Los aficionados de las Grandes Ligas toman la paz laboral por sentado, y así debe ser.
Ellos reconocen que los jugadores y propietarios trabajarán juntos para que el deporte mejore.
Desde que esto sucede en la liga, el juego ha hecho maravillosos cambios cuando se refiere a asistencia, igualdad competitiva, construcción de estadios, ingresos, etc.
De hecho, una generación completa de fanáticos no tiene idea de que el béisbol fue una vez el principal ejemplo de lo mal que se llevaban los dueños y los jugadores.
Varios de estos aficionados son muy jóvenes para recordar que entre 1972 y 1995, las disputas laborales le costaron a las mayores 1,736 juegos de temporada regular y la Serie Mundial de 1994.
Y eso no fue lo peor. Esos paros fueron seguidos por meses de cobertura enfocada en ambas partes discutiendo cómo dividirse incomprensibles cantidades de dinero en vez del juego.
Pero la dura historia de relaciones laborales cambió para siempre en el 2002. Y no fue coincidencia que en ese momento fue que el béisbol comenzó a crecer dramáticamente.
El legado del comisionado Allan "Bud" Selig incluirá todos esos nuevos estadios, una asistencia que fijó récords, los Juegos Interligas, los Comodines en la postemporada, MLB.com, entre otros.
Los logros de cualquier comisionado en cualquier deporte serán comparados con lo que ha hecho Selig en la Gran Carpa.
Pero nada de esto es posible sin la paz laboral. Lo curioso es que ya casi nadie habla de su mayor logro. Pero es el telón de fondo para todo lo bueno que ha ocurrido.
Los peloteros se merecen una gran cantidad del crédito, porque varios de ellos salieron al rescate cuando parecía que todo se venía abajo en las negociaciones del 2002.
Sin embargo Selig fue el que logró que los dueños hablaran con una sola voz. Selig fue el que decidió que la gente de béisbol hiciera negociaciones de béisbol.
El comisionado ha dejado su huella en todo. La paz laboral de 16 años en las mayores ha sido en parte a que Selig ha insistido en mantener abiertas las líneas de comunicación.
Desde el 2002, han llegado a un acuerdo en varios temas, incluyendo las pruebas antidrogas y los proyectos internacionales.
Y todos han salido favorecidos. Durante los 19 años que Selig ha estado al mando de la liga, los ingresos anuales han crecido de US$1.5 mil millones a US$7.5 mil millones.
Aún existen desacuerdos, en varias ocasiones hasta han tenido claras diferencias. El vicepresidente de MLB, Rob Manfred, y el director ejecutivo del sindicato de jugadores, Michael Weiner, han tenido difíciles pláticas sobre el draft amateur y el deseo de Selig de obtener paridad entre los clubes de mercado grande y mercado pequeño.
Ninguna parte consiguió todo lo que quería, pero al final, llegaron a un acuerdo y al hacerlo, habrá juegos, la liga crecerá y todos saldrán beneficiados.
La verdad, es maravilloso que los aficionados ya no hablan sobre noticias laborales.
De hecho, una generación completa de fanáticos no tiene idea de que el béisbol fue una vez el principal ejemplo de lo mal que se llevaban los dueños y los jugadores.
Varios de estos aficionados son muy jóvenes para recordar que entre 1972 y 1995, las disputas laborales le costaron a las mayores 1,736 juegos de temporada regular y la Serie Mundial de 1994.
Y eso no fue lo peor. Esos paros fueron seguidos por meses de cobertura enfocada en ambas partes discutiendo cómo dividirse incomprensibles cantidades de dinero en vez del juego.
Pero la dura historia de relaciones laborales cambió para siempre en el 2002. Y no fue coincidencia que en ese momento fue que el béisbol comenzó a crecer dramáticamente.
El legado del comisionado Allan "Bud" Selig incluirá todos esos nuevos estadios, una asistencia que fijó récords, los Juegos Interligas, los Comodines en la postemporada, MLB.com, entre otros.
Los logros de cualquier comisionado en cualquier deporte serán comparados con lo que ha hecho Selig en la Gran Carpa.
Pero nada de esto es posible sin la paz laboral. Lo curioso es que ya casi nadie habla de su mayor logro. Pero es el telón de fondo para todo lo bueno que ha ocurrido.
Los peloteros se merecen una gran cantidad del crédito, porque varios de ellos salieron al rescate cuando parecía que todo se venía abajo en las negociaciones del 2002.
Sin embargo Selig fue el que logró que los dueños hablaran con una sola voz. Selig fue el que decidió que la gente de béisbol hiciera negociaciones de béisbol.
El comisionado ha dejado su huella en todo. La paz laboral de 16 años en las mayores ha sido en parte a que Selig ha insistido en mantener abiertas las líneas de comunicación.
Desde el 2002, han llegado a un acuerdo en varios temas, incluyendo las pruebas antidrogas y los proyectos internacionales.
Y todos han salido favorecidos. Durante los 19 años que Selig ha estado al mando de la liga, los ingresos anuales han crecido de US$1.5 mil millones a US$7.5 mil millones.
Aún existen desacuerdos, en varias ocasiones hasta han tenido claras diferencias. El vicepresidente de MLB, Rob Manfred, y el director ejecutivo del sindicato de jugadores, Michael Weiner, han tenido difíciles pláticas sobre el draft amateur y el deseo de Selig de obtener paridad entre los clubes de mercado grande y mercado pequeño.
Ninguna parte consiguió todo lo que quería, pero al final, llegaron a un acuerdo y al hacerlo, habrá juegos, la liga crecerá y todos saldrán beneficiados.
La verdad, es maravilloso que los aficionados ya no hablan sobre noticias laborales.
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