La sentida disculpa que dio Guillén la semana pasada fue algo diferente, dijo Rojas.
"Déjeme decirle algo sobre Ozzie", dijo Rojas. "En todo esto tiempo que le conozco, él nunca salió a decir, 'por favor, perdónenme'. Esta es la primera vez que de veras tuvo que reconocer que estuvo mal y que se equivocó".
"Olvidémosnos de esto y a jugar pelota", añadió.
Rojas nació en la Habana y está dispuesto a voltear la página, pero otros cubanos-estadounidenses quizás no lo estén.
La magnitud de la persistente molestia hacia Guillén podrá ser medida el martes, cuando el manager venezolano de los Marlins regrese tras cumplir una suspensión de cinco partidos.
El equipo castigó a Guillén por elogiar a Fidel Castro en declaraciones --publicadas por la revista Time-- que indignaron a los exiliados cubanos en el sur de Florida, los cuales constituyen un segmento importante de los aficionados de los Marlins. El nuevo estadio del club está en la Pequeña Habana.
Los Marlins se preparan para posibles protestas el martes, aunque no ocurrió nada durante el pasado fin de semana al jugar en casa por primera vez desde que el escándalo comenzó. Algunos aficionados, furiosos con Guillén, amenazaron con no ir a los partidos de los Marlins, pero la concurrencia anunciada superó las 30.000 personas en los tres encuentros.
Guillén tiene antecedentes de hacer declaraciones irreverentes y conflictivas sobre diversos temas, pero ninguna le había traído tantos problemas. Rojas, un ex jugador de las mayores que conoce a Guillén desde hace más de 20 años, vaticinó que la ira de los ofendidos amainará.
"Espero que sepan que esto ya se acabó", dijo Rojas. "Le pedí a la gente que lo perdone".
Guillén, conmovido, se disculpó una y otra vez la semana pasada durante una conferencia de prensa, mientras un centenar de personas protestaba afuera del estadio y exigía su despido.
De manera coincidente, el también ex piloto de los Medias Rojas de Chicago reaparecer+aen una serie contra los Cachorros, el otro equipo de Chicago, en su única visita del año a Miami. Ante el mal comienzo de temporada de los Marlins con una foja de 4-6, los jugadores anhelan el retorno de Guillén.
"No pudo dormir varios días por esto", dijo el primera base Gaby Sánchez, cuyos padres son exiliados cubanos. "Esto está mal, porque es una buena persona".
Tony Pérez, un ejecutivo de los Marlins y oriundo de Cuba, estimó que la rueda de prensa le ayudó a Guillén a calmar la situación. Pero dijo que algunos cubano-estadounidenses seguían molestos porque consideraron que la sanción fue insuficiente.
"La gente quiere que Ozzie sea despedido", afirmó Pérez. "Mucha gente cree que cinco días no es suficiente. Todo mundo sabe que se equivocó. Por eso trató de disculparse personalmente de la gente. Creo que eso está a su favor. No se escondió. Vino y dio la cara ante todos. Esa fue una buena decisión".
"Mucha gente le cree. Mucha gente, no, y no los culpo, porque mucha gente de aquí ha sido lastimada por Castro durante más de 50 años. Cuando surge algo como eso, con la apertura del nuevo estadio aquí en la Pequeña Habana, eso es algo que la gente no olvida. Tenemos que vivir con eso y ver si la gente olvida".
"Déjeme decirle algo sobre Ozzie", dijo Rojas. "En todo esto tiempo que le conozco, él nunca salió a decir, 'por favor, perdónenme'. Esta es la primera vez que de veras tuvo que reconocer que estuvo mal y que se equivocó".
"Olvidémosnos de esto y a jugar pelota", añadió.
Rojas nació en la Habana y está dispuesto a voltear la página, pero otros cubanos-estadounidenses quizás no lo estén.
La magnitud de la persistente molestia hacia Guillén podrá ser medida el martes, cuando el manager venezolano de los Marlins regrese tras cumplir una suspensión de cinco partidos.
El equipo castigó a Guillén por elogiar a Fidel Castro en declaraciones --publicadas por la revista Time-- que indignaron a los exiliados cubanos en el sur de Florida, los cuales constituyen un segmento importante de los aficionados de los Marlins. El nuevo estadio del club está en la Pequeña Habana.
Los Marlins se preparan para posibles protestas el martes, aunque no ocurrió nada durante el pasado fin de semana al jugar en casa por primera vez desde que el escándalo comenzó. Algunos aficionados, furiosos con Guillén, amenazaron con no ir a los partidos de los Marlins, pero la concurrencia anunciada superó las 30.000 personas en los tres encuentros.
Guillén tiene antecedentes de hacer declaraciones irreverentes y conflictivas sobre diversos temas, pero ninguna le había traído tantos problemas. Rojas, un ex jugador de las mayores que conoce a Guillén desde hace más de 20 años, vaticinó que la ira de los ofendidos amainará.
"Espero que sepan que esto ya se acabó", dijo Rojas. "Le pedí a la gente que lo perdone".
Guillén, conmovido, se disculpó una y otra vez la semana pasada durante una conferencia de prensa, mientras un centenar de personas protestaba afuera del estadio y exigía su despido.
De manera coincidente, el también ex piloto de los Medias Rojas de Chicago reaparecer+aen una serie contra los Cachorros, el otro equipo de Chicago, en su única visita del año a Miami. Ante el mal comienzo de temporada de los Marlins con una foja de 4-6, los jugadores anhelan el retorno de Guillén.
"No pudo dormir varios días por esto", dijo el primera base Gaby Sánchez, cuyos padres son exiliados cubanos. "Esto está mal, porque es una buena persona".
Tony Pérez, un ejecutivo de los Marlins y oriundo de Cuba, estimó que la rueda de prensa le ayudó a Guillén a calmar la situación. Pero dijo que algunos cubano-estadounidenses seguían molestos porque consideraron que la sanción fue insuficiente.
"La gente quiere que Ozzie sea despedido", afirmó Pérez. "Mucha gente cree que cinco días no es suficiente. Todo mundo sabe que se equivocó. Por eso trató de disculparse personalmente de la gente. Creo que eso está a su favor. No se escondió. Vino y dio la cara ante todos. Esa fue una buena decisión".
"Mucha gente le cree. Mucha gente, no, y no los culpo, porque mucha gente de aquí ha sido lastimada por Castro durante más de 50 años. Cuando surge algo como eso, con la apertura del nuevo estadio aquí en la Pequeña Habana, eso es algo que la gente no olvida. Tenemos que vivir con eso y ver si la gente olvida".
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