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sábado, 1 de noviembre de 2014
Celta de Vigo sorprende al Barcelona en Camp Nou
9:55 p. m. by LUIS FELIPE ACEVEDO NÙÑEZ
BARCELONA. Roto por
el medio, el Barcelona quedó a la intemperie y cedió el liderato
ofreciendo la peor de sus versiones. Un Celta organizado atrás, firme en
el medio y atrevido en ataque asaltó el Camp Nou por primera vez en su
historia liguera, por cuanto su única victoria en el torneo, en octubre
de 1941, fue en el viejo estadio de Les Corts.
El Barça ya no es líder, pero la peor de
las noticias, junto a una derrota que no veía la hinchada en casa desde
el mes de febrero (el Valencia venció 2-3) es que su juego no recuerda
para nada a la personalidad propia de este equipo, que jugando con mayor
o menor acierto mantuvo en los últimos años una filosofía muy concreta y
que ha saltado por los aires.
A falta de 25 minutos, ya con el Celta
por delante y la hinchada desesperándose, metió mano Luis Enrique al
asunto dando entrada a Xavi por un desconocido Rafinha, pretendiendo
recuperar el dibujo para darle al veterano centrocampista la llave del
juego. Se aventuraba ya tarde ante tal desaguisado porque lo visto hasta
entonces derrumbó el optimismo del más acérrimo hincha azulgrana.
La 'doble R' (Rafinha y Rakitic) se
demostró un fiasco por cuanto el Barça jugó estirado a más no poder, sin
conexión entre sus líneas, con Busquets tan desasistido en defensa como
inconexo en ataque y Messi, siempre Messi, obligado a tomar un papel de
líder total que catapultaba al primer plano la falta de recursos
tácticos del equipo.
Mientras el Celta fiaba su suerte a la
organización y asociación, en clave azulgrana el partido se adivinaba
pendiente de una genialidad. Cuando delante se juntan cracks como Leo,
Neymar y Suárez todo debe ser posible y a falta de fútbol su calidad
pudo desnivelar la balanza para el oscurecido equipo de Luis Enrique.
Neymar disparó al palo como un rechace
de Jonny a remate de Messi se estrelló también en el travesaño. A ello
se añadieron hasta 4 buenas intervenciones de Sergio bajo los palos pero
esas ocasiones, casi siempre, llegaron a base de arrebatos.
Cada vez más vertical, menos asociativo y
sin noticias del rondo que le llevase a la cima del fútbol mundial, el
Barça entró en una dinámica peligrosa. Pero no solo en lo que a este
partido se refiere, sino, peor aún, en lo que pueda esperarse.
"El Madrid combina como el Barça y el
Barça corre como el Madrid" se escuchó lamentar en el graderío de un
Camp Nou en el que alumbraron los primeros pitos de la temporada, sobre
todo a la que en el minuto 78 Charles pudo sentenciar la victoria de un
Celta cada vez más cómodo.
Al equipo de Berizzo, que aún no conoce
la derrota lejos de Balaídos, le ayudó sin disimulo el nulo plan
azulgrana. Avisó dos veces en la primera mitad, bajo el mando de Nolito,
y fue él, ex azulgrana y que alcanzó su mayoría de edad futbolística en
el Barça B a las órdenes precisamente de Luis Enrique, quien rompió el
partido, llevándose un balón con lucha en la frontal azulgrana y
regalando una asistencia de tacón maravillosa para que Larrivey marcase
el 0-1.
Silencio sepulcral en el graderío,
miradas fijas en Luis Enrique, Xavi con la mirada perdida en el
banquillo, Suárez animando a Messi... Pero nada más. ¿Y el fútbol?
¿Dónde lo dejó el Barça?
A balón parado llegaron sus mejores
opciones, con otro lanzamiento de falta de Leo que rozó la cruceta y más
tarde un disparo seco de Suárez que envió a corner Sergio, que redondeó
una fantástica noche en el Camp Nou.
El Celta, que apenas había ganado una
vez en el Camp Nou, un partido de Copa en 1977, estrenó su casillero de
victorias ligueras en el imponente recinto azulgrana, donde se encontró
con un Barça desdibujado y que de tan vertical que jugó acabó cayendo
por la pendiente de la mediocridad.
Si París fue un aviso y Madrid un
tropezón, la derrota ante el Celta podría contemplarse como el derrumbe
de una apuesta, la de Luis Enrique, que empieza a dar los peores
síntomas.
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Fùtbol
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