de hablar franco y uno de los que llaman 'hombre negro orgulloso' tal vez habría recibido empatía y simpatía como recibieron los otros peloteros y que yo no recibí; como un Darryl Strawberry o Dwight Gooden, Steve Howe. Puedo nombrar a 50 personas que recibieron terceras y cuartas oportunidades porque no eran individuos negros de hablar franco", afirmó.
El derecho dijo que no todos sus compañeros lo apoyaron, pero veteranos como Dwight Evans, Bill Buckner y Don Baylor sí lo hicieron.
Nunca le fue aplicada una prueba antidopaje, señaló, pero sí le dijeron que "si no dejas de hacer esto, te vamos a mandar a la rehabilitación, y les dije que 'voy a hacer lo que tengo que hacer'. Tengo que ganar partidos de béisbol. Hablaremos sobre eso cuando termine la temporada, pero en este momento tengo que ganar partidos".
Las mejores campañas de Boyd con los Medias Rojas fueron la de 1985, cuando tuvo foja de 15-13 y 3.70 de promedio de carreras limpias admitidas, y 1986, en la que registró 16-10 con una efectividad de 3.78.
Una autobiografía de Boyd, "They Call Me Oil Can: My Life in Baseball" (Me llaman 'Lata de aceite': Mi vida en el béisbol) saldrá a la venta en junio.
Boyd, ahora de 52 años, tuvo foja de 78-77 con 4.04 de efectividad en su carrera. En ocho años con los Medias Rojas, de 1982 a 1989, registró 60-56. En sus últimas dos temporadas tuvo 18 victorias y 21 derrotas con Montreal y Texas.
"En algunos de los mejores partidos que jamás lancé en las Grandes Ligas, no dormí en toda la noche. Yo diría que en dos terceras partes de ellos", afirmó el miércoles en el JetBlue Park, donde Boston se prepara para los entrenamientos de pretemporada.
"Y si me hubiera ido a acostar, habría ganado 150 encuentros durante el período en que jugé y... sentía que mi carrera se vio abreviada por muchas razones", agregó.
Una de ellas, dijo, fue la "intolerancia extrema".
Boyd indicó que él "no estaba haciendo nada que cientos de peloteros no estuvieran haciendo en esa época, porque así es como lo aprendí y simplemente me fui hasta lo más profundo. Y la razón, también, de que me haya ido a lo más profundo (es) que soy de raza negra y a fin de cuentas el juego conlleva mucha intolerancia extrema".
"Si yo no fuera de hablar franco y uno de los que llaman 'hombre negro orgulloso' tal vez habría recibido empatía y simpatía como recibieron los otros peloteros y que yo no recibí; como un Darryl Strawberry o Dwight Gooden, Steve Howe. Puedo nombrar a 50 personas que recibieron terceras y cuartas oportunidades porque no eran individuos negros de hablar franco", afirmó.
El derecho dijo que no todos sus compañeros lo apoyaron, pero veteranos como Dwight Evans, Bill Buckner y Don Baylor sí lo hicieron.
Nunca le fue aplicada una prueba antidopaje, señaló, pero sí le dijeron que "si no dejas de hacer esto, te vamos a mandar a la rehabilitación, y les dije que 'voy a hacer lo que tengo que hacer'. Tengo que ganar partidos de béisbol. Hablaremos sobre eso cuando termine la temporada, pero en este momento tengo que ganar partidos".
Las mejores campañas de Boyd con los Medias Rojas fueron la de 1985, cuando tuvo foja de 15-13 y 3.70 de promedio de carreras limpias admitidas, y 1986, en la que registró 16-10 con una efectividad de 3.78.
Una autobiografía de Boyd, "They Call Me Oil Can: My Life in Baseball" (Me llaman 'Lata de aceite': Mi vida en el béisbol) saldrá a la venta en junio.
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