"Esto es demasiado", proclamó emocionado el tercera base venezolano Pablo Sandoval, pocos minutos después de que los Gigantes de San Francisco derrotasen 3-2 a los Reales de Kansas City en el partido más emocionante de la Serie Mundial de 2014. "Todo es posible en la vida".
La coronación de los Gigantes como campeones absolutos del Béisbol de Lujo derivó en una tremenda fiesta en los vestidores del equipo visitante en Kauffman Stadium. Por tercera vez en cinco años, la novena de naranja y negro se titulaba fuera de su patio y la champaña del éxito se confundía con las lágrimas de emoción.
"Increíble, increíble", repetía Sandoval tanto en español como en inglés. "Esto significa mucho, es una dinastía bien bonita, se la debemos al gran compañerismo que tenemos. No es hora de pensar en el futuro, sino de celebrar y después descansar".
Sandoval bateó de 3-3 en el juego decisivo para redondear un altísimo porcentaje de .426 en los 12 partidos de Serie Mundial en los que ha intervenido. Los únicos que lo superan en la historia del evento entre todos los que han consumido por lo menos 40 turnos son el dominicano David Ortiz (.455) y Bobby Brown (439).
La conquista de los Gigantes tiene matices históricos en más de un renglón porque además de ganar tres coronas en cinco años, San Francisco es el primer equipo que se impone en un séptimo juego de la Serie Mundial como visitante desde los Piratas de Pittsburgh en 1979.
El título absoluto es el octavo de la franquicia de los Gigantes y tercero desde que se mudaron de Nueva York a San Francisco en 1958. Los únicos equipos que han ganado tantas o más Series Mundiales son los Yankees de Nueva York (27), los Cardenales de San Luis (11), los Atléticos de Filadelfia-Oakland (9) y los Medias Rojas de Boston (8).
El héroe de la victoria de los Gigantes es sin duda Madison Bumgarner, proclamado Jugador Más Valioso tanto de la Serie de Campeonato como de la Serie Mundial, en este caso por unanimidad. En un increíble Clásico de Octubre, el zurdo solamente permitió una carrera en 16 episodios como abridor y en otros cinco en calidad de relevista en el encuentro final.
El ganador del partido final fue el zurdo Jeremy Affeldt, con 2.1 episodios de trabajo en sustitución de Tim Hudson y Bumgarner logró el salvamento con sus cinco episodios como relevista, superando al inmortal Sandy Koufax, con cuatro tramos en blanco con apenas dos días de descanso intermedio entre apariciones en 1965.
"Solamente me concentré en hacer lanzamientos, no en la cantidad de episodios que podía trabajar", manifestó Bumgarner tras una de las grandes epopeyas de lanzador alguno en la historia.
"Afortunadamente, sacamos unos cuantos outs bien rápido. Tenemos uno de los mejores cerradores de la pelota [en el dominicano Santiago Casilla] y le agradezco al equipo por tener en mí la confianza para poder terminar".
Abrazado con su esposa, Nachi, Casilla le recordó a LasMayores.com el mensaje que escribió del sueño que tuvo en los Entrenamientos de Primavera, cuando se le apareció Dios para decirle que los Gigantes ganarían de nuevo la Serie Mundial.
"Recuerda lo que le dije?", manifestó Casilla, que le dedicó el tercer título a Nachi, que cumplió años precisamente el miércoles."Yo estaba preparado para lanzar en el novena si me llamaban, pero Madison estuvo fantástico, tuvo una noche increíble".
En su ruta a la victoria, cada out en un partido cerrado tuvo una repercusión especial, como aquella doble matanza iniciada por el segunda base novato Joe Panik y culminada cuando se revirtió de quieto a out - con ayuda del sistema de Video de Repetición - la jugada en la que Eric Hosmer fue liquidado para completar una matanza doble.
"Hicimos todas las cosas pequeñas", explicó el paracorto Brandon Crawford. "Aún no sé como Joe [Panik] paró esa pelota. Yo solamente me enfoqué en tratar de hacer el out forzado. Afortunadamente, pude hacer un buen tiro y sacamos dos outs en esa jugada".
El encuentro estuvo a punto de tener un desenlace dramático, pero en contra de los Gigantes, cuando un batazo conectado por Alex Gordon cayó de hit frente al excelente jardinero central venezolano Grégor Blanco, que en su esfuerzo por capturar la bola no pudo retener un mal bote y la bola fue a dar casi hasta la pared, donde acudió al rescate el guardabosque izquierdo dominicano Juan Carlos Pérez.
"Yo solamente quería que la Serie Mundial fuera un poco más emocionante", bromeó Blanco. "Traté de fildear ese batazo, pero me hizo un 'bound' bien difícil. Esta Serie Mundial se la dedico a mi mamá, que está en el cielo".
Al propio Bumgarner se le hizo un nudo en la garganta cuando Gordon corría rumbo a la tercera base con la posible carrera del empate.
"No estaba seguro de lo que había ocurrido, pero me empecé a poner un poquito nervioso", admitió Bumgarner. "El [Gordon] corre un poco y esos jardines son amplios. Solamente quería que alguien parase esa bola".
Para cada pelotero de los Gigantes, la victoria fue el resultado de una temporada de sacrificios, incluyendo Pérez, que deambuló 2014 entre las ligas menores y la Gran Carpa.
"Me siento muy bien por este título", dijo Pérez mientras rociaba a todos con una botella de champaña."Batallé todo el año, pero todo eso quedó en el pasado. Somos campeones y ahora vamos a ser campeones también [en República Dominicana] con las Águilas Cibaeñas".
Pese al enorme éxito de los Gigantes en cinco años, el presidente de los Gigantes, Larry Baer, aseguró que no es fácil conceptuar a la novena de San Francisco como autora de una dinastía.
"Dinastía es una palabra fuerte", calculó Baer. "Cada año es una película diferente, con varios peloteros base más otros que se van sumando en la temporada, pero esto es algo bueno, muy bueno".
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