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jueves, 20 de junio de 2013

Quilvio acepta el reto, “creo que debo rescatar la pasión por las Águilas”

EL PRESIDENTE DE LAS ÁGUILAS CIBAEÑAS TIENE 41 AÑOS DE EDAD Y HA EJERCIDO DISTINTAS FUNCIONES EN EL EQUIPO-

La historia de las Águilas Cibaeñas está plagada de éxitos. La conquista de 20 coronas nacionales que las sitúan junto a los Tigres del Licey como líderes en este renglón en la pelota dominicana, así lo atestiguan.
Cada uno de sus directivos, incluidos sus pasados presidentes han tenido que ver con esos logros, aunque se considera a Winston -Chilote- Llenas y Ricardo -Tito- Hernández como artífices de los múltiples campeonatos obtenidos por el equipo.
El recién electo presidente del conjunto, Quilvio Hernández, tendrá en lo adelante la responsabilidad de continuar trillando el exitoso camino del equipo amarillo.
Con el simple hecho de asumir el cargo -en el que fue juramentado la pasada semana-, Hernández, ya comenzó a hacer historia al convertirse, con 41 años de edad, en el presidente más joven que ha tenido la franquicia cibaeña.
Una figura surgida desde las mismas entrañas cibaeñas, Quilvio, se considera un alumno aventajado tanto de su padre Tito, como de Llenas.
“Al lado de ambos, comprendí lo mucho que se debe luchar para lograr ser triunfador. Mi padre dio a este equipo a una transformación en la etapa de béisbol romántico y lo convirtió en una franquicia exitosa como lo es hoy día. Él, con su empeño llegó a consolidar este conjunto, entiendo que le impregnó la identificación de jugadores. Siendo muy jóvenes, le dio mucha participación a Chilote, Tony Peña y Miguel Diloné, para que sintieran la responsabilidad de tener un equipo en sus hombros y eso creó una mística”, expone Hernández en reciente entrevista que concedió a El Deporte de Listín Diario en su oficina del Estadio Cibao.
Contrario a lo que se pudiera pensar, Hernández no es un improvisado en las lides beisboleras, ya que, desde muy joven se identificó e integró a las Águilas en compañía de su padre, en cuyo conjunto ha desempeñado en varias posiciones de importancia.
En 1992 fue nombrado gerente general y ayudó a conquistar el campeonato. Esa posición la ocupó hasta 1998, año en que decidió dedicarse más a sus negocios de inmuebles -venta de solares, construcción de casas y apartamentos-, pero aún manteniendo vínculos como asesor del equipo. En 2010 fue nombrado como vicepresidente, puesto que ocupó hasta el viernes pasado, cuando asumió la presidencia.
Por su experiencia de más de 20 años ligado al manejo del conjunto, profundos conocimientos de béisbol y del proceso evolutivo de la escuadra cibaeña, la generalidad estima que éste pudiera hacer un buen trabajo en sus nuevas funciones.
Nacido en Santiago un 25 de mayo de 1971, Quilvio creció con el deseo de practicar béisbol ya que se sintió influenciado por el medio en el que se desempeñaba su padre.
En 1998 contrajo matrimonio con la arquitecta Carolina Viñas, con quien ha procreado a Natalia y Samuel de 13 y 10 años respectivamente. Estudió Administración de Empresas y realizó varias maestrías en Bienes Raíces.
Finanzas
Al abordar el aspecto económico de la entidad, Hernández se refirió en términos muy concretos:
“Estamos en un buen punto, pues veníamos de 3 a 4 años con pérdida de dinero porque duramos dos años sin clasificar, pero con la actuación en las últimas dos temporadas logramos superar el déficit y así compensamos”.
Con relación al capital, también contó: “Mi filosofía de ver esto es que las Águilas no están hechas para ganar dinero, sino campeonatos, no podemos dejar de hacer buena inversión de jugadores. Aunque n hay garantías de beneficio económico, si ganamos dinero será para invertirlo en nuestra estructura como equipo y para brindar lo mejor al fanático”, sostuvo.
RETOS
“Cuando fui gerente me encantó la identificación que tenían esos jugadores, la pasión por el juego era notable, pero creo que en estos últimos años parte de eso se ha perdido y uno de mis retos será rescatar esa parte que la considero tan esencial en cualquier equipo”, explicó. “Durante mi infancia siempre me gustó lo que hacía mi papá.

Él despertó en mí la pasión por el béisbol porque era el medio en el cual se desenvolvía. En la adolescencia llegué a jugar a nivel amateur con la universidad PUCMM y la selección de Navarrete, como tercera base. Desistí jugar béisbol al iniciar mis estudios de administración de empresas y comencé a ver el deporte en otra faceta, de un contexto más amplio, y decidí involucrarme más a fondo con las Águilas Cibaeñas”.

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