En el segundo, el 16 de abril de 2014, con la final de la Copa del Rey 2013-14 como marco, el Real Madrid de Carlo Ancelotti, con un 4-4-2 sobre el césped y sin Cristiano Ronaldo, derrotó por el mismo resultado (2-1) al FC Barcelona dirigido por Gerardo 'Tata' Martino. Los autores de los goles, Ángel Di María y Gareth Bale. Marc Bartra había conseguido la igualdad transitoria para los azulgrana en Mestalla, estadio del Valencia, neutral en esta ocasión como sede de ese choque decisivo.
Ahora, mientras el Barça espera que "la tercera sea la vencida" con Lahoz, y el Real Madrid se aboca a que con el árbitro valenciano "no haya dos sin tres", Mestalla, precisamente, se encuentra en el centro de una nueva polémica. Barça y Athletic Club de Bilbao solicitaron por carta a la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) que desean jugar la final de la actual edición de la Copa del Rey en el estadio Santiago Bernabéu, pero Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, se niega a cederlo. El estadio del Valencia aparece como segunda opción, aunque el litigio se encuentra en un punto complicado porque nadie cede. La grieta que separa a las directivas de FC Barcelona y Real Madrid crece en una temporada que avanza entre turbulencias: Josep Maria Bartomeu, presidente del Barça, acusó a Florentino Pérez de instigar la "persecución judicial" a la directiva culé por el denominado 'Caso Neymar'. Como siempre, el contexto socio-político marca a fuego el choque entre ambos gigantes, aunque en esta temporada, en medio de la crisis económica en España, las denuncias de corrupción que salpican a los socios que tiene Pérez en el poder, y el relanzamiento del reclamo independentista en Catalunya, la crispación se antoja mayúscula.
En el aspecto deportivo no hay misterios. Si acaso, estar atentos a la 'neomourinhización' del Real Madrid, clasificado a los cuartos de final de la Liga de Campeones de Europa, con sufrimiento. Los blancos han caído en 2 de sus últimos 6 partidos de Liga (vs Atlético de Madrid y Athletic Club de Bilbao), con 3 victorias y 1 empate, lo que les ha llevado a perder el liderato de la Liga a manos del Barça. Los azulgranas, en tanto, se muestran implacables hasta ahora en la segunda vuelta de la competición. Los espías del día a día blanco alertan que Ancelotti anda preocupado por la dimensión que ha adquirido Lionel Messi en el Barcelona volviendo a jugar de extremo derecho como en sus inicios. Por eso ha pensado en un marcaje al límite sobre el capitán de la selección argentina, a cargo de Sergio Ramos y el brasileño Marcelo.
El Real Madrid perdió frescura y lucimiento físico tras el Mundial de Clubes. Como si hubiera bajado un cambio. Y avanza a trompicones, tanto en la Liga como en la UEFA Champions League. Las dudas en el entorno, y las críticas al técnico italiano, alientan una mayor predisposición al juego defensivo en el Camp Nou. La única noticia que refuerza la confianza del madridismo es haber recuperado a Luka Modric para el centro del campo. Real Madrid apunta a jugar un 4-4-2, con Bale partiendo como interior derecho, atento a explotar cualquier espacio que pueda dejar Jordi Alba, lateral zurdo del Barça, en alguna de sus escapadas. Barcelona fía sus opciones para distanciarse a 4 puntos del Real Madrid en la tabla, a sus tres cracks de adelante. Dispondrá Luis Enrique un 4-3-3, con Los Tres Tenores, como llama Quique Wolff a Messi, Neymar y Luis Suárez. En el centro del campo culé se advierte un enorme crecimiento en el protagonismo de Iván Rakitic, quien mezcla sacrificio con lucidez y precisión a la hora de concebir jugadas de tres cuartos de cancha hacia delante. Por eso el exsevillista tiene enamorado al barcelonismo. Una de las llaves del partido está en el resultado de esa pulseada entre motores croatas. Rakitic vs Modric.
El clásico alberga dos interrogantes en clave barcelonista. Una, saber cuándo Andrés Iniesta recuperará su mejor nivel. ¿Será el clásico un buen punto de partida para ello? La otra, si Xavi Hernández, quien se despedirá del Barça a final de temporada -la prensa deportiva de Catalunya da por hecho que jugará en la liga catarí como lo hiciera Pep Guardiola-, mantendrá hasta último momento la vigencia que le ha llevado a disputar la extraordinaria cifra de más de 750 partidos con el primer equipo azulgrana.
A 11 jornadas para el final del campeonato, sólo parece haber lugar para una certeza. El ganador del clásico tendrá media Liga en el bolsillo.
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