Con la gorra ligeramente virada hacia un costado, que dejaba ver uno que otro mechón revuelto, y sentado frente a un cartel con su nombre escrito en mayúsculas, Martínez se hacía presente con el resto de los campeones de la Liga Nacional para tomar parte en el Día para los Medios previo a la Serie Mundial.
A sus 22 años de edad, aún con cara de niño, el serpentinero de la tierra del merengue es el primero en admitir su sorpresa por coprotagonizar semejante escenario apenas en la aurora de su carrera.
"Nunca pensé que llegaría aquí tan rápidamente", aseguró Martínez en medio del grupo de periodistas que lo rodeaba. "Peleé duro, bien duro y aquí estoy, bien contento de que San Luis me diera la oportunidad".
En alguno de los venideros días, Martínez subirá a la lomita para medirse a los Medias Rojas de Boston, recibirá las señales del receptor puertorriqueño Yadier Molina y tirará una recta relampagueante que ha sido cronometrada a 100 millas por hora o uno de uno de esos envíos rompientes capaces de congelar a los bateadores. Los Cardenales se enamoraron de Martínez y su brazo juvenil la primera vez que lo vieron en un entrenamiento en la República Dominicana. Los Medias Rojas también.
Si las cosas hubieran salido a pedir de boca para los actuales campeones de la Liga Americana, la saeta dominicana estaría tirando sus dardos veloces para ellos, no contra ellos.
En cambio, el otrora prospecto de los Medias Rojas conocido originalmente como Carlos Matías se está moldeando un nombre estelar en San Luis.
"Eso ya está en el pasado, debido a lo cual preocuparse de ello sería en vano", dijo el director internacional de exploración de talento para los Medias Rojas, Eddie Romero. "No hay razón para gastar energía extra preguntándose '¿qué hubiera pasado si?' A los 30 equipos les encantaría contar con un brazo joven de semejante valía, pero hay razones por las cuales ocurrieron las cosas de esa manera".
A Martínez le gusta recordar que "así lo quiso el destino" y los Cardenales están bien complacidos de que así ocurriera.
El joven dominicano permitió apenas un hit y ponchó a cuatro en 4.2 episodios lanzados en cuatro juegos frente a los Dodgers en la Serie de Campeonato de la Liga Nacional, limitando a la novena de Los Angeles a un promedio colectivo de bateo de .077. Previamente, el novato toleró una rayita y dos imparables en dos episodios frente a los Piratas de Pittsburgh en la Serie Divisional. Ha lanzado en situaciones de presión desde que terminó la temporada regular.
Lo más probable es que le toque trabajar en la octava entrada frente a los Medias Rojas.
"Carlos tiene un repertorio eléctrico, no hay duda de eso", elogió el dirigente de los Cardenales, Mike Matheny. "Pero cuenta con un gran aliado detrás del plato. Todo comenzó en Milwaukee, cuando entró a cerrar un juego y sus dos primeros lanzamientos no lucieron del todo bien. Yadi lo visitó en la lomita para decirle un par de cosas con energía. Después de eso, ha sido un camino exitoso".
En total, Martínez tuvo marca de 2-1 con efectividad de 5.08 y 24 ponches en 24.1 episodios con los Cardenales en la temporada regular de 2013 y 6-3 con promedio de carreras limpias permitidas de 2.49 en 16 aperturas entre las sucursales de Doble 'A' en Springfield y Triple 'A' en Memphis. Hizo su debut profesional en la Liga Dominicana de Verano en 2010, a la edad de 18 años. Al año siguiente ya era seleccionado al Juego de las Futuras Estrellas en Phoenix.
"Siempre es sorprendente cuando un pelotero joven llega a las Grandes Ligas en apenas tres años y lo es más todavía luego de haber sido un amateur firmado a los 18 de edad", analizó el director internacional de exploración de talento para los Cardenales, Moisés Rodríguez.
"El hecho de que está allí es una realidad más firme todavía porque tiene éxito lanzando en situaciones de relevante importancia. Carlos no iba a alcanzar esa meta de no ser por todo el trabajo duro que ha realizado. De más está decir que estamos bien orgullosos por nuestra parte y hay que darle el crédito merecido a él".
Pocos conocen el camino poco común de Martínez hacia las Grandes Ligas mejor que Rodríguez. La historia comienza con el propio nacimiento del lanzador en septiembre de 1991 en Puerto Plata, República Dominicana. Su madre murió cuando él apenas tenía ocho meses de vida. Criado por su abuela, Marta Rodríguez y su tío Winton, ex pelotero que fuera firmado por los Tigres de Detroit, Martínez creció sin saber lo que era un padre.
"Mi abuela es mi mamá, mi papá, lo es todo para mí", expresó un agradecido Martínez. "Me crió, me mantuvo saludable, me educó, me dio la oportunidad de tener un futuro, y eso nunca lo voy a olvidar. Mi tío es como un padre que me ha dirigido a ser hombre. Ellos me ayudan a mantener las cosas en perspectiva, desde entonces hasta ahora".
Fueron Winton y Marta los que registraron a Martínez bajo el apellido Matías en la respectiva partida dominicana de nacimiento. Esa decisión complicaría su situación cuando fue firmado posteriormente por los Medias Rojas por un bono de $150,000, porque el lanzador derecho aparecía como erróneamente identificado en la investigación realizada por las Grandes Ligas y como consecuencia fue suspendido por un año.
"Lo teníamos en nuestra academia luego de que lo firmamos en febrero del 2009": recordó el entonces director internacional de exploración de talento para los Medias Rojas, Craig Shipley, quien ahora es asistente especial del gerente general de los Diamondbacks de Arizona, Kevin Towers. "Su recta estaba entre las 89 y 91 millas por hora. Era atlético, la pelota que lanzaba se sumergía al llegar al plato y tenía otras cosas que nos agradaban. Pero no pasó la investigación y el contrato fue anulado. Usualmente, el pelotero no vuelve luego al mismo equipo y eso fue lo que ocurrió".
Por su parte, los Cardenales llevaron a cabo su propia investigación y replantearon su caso. A la postre, la organización de San Luis firmó a Martínez por $1.5 millones en abril del 2010.
"El material que usted ve hoy fue el que observamos al prepararse con nosotros cuando estaba a punto de concluir su suspensión", explicó Rodríguez. "Nos dimos cuenta de que no estaba mintiendo. Nunca cambió su fecha de nacimiento. Estoy simplemente contento de que no abandonamos este proyecto, porque la verdad es que hubiera sido fácil hacerlo después de tantos casos como ese que terminan en fraude en la República Dominicana".
Marta, Winton, la esposa de Martínez y el hijo de la pareja -de tres años de edad-, están en San Luis esperando al lanzador para cuando la Serie Mundial se traslade a esa ciudad para un tercer juego el sábado en el Busch Stadium. El veloz serpentinero y su esposa esperan un segundo niño para el año entrante y por eso se comprende que prefiera enfocarse más en el porvenir que en el pasado.
"Por un tiempo pensé que mi futuro estaba acabado y que nunca volvería a jugar pelota, que no podría ayudar a mi familia", reveló Martínez. "Los Medias Rojas querían firmarme, pero eso no se dio y aquí estoy donde pertenezco. No lo planeé de esta manera, pero las cosas han salido como se suponía que iban a pasar".
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