PHOENIX -- Con un bate entre las manos y una sonrisa en el rostro, el dominicano Manny Ramírez saltó el sábado de un lado a otro en los vestuarios de los Atléticos de Oakland mientras gritaba "¡He vuelto a la alineación! ¡He vuelto a la alineación!"
Y sí, Manny está de regreso.
El vilipendiado pelotero de largas trenzas rasta y pañoleta roja ha recibido una segunda oportunidad.
Ramírez trata de volver a las Grandes Ligas un año después de retirarse de los Rays de Tampa Bay en vez de cumplir con una suspensión de 100 partidos tras haber dado positivo por segunda ocasión en una prueba antidopaje.
El dominicano, además, lo está asimilando todo una vez más, señalando que "simplemente tengo la fortuna de estar aquí y jugar el deporte que adoro".
Eso se demuestra en su ética de trabajo y en la forma en que Ramírez interactúa con sus nuevos compañeros de equipo, sobre todo con Yoenis Céspedes, el desertor cubano que está en su primera pretemporada en las mayores.
Ramírez, de 39 años, estaba muy emocionado de regresar a la alineación de los Atléticos este fin de semana después de pasar unos días bateando en el campamento de ligas menores del equipo con Céspedes, quien el sábado debutó en la pretemporada contra los Rojos de Cincinnati.
El pelotero dominicano está ansioso por demostrar que todavía tiene algo de potencia con el madero.
"Ya estoy de vuelta, me siento muy bien", dijo Ramírez antes de su primer partido después de salir de la alineación de los Atléticos el miércoles por problemas en la espalda baja.
Ramírez sigue sacudiéndose el óxido después de casi un año alejado del diamante.
El toletero, elegido 12 veces al Juego de Estrellas, firmó un contrato de ligas menores con los Atléticos el mes pasado por un valor de 500.000 dólares si lo incluyen en el roster de las Grandes Ligas, lo que es aproximadamente 100 veces menos de lo que ganó en sus dos temporadas con los Dodgers de Los Angeles.
El puede participar en los juegos de pretemporada y en los partidos de exhibición programados en Japón, pero debe cumplir una suspensión de 50 partidos antes de poder jugar en la temporada regular para Oakland.
Los Atléticos tendrán una ganga en sus manos si Ramírez puede volver al nivel que lo convirtió en uno de los bateadores más temidos del béisbol.
Ramírez sólo quiere demostrar que todavía puede jugar, y así hacer lo correcto por el juego que le dio fama y fortuna, además de honrar a su esposa e hijos, quienes lo apoyaron en los momentos difíciles, señaló.
"Estoy tan feliz de estar aquí. Nunca pensé que iba a tener otra oportunidad", declaró.
Hay un salto en su intento por corregir sus errores.
"Por supuesto. Me dice todos los días lo afortunado que se siente de poder estar aquí y tener otra oportunidad, lo bendecido que es", dijo el manager de los Atléticos Bob Melvin. "Y es bueno verlo. Es muy enérgico. Es uno de los primeros en las cajas (de bateo) cada día y uno de los últimos en salir. Su ética de trabajo para un grupo más joven de chicos vale mucho".
"No sólo es de gran ayuda para Céspedes, sino para nuestro grupo de jóvenes, ver cómo trabaja en su oficio y en realidad él también le dirá unas cuantas cosas a algunos de los bateadores", añadió Melvin.
Cuando Ramírez llegó al campamento estaba acompañado por su esposa, Juliana, y sus dos hijos. Juliana de vez en cuando puso su mano sobre Ramírez, mientras hablaba acerca de las dificultades -- sin entrar en detalles -- que ha soportado desde que anunció que se retiraba a una semana del inicio de la temporada 2011. En septiembre lo arrestaron por presuntamente golpear a su esposa durante un altercado doméstico.
"A veces uno no aprecia lo que tiene hasta que lo pierde, y eso es lo que me pasó", dijo Ramírez. "Ahora valoro más a mi familia, mis hijos, el juego. Tengo una esposa hermosa, tengo mis hijos, mi familia y estoy recuperando mi carrera. Ha sido una bendición".
El sábado, Ramírez dijo que quería abandonar el juego de la manera correcta, cuando tenga que pasar, para que pueda dejar un legado del que sus se sientan orgullosos.
"Eso es lo que estoy haciendo, porque nadie es perfecto en este mundo", dijo Ramírez. "He tenido problemas. Se tienen problemas. Todo el mundo tiene problemas. Voy a seguir jugando porque Dios me ha dado el poder para seguir adelante".
Ramírez se mantendrá en entrenamiento de pretemporada extendido mientras cumple su suspensión, aunque Melvin dijo que tiene previsto ponerlo a entrenar con el equipo en Oakland para algunas series antes de que sea elegible para jugar 10 partidos en las menores.
"Cuando los aficionados lleguen a las gradas él tiene que irse, pero eso rompería la monótona rutina de estar en (pretemporada) extendida todos los días", dijo Melvin.
No se preocupen, pues según Ramírez no va a aburrirse.
