"Mis mejores deseos para la candidatura de Roma como sede de los Juegos Olímpicos en 2024. Yo ya no estaré aquí", bromeó Jorge Bergoglio, antes de despedirse como suele hacerlo, pidiendo a los asistentes que recen por él.
Durante el encuentro mantenido en el Vaticano, el pontífice argentino también alentó a los miembros del comité a continuar con la labor educativa que están desarrollando "en las escuelas, en el mundo del trabajo y de la solidaridad", para favorecer, así, "un deporte accesible a todos".
"Un deporte que incluya a las personas con diferentes discapacidades, a los extranjeros, a los que viven en los suburbios y necesitan un espacio de encuentro, de socialización, de intercambio y juego. Un deporte que no busque beneficio económico, sino que promueva el desarrollo de la persona humana", subrayó.
El máximo representante de la Iglesia Católica recordó la relevancia del "desarrollo armónico del ser humano" y la "defensa de la dignidad humana" para sostener que son valores que están incluidos en la Carta Olímpica.
Finalmente, destacó la esencia del deporte, que contempla "el sacrificio para alcanzar las metas importantes de la vida, aceptando los propios límites sin dejarse vencer y buscando siempre la manera de superarse", y afirmó que la Iglesia Católica siempre será una casa para el deporte.
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