El sábado en el Juego 3, los Cardenales ganaron un partido que se decidió en la última jugada por interferencia por primera vez en la historia del evento.
Y el domingo en el cuarto choque, terminó el encuentro con un tercer out producto de un corredor sorprendido al despegarse de la primera almohadilla. También fue un final inédito de un juego del Clásico de Otoño.
Pero en la victoria de Boston por 4-2 sobre San Luis, hubo un elemento crucial que no es nada nuevo: La proeza con el bate de David Ortiz y el liderazgo del dominicano en la cueva de los Medias Rojas, que empataron la serie a dos victorias por bando.
Los números de "Big Papi" hablan por sí solos: Al irse de 3-3 con dos sencillos, un doble y dos anotadas en el Juego 4 del domingo, Ortiz subió su promedio en esta serie a .727 (11-8), con porcentaje de embasarse de .750. El quisqueyano lleva siete presentaciones seguidas en el plato sin hacerse out.
Además de lo que ha hecho en el terreno, el domingo Ortiz exhibió su veteranía al juntar a sus compañeros en el sexto episodio para animarlos y exhortarles a darlo todo en este momento determinante de la temporada.
"Nos decía que fuéramos nosotros mismos y que hiciéramos lo que mejor hacemos", relató el receptor de los Medias Rojas, David Ross. "El mensaje fue, 'Vamos a divertirnos, porque esta oportunidad no llega todos los días, así que vamos a dejarlo todo (en el terreno)'. Cuando ese muchacho habla, escuchas".
Desde la óptica de Ortiz, hacía falta una inyección de energía en ese momento.
"Fue uno de esos discursos para motivar a los peloteros y llevarlos a la realidad", dijo el dominicano.
En la postemporada por primera vez desde el 2009, Ortiz ha aumentado su ya fuerte legado en octubre. En 14 partidos de estos playoffs/Serie Mundial, el oriundo de Santo Domingo batea .326 en 46 turnos oficiales, con cinco jonrones, 10 anotadas, 12 empujadas y OPS (porcentaje de embasarse más slugging) de 1.153.
"La forma en que está liderando en el plato es grande", dijo Ross. "Está bien afinado y lo queremos mucho. Es divertido estar alrededor de él".
En el quinto inning del Juego 4, con Boston abajo 1-0 y desesperado por no caer en desventaja de 1-3 en la serie, Ortiz fue el catalizador de la primera vuelta del equipo, abriendo la entrada con doble y anotando con un elevado de sacrificio de Stephen Drew.
En el siguiente turno de los Medias Rojas-después del discurso de Ortiz-Jonny Gomes dio el batazo determinante del juego, un jonrón de tres carreras que marcó la diferencia en la pizarra.
"David Ortiz nos unió y nos animó", dijo Gomes. "Eso resume la clase de jugador que es, la superestrella que es, el compañero que es.
"Eso habla de la pasión que tiene por este juego y, obviamente, por los otros 24 muchachos con los que comparte el dugout".
Según el propio Ortiz, sus palabras en la cueva tuvieron como objetivo recordarles a sus compañeros la urgencia de la situación. Y a sus 37 años de edad, esta tercera Serie Mundial del dominicano podría su última.
"¿Cómo debo pensarlo?", comentó Ortiz. "No me quedan otros 10 años. No sé cuándo voy a estar de regreso en la Serie Mundial. Tengo que dar todo lo que tengo ahora.
"Recuerden que la Serie Mundial no es cosa de meses, sino 10 días", continuó Big Papi, quien ahora lleva promedio de .436 (39-17) en sus intervenciones del Clásico de Otoño, el segundo mejor de todos los tiempos entre los bateadores con al menos 40 presentaciones en el plato. "Tienes que traer tu mejor juego todos los días.
"Les dije a mis compañeros, '¿Creen que van a estar en la Serie Mundial todos los años? Están equivocados'. Les dije que eso no pasa todos los años. Les dije que a mí me tomaron (seis) años para volver a este escenario y que tuvimos mejores equipos (en Boston) que éste, sin llegar. Hay que aprovechar ahora".
Ortiz tiene dos anillos de campeón con los Medias Rojas. Sin dudas, sus esfuerzos dentro y fuera del terreno por ganar un tercero lo hacen la piedra angular de este grupo.
"Su carrera dice lo que ha hecho", comentó el manager de los Patirrojos, John Farrell. "Juntó a todos y fue importante. Es uno de esos muchachos que goza de la admiración de los demás. Y esa conversación con todos fue bien oportuna".
Agregó Gomes: "Cuando él entra a la caja de bateo, hay una presencia fuerte. Cuando él se pone el uniforme, hay una presencia fuerte.
"Si él quiere juntarnos para animarnos, es como 24 niños del jardín de infantes mirando hacia arriba a su maestro. Captó la atención de todos y su mensaje fue bastante poderoso".
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