"Oh, me encanta", dijo sobre la posibilidad de enfrentar promesas. "Me siento bendecido de estar de regreso en el béisbol. Estoy trabajando en todo. Me siento de maravilla. Me dieron una oportunidad. Voy a hacer mi mejor esfuerzo. Estoy haciendo algo que adoro".
El vilipendiado pelotero de largas trenzas rasta y pañoleta roja ha recibido una segunda oportunidad.
Ramírez trata de volver a las Grandes Ligas un año después de retirarse de los Rays de Tampa Bay en vez de cumplir con una suspensión de 100 partidos tras haber dado positivo por segunda ocasión en una prueba antidopaje.
El dominicano, además, lo está asimilando todo una vez más, señalando que "simplemente tengo la fortuna de estar aquí y jugar el deporte que adoro".
Eso se demuestra en su ética de trabajo y en la forma en que Ramírez interactúa con sus nuevos compañeros de equipo, sobre todo con Yoenis Céspedes, el desertor cubano que está en su primera pretemporada en las mayores.
Ramírez, de 39 años, estaba muy emocionado de regresar a la alineación de los Atléticos este fin de semana después de pasar unos días bateando en el campamento de ligas menores del equipo con Céspedes, quien el sábado debutó en la pretemporada contra los Rojos de Cincinnati.
El pelotero dominicano está ansioso por demostrar que todavía tiene algo de potencia con el madero.
"Ya estoy de vuelta, me siento muy bien", dijo Ramírez antes de su primer partido después de salir de la alineación de los Atléticos el miércoles por problemas en la espalda baja.
Ramírez sigue sacudiéndose el óxido después de casi un año alejado del diamante.
El toletero, elegido 12 veces al Juego de Estrellas, firmó un contrato de ligas menores con los Atléticos el mes pasado por un valor de 500.000 dólares si lo incluyen en el roster de las Grandes Ligas, lo que es aproximadamente 100 veces menos de lo que ganó en sus dos temporadas con los Dodgers de Los Angeles.
El puede participar en los juegos de pretemporada y en los partidos de exhibición programados en Japón, pero debe cumplir una suspensión de 50 partidos antes de poder jugar en la temporada regular para Oakland.
Los Atléticos tendrán una ganga en sus manos si Ramírez puede volver al nivel que lo convirtió en uno de los bateadores más temidos del béisbol.
Ramírez sólo quiere demostrar que todavía puede jugar, y así hacer lo correcto por el juego que le dio fama y fortuna, además de honrar a su esposa e hijos, quienes lo apoyaron en los momentos difíciles, señaló.
"Estoy tan feliz de estar aquí. Nunca pensé que iba a tener otra oportunidad", declaró.
Hay un salto en su intento por corregir sus errores.
"Por supuesto. Me dice todos los días lo afortunado que se siente de poder estar aquí y tener otra oportunidad, lo bendecido que es", dijo el manager de los Atléticos Bob Melvin. "Y es bueno verlo. Es muy enérgico. Es uno de los primeros en las cajas (de bateo) cada día y uno de los últimos en salir. Su ética de trabajo para un grupo más joven de chicos vale mucho".
"No sólo es de gran ayuda para Céspedes, sino para nuestro grupo de jóvenes, ver cómo trabaja en su oficio y en realidad él también le dirá unas cuantas cosas a algunos de los bateadores", añadió Melvin.
Cuando Ramírez llegó al campamento estaba acompañado por su esposa, Juliana, y sus dos hijos. Juliana de vez en cuando puso su mano sobre Ramírez, mientras hablaba acerca de las dificultades -- sin entrar en detalles -- que ha soportado desde que anunció que se retiraba a una semana del inicio de la temporada 2011. En septiembre lo arrestaron por presuntamente golpear a su esposa durante un altercado doméstico.
"A veces uno no aprecia lo que tiene hasta que lo pierde, y eso es lo que me pasó", dijo Ramírez. "Ahora valoro más a mi familia, mis hijos, el juego. Tengo una esposa hermosa, tengo mis hijos, mi familia y estoy recuperando mi carrera. Ha sido una bendición".
El sábado, Ramírez dijo que quería abandonar el juego de la manera correcta, cuando tenga que pasar, para que pueda dejar un legado del que sus se sientan orgullosos.
"Eso es lo que estoy haciendo, porque nadie es perfecto en este mundo", dijo Ramírez. "He tenido problemas. Se tienen problemas. Todo el mundo tiene problemas. Voy a seguir jugando porque Dios me ha dado el poder para seguir adelante".
Ramírez se mantendrá en entrenamiento de pretemporada extendido mientras cumple su suspensión, aunque Melvin dijo que tiene previsto ponerlo a entrenar con el equipo en Oakland para algunas series antes de que sea elegible para jugar 10 partidos en las menores.
"Cuando los aficionados lleguen a las gradas él tiene que irse, pero eso rompería la monótona rutina de estar en (pretemporada) extendida todos los días", dijo Melvin.
No se preocupen, pues según Ramírez no va a aburrirse.
"Oh, me encanta", dijo sobre la posibilidad de enfrentar promesas. "Me siento bendecido de estar de regreso en el béisbol. Estoy trabajando en todo. Me siento de maravilla. Me dieron una oportunidad. Voy a hacer mi mejor esfuerzo. Estoy haciendo algo que adoro".
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