Federer prevaleció tras dos horas y 26 minutos de pleno dramatismo, con dominios oscilantes, chances desperdiciadas de ambos lados y una alta cuota de equivocaciones en momentos límite. Aun dentro de ese contexto, el suizo mostró algo más de consistencia en el plano general del partido y terminó festejando una nueva clasificación a las semifinales de la ex Copa Masters (de sus 12 participaciones solo quedó eliminado en primera ronda en 2008).
En efecto, Federer hasta estuvo cerca de revertir una desventaja de 1-5 en el primer parcial, pero el argentino terminó llevándose la manga por 6-4. Federer había comenzado el encuentro particularmente errático con su revés y el tandilense no perdonaba. Pero el suizo empezó a buscar más control con el slice y rápidamente encontró respuestas.
Tan vertiginosa fue la recuperación de Federer que llegó a tener dos break points con Del Potro sirviendo por segunda vez para set, en 5-4. Pero allí el argentino contó con un importante aliado, que luego se iría desfigurando: el saque. Dos de sus tres aces en el parcial los consiguió en ese game y con otros tres saques ganadores completando la cuenta tomó la delantera en el marcador.
Aquel cierre hacía prever un segundo set mucho más parejo, pero entonces volvieron a emerger los errores de Federer, una seguidilla de malas decisiones que lo dejaba 0-40 y otro revés sin destino que le daba un nuevo quiebre de arranque al argentino, que enseguida confirmaba la ventaja para 3-1.
Set y break abajo, con la sensación de haber dejado pasar el tren, todo era cuesta arriba para Federer. Y fue entonces cuando apareció su mejor versión: decisión, agresividad, definición en la red y 12-0 en puntos; sí tres games seguidos, con break incluido, y el 1-3 que mutaba en 4-3.
La imagen de Del Potro era ahora de frustración, impotencia y ligero desconcierto. Postales, todas, que se articularon en el tiebreak, donde el suizo dejaba su marca con dos aces y un gran punto en la red para reestablecer la paridad en el resultado y llevar las cosas a un tercer set, igual que en sus últimos dos duelos en las Finales ATP (2009 y 2012).
Y la definición mucho tuvo que ver con ese segundo parcial: otra vez, Del Potro presionando de arranque; y, de nuevo, Federer con un comienzo frío, con golpes a destiempo y sin correlación con los games anteriores. Así el argentino llegó al ya comentado 3-0 del último set. Y, entonces, la reaparición de los vaivenes...
Federer volvió a pisar el acelerador cuando la situación más se lo demandaba, soportó uno tras otro los misiles de Del Potro y volvió a mostrar pasajes de su mejor tenis, con cambios de ritmo, control a la carrera, buen movimiento de piernas (algo que se había marcado como asignatura a corregir) y una notable mejora en la definición de los puntos.
Quiebre en 6-5. Chance de servir para partido. Dos saques ganadores, pero tres puntos cedidos del lado par, todos, en este caso, por mérito de Del Potro. ¿Resultado? Break point. Pero no habría nuevas sorpresas. El tandilense dejó en la red su última chance, Federer tuvo luego su primer punto para partido y fue suficiente. Ace. A la T. Y mucho más que un saque ganador: triunfo, clasificación e impulso de confianza inconmensurable.
En el global, Federer terminó el partido con 39 winners y 36 errores no forzados. Del Potro escaló hasta 27 tiros ganadores y 35 equivocaciones. Pero además, lo dicho: el suizo totalizó un 80% de puntos ganados con su primer servicio, mientras que el argentino metió menos del 60% y allí ganó el 65%.
Y ahora, que explote Londres: Federer-Nadal, Nadal-Federer. Capítulo 32 del superclásico del tenis. En 2013 ya se vieron tres veces y en todas ganó el español, que lidera el historial general por 21-10. Pero en Finales ATP los antecedentes cambian por completo: 4-0 para Roger. ¿Qué números pesarán más el domingo?
0 comentarios:
Publicar un comentario