Wawrinka doblegó a Kukushkin por 6-7 (4), 6-4, 6-4 y 6-4, en tres horas y nueve minutos. El suizo jugó solo el 57% de los puntos con el primer servicio, pero cuando logró ponerlo en juego fue letal: 59 de 63 puntos ganados. Además, castigó con 25 aces.
Ante esa potencia en el saque, podo pudo hacer Kukushkin, que en todo el partido no logró generarse una sola chance de quiebre. Así y todo, la falta de contundencia de Wawrinka en el primer set llevó las cosas a un tiebreak y, con una buena lectura del momento, el kazajo tomó ventaja en el marcador, potenciando la incertidumbre que ya invadía a la eliminatoria.
Lejos del bajón pronunciado ante Golubev y en el dobles del sábado, Wawrinka mantuvo su línea de juego, apostando a un tenis agresivo, y pronto encontró premio, rompiendo el servicio de Kukushkin por primera vez en el partido y nivelando una historia que amenazaba otro batacazo.
La misma fórmula se aplicó en el tercer capítulo, donde Wawrinka se soltó un poco más y hasta interactuó con la gente, pidiendo aliento antes de sacar para set. Ya en el cuarto, fue por su oportunidad en el noveno game (4-4), quebró en su quinta chance en la manga y luego cerró la victoria con su saque.
En el global, Wawrinka acumuló 65 tiros ganadores contra 22 de Kukushkin. La cuota de errores no forzados fue repartida: 61 para el suizo, 56 para el kazajo.
Con la nueva igualdad, entonces, todo quedó en manos de Federer, en un escenario inédito para él: el de quinto punto de una serie de Copa Davis. Y el séptuple campeón de Wimbledon no perdonó.
7-6 (0), 6-2 y 6-3 fueron los números de la victoria para el suizo, que se mostró activo con el servicio (aun sin llegar a los niveles que viene mostrando en la temporada) y efectivo desde la devolución.
El helvético estuvo siempre en control del partido, pese a algún vaivén en el primer set, donde perdió un break de ventaja y necesitó revalidar la cuestión en un desempate. De allí en más, fue todo de Roger.
Así, con mucho más trabajo del imaginado, Suiza puso finalmente los dos pies en semifinales del torneo, casillero que no ocupaba desde 2003. En aquella ocasión, Australia frenó su camino. Ahora, el obstáculo camino a la final será la Italia de Fabio Fognini, que dio vuelta la historia ante Gran Bretaña y rompió una racha de 16 años.
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