Era cuestión de tiempo para que el cuadro merengue capitalizara alguna de sus oportunidades. Y cuando lo hizo, no hubo manera de frenarlos. Y eso que Granada, consciente de sus limitaciones, había salido a cerrarle los espacios al Real Madrid con mucho orden. Dejándolos en fuera de lugar.
El plan de Resino parecía funcionar en los primeros compases, pero poco a poco el cuadro merengue se fue acercando y al final resultó demasiado equipo para Granada. Los de Abel multiplicaban para contener a James, que una y otra vez rompía la línea con sus pases a profundidad, hasta que en uno de ellos, Gareth Bale lo cambió todo al 25.
El galés recibió un balón largo de James, la defensa, demasiado adelantada, intentó cerrarle el paso infructuosamente, pues Bale se deshizo fácilmente de la marca y con todo el espacio del mundo por delante, sólo tuvo que regatear a un inocente Oier para disparar a puerta vacía. A partir de ese momento, sólo existió un equipo en la cancha; durante ocho minutos, sólo un hombre: Cristiano Ronaldo, que poco después marcó el 2-0.
Otra vez fue James el que tuvo el pase clave. Karim no había logrado acomodarse para rematar de cabeza, pero el colombiano, cerca de la jugada, recuperó el balón para dejárselo al '7'. El gol fue un alivio para el portugués. La chispa que necesitaba para encender el motor y dejar tras de sí su mal momento de juego. Y no paró. Cinco minutos después, marcó el 3-0 en una jugada iniciada por él mismo.
Recuperada la confianza en sí mismo, dejó el balón a Marcelo en el borde del área con una bicicleta. El brasileño jaló la marca y esperó a que su compañero se reacomodara y cuando vio a Cristiano con ventaja sobre Oier, le soltó el pase para que rematara. El arquero pudo hacer más por contener al portugués, pero para entonces, el miedo se había apoderado de la visita.
Del orden defensivo inicial del Granada no quedaba ni el recuerdo. La grada no terminaba de celebrar el tanto cuando Oier, que se equivoca en el despeje, deja a Cristiano en una situación inmejorable para rematar. El arquero intentó meter las manos, pero Ronaldo le había pegado muy fuerte y no pudo hacer nada. 4-0 y Cristiano no cabía en sí de gusto.
La agonía del Granada solo se hizo más dolorosa, pues lejos de conformarse, el Madrid volvió con toda la fuerza. Al 54, Karim Benzema hizo su aparición en un saque de esquina con una volea exquisita después de controlar con el pecho. Un minuto después, Cristiano marcó el 6-0 con un cabezazo al pase de Bale completamente solo frente al marco. Karim, que no se quiso quedar atrás, puso el 7-0 a la siguiente jugada escoltado por el resto de la BBC que había llegado en línea a la puerta.
Iker había sido un mero espectador, pues apenas se tenía noticias del ataque de Granada. La defensa, dando por muerto al rival, se relajó. Y ahí aprovechó Ibáñez para marcar el del honor desde fuera del área. Poco consuelo para el equipo granadino que había de aguantar 15 minutos más en el campo mientras el Madrid se paseaba a sus anchas. Tanto era el agobio por el asedio merengue, que el capitán Diego Maniz intentó cortar un centro de Modric y en su lugar mandó el balón al fondo de la red.
El Bernabéu ya lucía medio vacío cuando Cristiano Ronaldo culminó su partido histórico. Un cabezazo a pase de Modric para poner fin al encuentro, a la angustia de su mal momento de juego, devolver la confianza al Madrid; recuperar el liderato en la pelea por el Pichichi con 36 tantos en la campaña. Y para firmar cinco goles en la misma tarde por primera vez en su carrera.
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