El español, claro líder de la temporada, vio esa ventaja en el juego y no dudó un segundo. Sacó con firmeza, fue agresivo con la devolución y le planteó largos peloteos al canadiense, quien -tarde o temprano- terminaba fallando.
Nadal volvió a quebrar, quedó 4-1 en el match y todo fue aún más sencillo. Apenas perdió un punto con su servicio (16 de 17) en el primer set y terminó sacando la primera ventaja, por 6-2, en media hora de juego.
Nada cambió en el segundo parcial. Para dejarlo en claro, el español quebró en su primera oportunidad para el 1-0. Raonic se repetía en errores no forzados y el panorama era cada vez más claro para Nadal.
No obstante, el ibérico, que desde el lunes volverá al N°3 del mundo, tuvo que dar una muestra de jerarquía. Se vio contra las cuerdas con su servicio en el cuarto game, pero logró levantar un 0-40 y puso un 3-1 en el marcador que pareció decisivo.
Y lo fue. Poco después, en el séptimo game, Nadal cerró a favor su cuarta chance de quiebre (100% de efectividad) y quedó a un juego de la gloria. Sin problemas, con la solidez de su saque, lo cerró por un doble 6-2 y ganó su 25° título de Masters 1000.
El español de esta manera coronó una gran semana, en la que tuvo su punto máximo en la victoria de la semifinal ante el serbio Novak Djokovic. Por su parte, Raonic, pese a la derrota, se marcha con el buen sabor de haber sido el primer local en jugar la final del Masters 1000 canadiense. Además, desde el lunes será top ten.
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