La llamada depresión navideña, no es un padecimiento aparte o diferente a la depresión u otras patologías psíquicas, lo que la caracteriza es que es provocada por lo que representa la Navidad.
La excesiva alegría y celebraciones hace que el mundo parezca especialmente apático a nuestras emociones, que no siempre van acorde con lo que se vende debe ser la Navidad.
Problemas económicos, familiares o personales, probablemente nos agobien y entre tanto ruido y rapidez parezcan no importar. Es importante recordar, que aunque la publicidad nos venda esa idea de que diciembre es una constante fiesta, la realidad es que todas las personas al igual que tu, siguen viviendo su día a día, con los mismos problemas que tenían antes del mencionado mes y que al igual que tu siguen lidiando con ello. No estas solo, el mundo no se volvió indolente aunque lo veas así.
Esta época se hace ideal para pasar balance en cuanto a metas logradas, y la vida en sentido general. Por eso se hace muy común que muchos comiencen a repasar todos los malos ratos y dificultades, a veces no solo del año que paso, si no de otros diciembres pasados en que sucedieron cosas no agradables.
Evita regodearte en el dolor y los malos recuerdos, ten muy presente que todo eso quedo atrás y no determina tu presente.
La ausencia de un ser querido es una de las razones más comunes de la depresión navideña, no te encierras por este sentimiento, utilízalo para acercarte mas a tus seres queridos, encontrar apoyo en ellos, recordar con alegría a esa persona que extrañas y aprovechar la ocasión para tener mas cerca de quienes quieres y siguen estando ahí para ti.
Lo que no te guste de la Navidad, deséchalo. No te obligues a seguir tradiciones que te ponen triste o no te gustan. Es una época para celebrar, pero a la manera que cada quien entienda.
No hay nada de malo en dejar fluir las lagrimas una que otra vez, pero no permitas caer en una depresión.
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